/ miércoles 24 de octubre de 2018

Los Astrónomos con Batas

Miles de personas han sido recordadas este 23 de Octubre como cada año, a través de mensajes, llamadas, fiestas, tertulias, etc., ya que desde hace varias décadas, con el propósito de recordar la loable actividad humana de recuperar sonrisas a través de la salud integral, y que resulta no solo digno de reconocer sino de la obligatoriedad de felicitar a todos aquellos que fueron lo suficientemente locos para creer en sí mismos y decidirse al ejercicio permanente del crecimiento humano por medio de la salud ajena.

Resulta bastante intenso e interesante traer a nuestras mentes a los pioneros que dieron vida a esta fecha en especial, y que recordarlos es y será una de los mayores homenajes que podríamos ofrecerles. Alexander Fleming, Hipócrates, Edward Jenner, Paracelso, Galeno, René Favaloro, entre muchos otros notables médicos, todos y cada uno de ellos han legado sus esfuerzos y voluntad incesante en la mejora de la calidad de humana y el incremento de esperanza de vida, por lo que todos sus premios y reflectores quedan bastantes cortos si se comparan con sus aportaciones para toda la humanidad.

Hoy en día existe la educación continua donde los conocimientos médicos van en miras hacia adelante y se comprende una mejor visión del ser humano conectado con la energía. Es decir, la relación que tiene cualquier paciente con su entorno. Nuestros allegados que estudiaron medicina, puede que inconscientemente no sepan que son conocedores del Universo, pero conocen que éste está relacionado a una red energética vibratoria y que actúa en una resonancia llamada coherencia.

Nuestros médicos cuando los escuchamos dialogar de casos clínicos, mencionan que cuando un organismo pierde la capacidad para funcionar de manera armónica, surge lo que denominan enfermedad. La medicina cuántica también lo sabe, por cierto. Cuando estos personajes extraordinarios continúan hablando de más y más pacientes, y logramos encontrar el hilo a sus conversaciones, entendemos que este desorden puede manifestarse en cualquier órgano o tejido y es por ello que cada persona desarrolla una enfermedad con síntomas que se manifiestan de forma muy particular. Logramos captar la idea principal, y es que cuando se pierde la armonía, cuando no encontramos el “clic” con el entorno, también se pierde la capacidad de mantener la salud, y con ello de perder la vida.

La física cuántica nos dicta que existen unos cuantos físicos con batas blancas que conocemos como médicos, y que no nos resulta casualidad saber que ellos conocen de otras ciencias meramente necesarias para comprender el fin común de su profesión, la vida. Gracias a su amor por la humanidad nos queda más que claro que la vida individual es solo una parte de un todo que no alcanzamos a comprender. Queda claro que no es posible hablar de medicina y de la vida sin hablar del universo como actor principal y de sus energías como actores secundarios. Por lo que no debe resultar paradójico que aquel que estudia medicina entiende el Universo.

La materia inerte se vivifica y se recicla después. Gracias a nuestros médicos que tenemos en casa, como amistades o como figuras especiales por ilustrarnos desde otra óptica la mística de su profesión, donde la vida es un continuo amasar donde surgen figuras capaces de mantenerse y hasta pensar sobre el pensar, que voltean hacia el firmamento y se maravillan, sin pensar que es la misma masa lo que ven, que viajan sin saber que son pasajeros. La conciencia que nos iluminan, lograda por el cerebro humano es aun incompleto y no alcanza a entender que es la vida ni cuáles son sus posibilidades últimas.

Quizá nuestro Universo existe para dar lugar a la vida, quizá la vida tiene por objeto transformar al universo, quizá somos un camino cerrado, un experimento condenado al fracaso, o abandonado a su suerte. Quizá somos una oportunidad de la medicina. Quizá los médicos nos quieran seguir ayudando…


Miles de personas han sido recordadas este 23 de Octubre como cada año, a través de mensajes, llamadas, fiestas, tertulias, etc., ya que desde hace varias décadas, con el propósito de recordar la loable actividad humana de recuperar sonrisas a través de la salud integral, y que resulta no solo digno de reconocer sino de la obligatoriedad de felicitar a todos aquellos que fueron lo suficientemente locos para creer en sí mismos y decidirse al ejercicio permanente del crecimiento humano por medio de la salud ajena.

Resulta bastante intenso e interesante traer a nuestras mentes a los pioneros que dieron vida a esta fecha en especial, y que recordarlos es y será una de los mayores homenajes que podríamos ofrecerles. Alexander Fleming, Hipócrates, Edward Jenner, Paracelso, Galeno, René Favaloro, entre muchos otros notables médicos, todos y cada uno de ellos han legado sus esfuerzos y voluntad incesante en la mejora de la calidad de humana y el incremento de esperanza de vida, por lo que todos sus premios y reflectores quedan bastantes cortos si se comparan con sus aportaciones para toda la humanidad.

Hoy en día existe la educación continua donde los conocimientos médicos van en miras hacia adelante y se comprende una mejor visión del ser humano conectado con la energía. Es decir, la relación que tiene cualquier paciente con su entorno. Nuestros allegados que estudiaron medicina, puede que inconscientemente no sepan que son conocedores del Universo, pero conocen que éste está relacionado a una red energética vibratoria y que actúa en una resonancia llamada coherencia.

Nuestros médicos cuando los escuchamos dialogar de casos clínicos, mencionan que cuando un organismo pierde la capacidad para funcionar de manera armónica, surge lo que denominan enfermedad. La medicina cuántica también lo sabe, por cierto. Cuando estos personajes extraordinarios continúan hablando de más y más pacientes, y logramos encontrar el hilo a sus conversaciones, entendemos que este desorden puede manifestarse en cualquier órgano o tejido y es por ello que cada persona desarrolla una enfermedad con síntomas que se manifiestan de forma muy particular. Logramos captar la idea principal, y es que cuando se pierde la armonía, cuando no encontramos el “clic” con el entorno, también se pierde la capacidad de mantener la salud, y con ello de perder la vida.

La física cuántica nos dicta que existen unos cuantos físicos con batas blancas que conocemos como médicos, y que no nos resulta casualidad saber que ellos conocen de otras ciencias meramente necesarias para comprender el fin común de su profesión, la vida. Gracias a su amor por la humanidad nos queda más que claro que la vida individual es solo una parte de un todo que no alcanzamos a comprender. Queda claro que no es posible hablar de medicina y de la vida sin hablar del universo como actor principal y de sus energías como actores secundarios. Por lo que no debe resultar paradójico que aquel que estudia medicina entiende el Universo.

La materia inerte se vivifica y se recicla después. Gracias a nuestros médicos que tenemos en casa, como amistades o como figuras especiales por ilustrarnos desde otra óptica la mística de su profesión, donde la vida es un continuo amasar donde surgen figuras capaces de mantenerse y hasta pensar sobre el pensar, que voltean hacia el firmamento y se maravillan, sin pensar que es la misma masa lo que ven, que viajan sin saber que son pasajeros. La conciencia que nos iluminan, lograda por el cerebro humano es aun incompleto y no alcanza a entender que es la vida ni cuáles son sus posibilidades últimas.

Quizá nuestro Universo existe para dar lugar a la vida, quizá la vida tiene por objeto transformar al universo, quizá somos un camino cerrado, un experimento condenado al fracaso, o abandonado a su suerte. Quizá somos una oportunidad de la medicina. Quizá los médicos nos quieran seguir ayudando…