/ lunes 23 de mayo de 2022

Médicos Cubanos

Cómo Vladimir Putin, y como si hiciese falta abrir un nuevo frente, ahora la 4T anuncia la llegada de galenos cubanos, con el pretexto de que en México no hay suficientes médicos para cubrir las plazas de los institutos de salud.

Pero a diferencia de Putin, quien es un verdadero estadista, el Steven Seagal de Europa y súper sayayín del Este del Globo Terráqueo, quien llevó a su país a la guerra para evitar el cerco que le venían cerrando desde la caída de la URSS, la OTAN y EU, ya cuando no le dejaron más opción a Rusia, AMLO parece (o se hace) desconocer las circunstancias del Sector Salud, donde desde que comenzó el sexenio se viene trabajando con “lo que hay” y no con lo que se debe y está descrito en la literatura médica.

En el IMSS, que es donde me he desempeñado en diversos puestos por eso hablo con conocimiento de causa, desde la renuncia de Germán Martínez Cazares, se vive en un ambiente de acoso laboral continuo que comienza desde las oficinas delegacionales y fluye hacia abajo, como cascada, hasta el más modesto jefecillo al que le dan el poder de un señor feudal, con todo y derecho de pernada. Si a esto se le suman los malos salarios y el constante riesgo de ser agredido o demandado, quienes asoman las narices al IMSS no tardan en renunciar, y los que nos quedamos lo hacemos más por amor a nuestra profesión que por necesidad (obviamente somos médicos más curtidos, ya con una cartera de pacientes en el medio privado que no nos obliga a depender por completo de una dádiva quincenal), ya que hasta nuestro régimen de jubilaciones y pensiones nos quitaron.

No faltan médicos, faltan mejores condiciones de trabajo.

Las plazas en comunidades alejadas las cubren con mano de obra regalada por los médicos pasantes. Todos vivimos esa etapa. Algunos regresaron con historias tenebrosas, otros nos volvimos escritores para contrarrestar la soledad, pero han sido muchos también los que no han vuelto, abandonados por la secretaría de salud y sus universidades en islas, desiertos, junglas y sierras inaccesibles. La mayoría de los médicos, posterior a terminar el servicio social salen al frío de la calle (solo son héroes en tiempos de pandemia para trabajar a destajo y en condiciones tan deplorables que México tuvo el nada honroso primer lugar en mortalidad médica durante el COVID), para luego de muchos portazos en la cara, ponerse a manejar un UVER, vender cualquier tipo de producto gastronómico o dedicarse a otra actividad ajena a la profesión que le dedicaron 7 años.

Los pocos que logran hacer una especialidad, salen también al frío de una institución pública que comienza pagándoles sueldos base no mayores a 20 mil pesos mensuales, soportando todo tipo de abusos por quienes se sienten capataces de los hospitales, para luego de 11 años de estudios ininterrumpidos y sueños frustrados, enterarse que al régimen cubano le pagarán 145 mil pesos por cada médico que envía a México. Las matemáticas no engañan: la diferencia son 125 mil pesos, sin contar con la alimentación y el alojamiento de los extranjeros. Una patada en el trasero con bota piteada para los que hace un año éramos “héroes sin capa”.

Así que pretextar que faltan médicos es una salida rastrera para justificar la pobreza humana y una vez más, la falta de gratitud de la 4T.

Cómo Vladimir Putin, y como si hiciese falta abrir un nuevo frente, ahora la 4T anuncia la llegada de galenos cubanos, con el pretexto de que en México no hay suficientes médicos para cubrir las plazas de los institutos de salud.

Pero a diferencia de Putin, quien es un verdadero estadista, el Steven Seagal de Europa y súper sayayín del Este del Globo Terráqueo, quien llevó a su país a la guerra para evitar el cerco que le venían cerrando desde la caída de la URSS, la OTAN y EU, ya cuando no le dejaron más opción a Rusia, AMLO parece (o se hace) desconocer las circunstancias del Sector Salud, donde desde que comenzó el sexenio se viene trabajando con “lo que hay” y no con lo que se debe y está descrito en la literatura médica.

En el IMSS, que es donde me he desempeñado en diversos puestos por eso hablo con conocimiento de causa, desde la renuncia de Germán Martínez Cazares, se vive en un ambiente de acoso laboral continuo que comienza desde las oficinas delegacionales y fluye hacia abajo, como cascada, hasta el más modesto jefecillo al que le dan el poder de un señor feudal, con todo y derecho de pernada. Si a esto se le suman los malos salarios y el constante riesgo de ser agredido o demandado, quienes asoman las narices al IMSS no tardan en renunciar, y los que nos quedamos lo hacemos más por amor a nuestra profesión que por necesidad (obviamente somos médicos más curtidos, ya con una cartera de pacientes en el medio privado que no nos obliga a depender por completo de una dádiva quincenal), ya que hasta nuestro régimen de jubilaciones y pensiones nos quitaron.

No faltan médicos, faltan mejores condiciones de trabajo.

Las plazas en comunidades alejadas las cubren con mano de obra regalada por los médicos pasantes. Todos vivimos esa etapa. Algunos regresaron con historias tenebrosas, otros nos volvimos escritores para contrarrestar la soledad, pero han sido muchos también los que no han vuelto, abandonados por la secretaría de salud y sus universidades en islas, desiertos, junglas y sierras inaccesibles. La mayoría de los médicos, posterior a terminar el servicio social salen al frío de la calle (solo son héroes en tiempos de pandemia para trabajar a destajo y en condiciones tan deplorables que México tuvo el nada honroso primer lugar en mortalidad médica durante el COVID), para luego de muchos portazos en la cara, ponerse a manejar un UVER, vender cualquier tipo de producto gastronómico o dedicarse a otra actividad ajena a la profesión que le dedicaron 7 años.

Los pocos que logran hacer una especialidad, salen también al frío de una institución pública que comienza pagándoles sueldos base no mayores a 20 mil pesos mensuales, soportando todo tipo de abusos por quienes se sienten capataces de los hospitales, para luego de 11 años de estudios ininterrumpidos y sueños frustrados, enterarse que al régimen cubano le pagarán 145 mil pesos por cada médico que envía a México. Las matemáticas no engañan: la diferencia son 125 mil pesos, sin contar con la alimentación y el alojamiento de los extranjeros. Una patada en el trasero con bota piteada para los que hace un año éramos “héroes sin capa”.

Así que pretextar que faltan médicos es una salida rastrera para justificar la pobreza humana y una vez más, la falta de gratitud de la 4T.

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