/ domingo 13 de junio de 2021

Nosotros Servimos

“Nadie llega muy lejos si no hace nada por otro” Melvin Jones

Las funciones y cualidades del cuerpo humano son infinitas, muchas más de lo que podemos imaginar. Posee una resistencia inconcebible a los embates físicos y los que afectan las emociones. Defensas contra las enfermedades y frente a los cambios climáticos. La adaptación al medio es portentoso. Lo mismo sucede contra la tentación de desviarse del camino de la rectitud, del respeto que se debe tener a las ideas y al modo de ser de los demás.

Común es que en el transcurso de la vida se presenten incitaciones a obrar por conseguir algo ilícito que mejore la economía y por el contrario, las oportunidades para hacer algo de provecho por nosotros mismos, solo hay que buscarlos y prepararse para ello. La educación familiar que se complementa con las enseñanzas desde la escuela elemental hasta un grado académico son oportunidades que hacen del hombre y la mujer gentes del bien.

Hay algo más que el provecho propio, es el servir a los que no tuvieron o desaprovecharon las oportunidades de superación. No necesariamente son víctimas de su propio parecer, la mayoría son víctimas del entorno familiar, de familia disfuncional o de pobreza extrema. Otras son producto de circunstancias adversas, guerras, desastres meteorológicos o desgracias y accidentes a los que todos estamos expuestos.

No podemos soslayar que la desigualdad, la existencia de ricos y pobres, de dictadores y de sumisos están presentes en la historia de los tiempos. Las guerras y el hambre están plasmados en códices y relatos bíblicos. Ahí es donde surge el desinterés de ayudar a los demás. Servicio desinteresado que puede provocar una batalla interna para renunciar a un beneficio personal con la pantalla de ayudar a los demás, al veto que nos impone la ética y un código que voluntariamente aceptamos para cumplir con el compromiso que libremente adquirimos.

En este escenario, servir es un vocablo ecuménico donde por encima de religiones, preferencias políticas y modos de ganarse el pan de cada día se puede realizar. Servir al caído en desgracia hace sentirse bien consigo mismo, lo que produce felicidad y bienestar. León Tolstói afirmaba que “el que ayuda a los demás se ayuda a sí mismo” y es que desde tiempos inmemoriales ayudar a los demás ha sido base para que el ser humano llegue a ser lo que es hoy.

Sobre estos principios nació en Chicago un Club de Leones hace 104 años (7 junio 1917) que pronto creció con otros más y en pocos años se internacionalizó. Hoy es la organización de Servicio más grande del mundo. Ahí hemos descubierto que servir a los necesitados es servir a la humanidad, el más noble de todos los servicios por el hecho de hacer el bien sin recibir recompensa alguna. Esto es relativo, en virtud que se refiere a lo material. La pura satisfacción de haber estado en el lugar y en el momento donde se ha entregado una sonrisa, una frase de aliento acompañando a un bien material es recompensa que no tiene comparación.

Ayer terminó una jornada de cuatro días de evaluación y propuestas para mejorar programas que los Clubes de Leones de México durante un año. Oportunidad de aprender, de mejorar y de convivir con amigos en el Servicio. En hora buena compañeros.

“Nadie llega muy lejos si no hace nada por otro” Melvin Jones

Las funciones y cualidades del cuerpo humano son infinitas, muchas más de lo que podemos imaginar. Posee una resistencia inconcebible a los embates físicos y los que afectan las emociones. Defensas contra las enfermedades y frente a los cambios climáticos. La adaptación al medio es portentoso. Lo mismo sucede contra la tentación de desviarse del camino de la rectitud, del respeto que se debe tener a las ideas y al modo de ser de los demás.

Común es que en el transcurso de la vida se presenten incitaciones a obrar por conseguir algo ilícito que mejore la economía y por el contrario, las oportunidades para hacer algo de provecho por nosotros mismos, solo hay que buscarlos y prepararse para ello. La educación familiar que se complementa con las enseñanzas desde la escuela elemental hasta un grado académico son oportunidades que hacen del hombre y la mujer gentes del bien.

Hay algo más que el provecho propio, es el servir a los que no tuvieron o desaprovecharon las oportunidades de superación. No necesariamente son víctimas de su propio parecer, la mayoría son víctimas del entorno familiar, de familia disfuncional o de pobreza extrema. Otras son producto de circunstancias adversas, guerras, desastres meteorológicos o desgracias y accidentes a los que todos estamos expuestos.

No podemos soslayar que la desigualdad, la existencia de ricos y pobres, de dictadores y de sumisos están presentes en la historia de los tiempos. Las guerras y el hambre están plasmados en códices y relatos bíblicos. Ahí es donde surge el desinterés de ayudar a los demás. Servicio desinteresado que puede provocar una batalla interna para renunciar a un beneficio personal con la pantalla de ayudar a los demás, al veto que nos impone la ética y un código que voluntariamente aceptamos para cumplir con el compromiso que libremente adquirimos.

En este escenario, servir es un vocablo ecuménico donde por encima de religiones, preferencias políticas y modos de ganarse el pan de cada día se puede realizar. Servir al caído en desgracia hace sentirse bien consigo mismo, lo que produce felicidad y bienestar. León Tolstói afirmaba que “el que ayuda a los demás se ayuda a sí mismo” y es que desde tiempos inmemoriales ayudar a los demás ha sido base para que el ser humano llegue a ser lo que es hoy.

Sobre estos principios nació en Chicago un Club de Leones hace 104 años (7 junio 1917) que pronto creció con otros más y en pocos años se internacionalizó. Hoy es la organización de Servicio más grande del mundo. Ahí hemos descubierto que servir a los necesitados es servir a la humanidad, el más noble de todos los servicios por el hecho de hacer el bien sin recibir recompensa alguna. Esto es relativo, en virtud que se refiere a lo material. La pura satisfacción de haber estado en el lugar y en el momento donde se ha entregado una sonrisa, una frase de aliento acompañando a un bien material es recompensa que no tiene comparación.

Ayer terminó una jornada de cuatro días de evaluación y propuestas para mejorar programas que los Clubes de Leones de México durante un año. Oportunidad de aprender, de mejorar y de convivir con amigos en el Servicio. En hora buena compañeros.