“La experiencia de un diagnóstico de cáncer permanecerá en mí. Fue difícil, pero también increíble. Increíble porque eres consciente de tu cuerpo, del amor que te rodea, de tu capacidad, de todo tipo de cosas”. Kilie Minogue.
En las últimas décadas, las enfermedades del corazón, la diabetes y los tumores malignos han sido los padecimientos que ocupan los primeros lugares como causa de defunción en México y en algunas naciones del mundo, empero, el diagnóstico de un cáncer es el que más impacto psíquico y anímico produce en la persona a quien se le descubre y en los familiares cercanos por el hecho de asociar la enfermedad al sufrimiento, hospitalizaciones y elevado costo económico que demanda el tratamiento. Entorno de angustia al coligar en lo imaginario la enfermedad con la muerte, fuente importante de estrés que conduce a reacciones no siempre correctas para atenuar el impacto emocional. Emociones de tristeza, incertidumbre y preocupación que pueden derivar o ser manifestaciones de otros problemas de salud como la depresión o la ansiedad incontrolable. Situaciones que, dependiendo de contextos individuales como grado de educación, experiencias personales, creencias religiosas, madurez para encarar condiciones espinosas o falsas ilusiones de tratamiento sin sustento que abundan en los medios e inducen a abandonar terapias médicas mientras la enfermedad sigue su curso hacia un funesto final inevitable. Al respecto, alrededor del Instituto Nacional de Cancerología de la CDMX abunda la venta de productos supuestamente curativos que van desde hierbas, píldoras y polvos mágicos hasta ofrecimientos de tratamientos esotéricos, de lo que se deduce que en la mayoría los pacientes es provechoso incluir asistencia psicológica para integrar conceptual y con método formas para sobrellevar el sufrimiento y elevar el estado de ánimo tan indispensable en el enfermo y en las personas que le rodean.
En el mes “rosa” del cáncer de mama y del día Internacional Contra el Cáncer (Ca) dedicado a consensuar apoyo a las mujeres que han luchado y siguen luchando día con día contra la enfermedad, la más frecuente de los tumores malignos en mujeres, cuando, por estar al alcance de la mano de quien presenta el primer signo del tumor, no debería ser así.
“Tócate para que no te toque” dice un mensaje alusivo a la detección temprana que entre todos es el más común después del Ca de próstata en los varones. De ahí la importancia del auto examinen rutinario para descubrirlo en entapa I y no en la IV que significa que el Ca se ha propagado más allá de la glándula mamaria, lo que, por lógica el pronóstico es más severo.
Tener en cuenta que siendo en general la tasa de supervivencia a 5 años es de aproximadamente 95% para el Ca de mama, tasa que se reduce al 99% para el localizado, 86% para el regional y 28% para el distante, las mujeres (aunque menos frecuente, los hombres también lo pueden padecer) cuando notan algún nódulo o el más pequeño cambio en el seno, acudir a su médico que a su vez sospecha el Ca por medio de la historia clínica de la consultante, exploración física auxiliada con una mastografía y lo determina a partir del reporte del estudio de una biopsia que se envía al laboratorio de patología, biopsia que puede ser por punción que se practica en el consultorio con una simple jeringa de uso común.
P.D. Estas líneas tienen carácter puramente informativo, el médico es el profesional que dirá la última palabra. Confíe en él, es el ángel de la guarda de su salud.
Este el mes de octubre, es también el mes del médico.
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