“Patriotismo es tu convencimiento de que este país es superior a todos los demás porque tú naciste en él” George Bernard Shaw
Cuando de joven leí la Historia de México del José Vasconcelos, rechacé el concepto que afirmaba que la historia de México comienza con la llegada de los españoles. No fue necesario cavilar mucho para entender que nuestro territorio pre hispano no constituía una nación, si bien posteriormente se estandarizó palabra Méjico proveniente del náhuatl Mexiho cuyo significado es el ombligo del mundo, fue poque los pueblos de idioma náhuatl, los mexicas, y el grupo que se separó, los aztecas, fueron los que tuvieron mayor impacto en los iberos. Remontándonos al pasado, una tesis es que los mexicas llegaron del Aztlán, que no deja de ser un interesante lugar mítico que nunca se ha podido saber dónde estuvo situado. Para algunos debería encontrarse en las llanuras del norte de México recorridos por tribus nómadas. Otros pretenden situarlo en Nayarit en los límites de Jalisco. Unos con arraigo a nuestras tierras abajeñas, han mencionado que estaba en pleno Bajío en las faldas el cerro de Culiacán.
Algo semejante ocurría en la península Ibérica en la época de Colón y de Hernán Cortés, en que no fue España la que “descubrió” México, fue la Corona de Castilla, puesto que lo que hoy conocemos por España en aquel entonces era cinco reinos; además del castellano, existía el reino de Aragón, el reino de Navarra, el reino nazarí de Granada y el reino de Portugal. En particular la reina Isabel la Católica “Isabel I de Castilla” estaba casada con Fernando de Aragón que además poseía títulos de Sicilia, Nápoles, Cerdeña, matrimonio que se realizó más con fines de crear alianzas políticas y de poder que por amor.
Lo que hace entender al maestro Vasconcelos. Antes del fortuito encuentro de Colón con nuestro continente, el territorio estaba poblado por grupos étnicos, los cuales cada uno tenía sus propias reglas, diferencias en el lenguaje y comunicación gráfica, razón suficiente para entender que el territorio pre hispánico de lo que hoy es nuestro país no era lo que los iberos generalizaron como Méjico y nosotros México. Tampoco podemos decir que la Nueva España o México fuera una nación por el hecho de ser independiente de los otros virreinatos ibéricos: el Perú, el Río de la Plata y el Nueva Granada.
Luego entonces, México nació primero como virreinato, la Nueva España y como nación hasta que se logró la independencia que acabamos de celebrar y conmemorar. Ahí es precisamente cuando reverdece el sentimiento humano ligado a valores, afectos, cultura e historia de la tierra donde uno nace o adopta como patria y solo hasta entonces aparece el genuino amor patriótico, término que viene del griego pater que significa padre e indica un sentimiento en la lealdad al padre, en este caso a la patria o país y a la defensa y orgullo de las características que definen, nuestro hermoso territorio nacional. Patriotismo que se pregona con alegría y con frecuencia con faltas de respeto a los símbolos patrios cuando debería ser el valor que nos hace vivir el compromiso con la tierra que nos vio nacer, de respeto a la Constitución rectora de los destinos de la Patria que tanto se ha mancillado en el presente sexenio en lugar de ser el compromiso de cumplir con los deberes de dirigente ciudadano. Es entonces cuando nos preguntamos ¿son acaso patriotas los que sin generalizar ostentan puestos públicos financiados con el tesoro de la Nación cuando es obvio que son utilizados para enriquecer el patrimonio personal?