/ domingo 15 de agosto de 2021

Persona Incómoda

“No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe.” Friedrich W. Nietzsche.

Este año que se conmemora la cuestionada fecha de los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, los 500 años de la conquista y los 200 años de la consumación de la independencia, renacen controversias sobre los hechos consignados en la historia, en particular en lo referente de lo que implica al Árbol de la Noche Triste, que el gobierno de la CDMX le dio por cambiarle el nombre por la Plaza de la Noche Victoriosa. Que es lo mismo que un intento de reivindicar a los defensores mexicas que combatieron al invasor hispano.

Un árbol, un ahuehuete en cuyo rededor se tejió la historia de la derrota de Hernán Cortés la noche del 30 de junio de 1520. En realidad, como lo sustenta Patrick Johansson, es un mito pero al mismo tiempo el investigador de la UNAM sostiene que hay que preservar el viejo árbol como una tradición. Mi parecer es que algunos mitos se vuelven tradiciones y las tradiciones son parte de una historia surrealista. A falta de triunfos decisivos, algo hay que rescatar de las pírricas victorias, adornadas como en este caso, que al fin de cuentas la dominación española perduró tres siglos o sea durante el virreinato, en mi opinión mal llamada época colonial.

No estoy de acuerdo en esas depredaciones que se hacen de las tradiciones que inspiran sentimientos patrióticos, sin embargo hay otras tesis que agitan los sentimientos y conceptos que tradicionalmente tenemos del pasado. Estudios recientes sostienen que la historia prehispánica tal como la conocemos de sacrificios, ofrendas humanas a los dioses y otras barbaridades fueron creación de los conquistadores para imponer una imagen sanguinaria del amerindio. El desacreditar a los moradores de esta tierra de conquista, obviamente tenían el propósito de cambiar el sistema en favor de la corona española imponiendo la religión católica.

Sucedidos que han permanecido a través de los siglos, siendo en nuestro tiempo forma común de señalar supuestas faltas para demeritar un puesto público o para denostar a personas incómodas a los intereses o políticas del régimen que se encuentra en el poder.

Hace una semana nos enteramos del artero cese del escritor Jorge F. Hernández Ministro para Asuntos Culturales del Embajada de México en España. No es el simple hecho de despedir a alguien por quien tiene la facultad de hacerlo. La ofensa es que al autor de “La emperatriz de Lavapiés” se le levantó el falso de haber realizado comentarios misóginos contra la embajadora en Madrid, justamente después de que publicara un texto titulado “Por placer” en el que defiende leer simplemente por el goce de hacerlo, tenor que incomodó al consentido de D. Andrés Manuel, Marx Arriaga que recién declaró; “leer por goce es un acto de consumo capitalista”.

El aviso del cese fue por el director de la diplomacia cultural de México, Enrique Márquez el sábado 7 cundo el preclaro literato se encontraba con la Embajadora María del Carmen Oñate, misma que le manifestó su desacuerdo con el motivo de su destitución.

El agravio empequeñeció más a quien ordenó el despido.

flokay33@gmail.com








“No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe.” Friedrich W. Nietzsche.

Este año que se conmemora la cuestionada fecha de los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, los 500 años de la conquista y los 200 años de la consumación de la independencia, renacen controversias sobre los hechos consignados en la historia, en particular en lo referente de lo que implica al Árbol de la Noche Triste, que el gobierno de la CDMX le dio por cambiarle el nombre por la Plaza de la Noche Victoriosa. Que es lo mismo que un intento de reivindicar a los defensores mexicas que combatieron al invasor hispano.

Un árbol, un ahuehuete en cuyo rededor se tejió la historia de la derrota de Hernán Cortés la noche del 30 de junio de 1520. En realidad, como lo sustenta Patrick Johansson, es un mito pero al mismo tiempo el investigador de la UNAM sostiene que hay que preservar el viejo árbol como una tradición. Mi parecer es que algunos mitos se vuelven tradiciones y las tradiciones son parte de una historia surrealista. A falta de triunfos decisivos, algo hay que rescatar de las pírricas victorias, adornadas como en este caso, que al fin de cuentas la dominación española perduró tres siglos o sea durante el virreinato, en mi opinión mal llamada época colonial.

No estoy de acuerdo en esas depredaciones que se hacen de las tradiciones que inspiran sentimientos patrióticos, sin embargo hay otras tesis que agitan los sentimientos y conceptos que tradicionalmente tenemos del pasado. Estudios recientes sostienen que la historia prehispánica tal como la conocemos de sacrificios, ofrendas humanas a los dioses y otras barbaridades fueron creación de los conquistadores para imponer una imagen sanguinaria del amerindio. El desacreditar a los moradores de esta tierra de conquista, obviamente tenían el propósito de cambiar el sistema en favor de la corona española imponiendo la religión católica.

Sucedidos que han permanecido a través de los siglos, siendo en nuestro tiempo forma común de señalar supuestas faltas para demeritar un puesto público o para denostar a personas incómodas a los intereses o políticas del régimen que se encuentra en el poder.

Hace una semana nos enteramos del artero cese del escritor Jorge F. Hernández Ministro para Asuntos Culturales del Embajada de México en España. No es el simple hecho de despedir a alguien por quien tiene la facultad de hacerlo. La ofensa es que al autor de “La emperatriz de Lavapiés” se le levantó el falso de haber realizado comentarios misóginos contra la embajadora en Madrid, justamente después de que publicara un texto titulado “Por placer” en el que defiende leer simplemente por el goce de hacerlo, tenor que incomodó al consentido de D. Andrés Manuel, Marx Arriaga que recién declaró; “leer por goce es un acto de consumo capitalista”.

El aviso del cese fue por el director de la diplomacia cultural de México, Enrique Márquez el sábado 7 cundo el preclaro literato se encontraba con la Embajadora María del Carmen Oñate, misma que le manifestó su desacuerdo con el motivo de su destitución.

El agravio empequeñeció más a quien ordenó el despido.

flokay33@gmail.com