/ domingo 28 de marzo de 2021

Política Catatónica

El síndrome, se caracteriza por anomalías psicomotoras, asociadas con alteraciones de la consciencia, el afecto y el pensamiento. Eso nos refiere cualquier diccionario. Con cierta licencia, si lo conceptualizamos al contexto político, de inmediato nos aparecen ciertos personajes que dicen o se presume son líderes. Incluso, el propio “sistema político”, si logramos hacerlo gráfico, podría adolecer de tal afectación.

Es el caso llano de los Partidos Políticos, una concepción en el imaginario y, sobre todo, de la realidad política y social en México. ¿Será que tales instituciones –otrora ciudadanas- han llegado a su máximo nivel de incompetencia? ¿Acaso han llegado al fin de su ciclo? ¿Es tal situación, parte de un gran plan, para en una paradoja, allegarse de “oxigeno político” y así sobrevivir una o dos elecciones más? Hay muchas interrogantes en buena o mala lid, pero ahí están y se meten en la consciencia colectiva, con razón o fantasía, al igual hay respuestas a cada una, pocas de verdad honestas y con conocimiento de causa, hasta las que pretenden o presumen ser académicas.

En este régimen federal, de nuevo salta a la palestra una propuesta que, aunque no es muy original y menos nueva, fue puesta en la mesa, con un singular “platillo”: El ejercicio político y me refiero a la “guía ética” para lograr la “transformación de México”, -antes con pretensiones fantásticas o cándidas de ser una “constitución moral”-. Que, a última hora, para variar, cambió su denominación desconfiando de que los mexicanos nos fuéramos a confundir, con una “Ley”. Siendo que una propuesta como ésa, sin ser un tratado filosófico o intelectual, resulta como las “llamadas a misa”.

En justicia, hay que decir que la ética en la política y cualquiera otro asunto o ejercicio público, sí requiere de tales condiciones, es decir, ser éticos los funcionarios y/o los representantes populares. Ha sido una exigencia larga y agotadora, que los mexicanos no vemos su concreción, ni ahora, pues la primera premisa debe ser la predicación con el ejemplo, y para muestra tenemos lo que ha pasado en MORENA, con la imposición de candidatos, rompiendo la propuesta y la palabra empeñada, con matices de suposición democrática. Y aunque no hay, ni habrá gobierno, régimen, funcionarios y representantes, que sean perfectos e íntegros éticamente, al menos se deberían cumplir con un mínimo ético: La honradez, el manejo de la verdad, la rendición de cuentas, la sensibilidad social, la transparencia, sólo por mencionar éstos, porque la lista es más larga.

No hay a la fecha, un solo ejemplo tangible. Y aunque hay gentes que sí tienen esa consciencia y la practican, no están interesados en la política, no la que vemos y sufrimos, o no los dejan llegar, pues seguro que echarían a perder los negocios de los políticos contemporáneos.

Luego, hacer del tema una guía –voluntaria, nos dice su principal promotor y en ello va su mayor falla- resulta digno de un sofista, por más que parta de una verdad: La corrupción en todas sus gamas.

Cierto es que nuestra tradición religiosa, en particular la mayoritaria y que sigue siendo el catolicismo, nos invita a la sana reflexión –y claro, a la sana distancia, como si fuera panacea- al amor fraternal, a iluminar con la luz de la esperanza, en una mejor humanidad, en mejores y éticos gobernantes, en que la pandemia por fin amaine y termine, etcétera.

Lo que me recuerda, la fórmula que propone la “Teología de la liberación”: Un mejor reparto de los bienes, del amor, de la felicidad, amainar la pobreza, tal y como lo pregonó el Nazareno en sus mejores días de proselitismo.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La cúpula de MORENA y demás Partidos, tienen como premisa el engaño garrafal de que son democráticos. Están demostrando lo contrario, es un hecho notorio, no lo inventamos. ¿Los ciudadanos bien nacidos -qué son mayoría silenciosa- seguirán soportando tanta burla de todos esos políticos con mácula corrupta? Votar o no, es un dilema más presente y apremiante (Ya trataré el tema en próxima colaboración).

Esta época electoral y su culminación, a tiro de piedra, deberíamos aprovechar para en verdad reflexionar sí seguimos o no, confiando en los Partidos Políticos, viejos, nuevos o recién nacidos –aunque hayan heredado las cobijas- pero, sobre todo, en los candidatos por ahora y luego, en los funcionarios o representantes populares -que no son ni una ni otra- que nos van a imponer y presentar con un reluciente traje de tela ética, no vayan a resultar, como es costumbre, en “lobos disfrazados de ovejas muy sonrientes”. En fin. Un fuerte abrazo y pasen dentro de lo posible y racional, una "semana santa" tranquila, sin exponerse y sobre todo, de sana reflexión, dejando un momento el miedo, las amarguras, las decepciones, los fracasos… Porque el mundo sigue rodando, pero hay que cuidarse.

El síndrome, se caracteriza por anomalías psicomotoras, asociadas con alteraciones de la consciencia, el afecto y el pensamiento. Eso nos refiere cualquier diccionario. Con cierta licencia, si lo conceptualizamos al contexto político, de inmediato nos aparecen ciertos personajes que dicen o se presume son líderes. Incluso, el propio “sistema político”, si logramos hacerlo gráfico, podría adolecer de tal afectación.

Es el caso llano de los Partidos Políticos, una concepción en el imaginario y, sobre todo, de la realidad política y social en México. ¿Será que tales instituciones –otrora ciudadanas- han llegado a su máximo nivel de incompetencia? ¿Acaso han llegado al fin de su ciclo? ¿Es tal situación, parte de un gran plan, para en una paradoja, allegarse de “oxigeno político” y así sobrevivir una o dos elecciones más? Hay muchas interrogantes en buena o mala lid, pero ahí están y se meten en la consciencia colectiva, con razón o fantasía, al igual hay respuestas a cada una, pocas de verdad honestas y con conocimiento de causa, hasta las que pretenden o presumen ser académicas.

En este régimen federal, de nuevo salta a la palestra una propuesta que, aunque no es muy original y menos nueva, fue puesta en la mesa, con un singular “platillo”: El ejercicio político y me refiero a la “guía ética” para lograr la “transformación de México”, -antes con pretensiones fantásticas o cándidas de ser una “constitución moral”-. Que, a última hora, para variar, cambió su denominación desconfiando de que los mexicanos nos fuéramos a confundir, con una “Ley”. Siendo que una propuesta como ésa, sin ser un tratado filosófico o intelectual, resulta como las “llamadas a misa”.

En justicia, hay que decir que la ética en la política y cualquiera otro asunto o ejercicio público, sí requiere de tales condiciones, es decir, ser éticos los funcionarios y/o los representantes populares. Ha sido una exigencia larga y agotadora, que los mexicanos no vemos su concreción, ni ahora, pues la primera premisa debe ser la predicación con el ejemplo, y para muestra tenemos lo que ha pasado en MORENA, con la imposición de candidatos, rompiendo la propuesta y la palabra empeñada, con matices de suposición democrática. Y aunque no hay, ni habrá gobierno, régimen, funcionarios y representantes, que sean perfectos e íntegros éticamente, al menos se deberían cumplir con un mínimo ético: La honradez, el manejo de la verdad, la rendición de cuentas, la sensibilidad social, la transparencia, sólo por mencionar éstos, porque la lista es más larga.

No hay a la fecha, un solo ejemplo tangible. Y aunque hay gentes que sí tienen esa consciencia y la practican, no están interesados en la política, no la que vemos y sufrimos, o no los dejan llegar, pues seguro que echarían a perder los negocios de los políticos contemporáneos.

Luego, hacer del tema una guía –voluntaria, nos dice su principal promotor y en ello va su mayor falla- resulta digno de un sofista, por más que parta de una verdad: La corrupción en todas sus gamas.

Cierto es que nuestra tradición religiosa, en particular la mayoritaria y que sigue siendo el catolicismo, nos invita a la sana reflexión –y claro, a la sana distancia, como si fuera panacea- al amor fraternal, a iluminar con la luz de la esperanza, en una mejor humanidad, en mejores y éticos gobernantes, en que la pandemia por fin amaine y termine, etcétera.

Lo que me recuerda, la fórmula que propone la “Teología de la liberación”: Un mejor reparto de los bienes, del amor, de la felicidad, amainar la pobreza, tal y como lo pregonó el Nazareno en sus mejores días de proselitismo.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La cúpula de MORENA y demás Partidos, tienen como premisa el engaño garrafal de que son democráticos. Están demostrando lo contrario, es un hecho notorio, no lo inventamos. ¿Los ciudadanos bien nacidos -qué son mayoría silenciosa- seguirán soportando tanta burla de todos esos políticos con mácula corrupta? Votar o no, es un dilema más presente y apremiante (Ya trataré el tema en próxima colaboración).

Esta época electoral y su culminación, a tiro de piedra, deberíamos aprovechar para en verdad reflexionar sí seguimos o no, confiando en los Partidos Políticos, viejos, nuevos o recién nacidos –aunque hayan heredado las cobijas- pero, sobre todo, en los candidatos por ahora y luego, en los funcionarios o representantes populares -que no son ni una ni otra- que nos van a imponer y presentar con un reluciente traje de tela ética, no vayan a resultar, como es costumbre, en “lobos disfrazados de ovejas muy sonrientes”. En fin. Un fuerte abrazo y pasen dentro de lo posible y racional, una "semana santa" tranquila, sin exponerse y sobre todo, de sana reflexión, dejando un momento el miedo, las amarguras, las decepciones, los fracasos… Porque el mundo sigue rodando, pero hay que cuidarse.

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