/ martes 14 de septiembre de 2021

Prospectiva

MÉXICO

Es un estado de libertades

Mientras no entramos a los caprichos ideológicos de quienes ejercen la autoridad en los poderes del estado.

En pleno siglo XXI los estados democráticos se han revelado por sus indicadores de progreso, sin mayor énfasis; el desarrollo humano es el nuevo nombre de la civilización.

Cuanto podrían desarrollar las naciones que no pierden de vista el desarrollo humano de sus habitantes, especialmente si el enfoque es desde y hacia las nuevas generaciones.

En contraste, resulta por demás difícil de imaginar que, quienes hoy ejercen el poder, se apresuran a llamarle a todo con sinónimos de progreso y las evidencias siempre nos llevan en otras direcciones, no precisamente de progreso, de bienestar, de desarrollo.

Hoy, interpretar la realidad con la más rancia metodología gramciana, sin la menor consistencia antológica, sin reflexión científica y por desgracia, pasando por conceptos a los que, con llamarles progresistas parece que se cubre el expediente semántico, hemos llegado a confundirnos con los términos pero más con la misma realidad, es decir, el lenguaje inclusivo no es necesariamente la conducta incluyente, la insistencia en la igualdad convoca más a competir y “vencer” al que no piensa igual que yo… pero la igualdad no llega.

Los movimientos políticos que caracterizan a la nueva izquierda tiene una cargada dosis del viejo y fracasado método dialéctico, con el que se identificaron los innovadores de los 60’s y hasta produjeron movilizaciones apasionadas y dolorosas por las vidas que se empeñaron en esas movilizaciones.

Antes eran luchas de clases, ahora luchas de sexos… como diría Eulalio Ferrer estamos ante un escenario de “lucha de frases” pero El Progreso no llega a la vida cotidiana de los ciudadanos, a las esperanzas de las nuevas generaciones…

Lo que sí llega son las reformas constitucionales, los caprichos corruptos y corruptores, las alianzas entre los afines de diferentes países donde el común denominador es el ejercicio del poder con la más clara premisa de mantener el poder; aunque a todo le tengan que llamar progreso y la vida cotidiana y la economía doméstica y las expresiones de los sueños de cada ser humano digan lo contrario...

Así que, si al poder ejecutivo le parece que el país ya cambió… solo queda pensar que así fue; aunque ese cambio solo esté en su cabeza, nada tenga que ver con la realidad y cada día sea más difícil subsistir.

Si al poder judicial le parece que tomar un acuerdo de mayoría después de diletar sobre el derecho a decidir, aunque esto implique “interrumpir” el desarrollo de un nuevo ser humano, bajo la premisa de decidir sobre su cuerpo, se deberá tomar como norma constitucional, pues el poder judicial es, por definición, el garante constitucional… así que ahora no hay problema: por el derecho a decidir de la mujer sobre su cuerpo se puede interrumpir la vida de un ser humano, es decir, cometer el acto de discriminación por razón de su condición de no nacido.

Dicho de otra manera, interrumpir es la nueva nomenclatura del poder judicial para decir, quitarle la vida. Es una interrupción que no será posible reanudar.

Es la sociedad la que tiene en sus manos retomar opciones de progreso, de respeto a su dignidad, de acción concertada para que sea posible un relevo generacional con visión de largo plazo y desde luego, realizadora de su visión de desarrollo.

Hoy no es suficiente con afirmar las convicciones, es necesario comunicarlas y compartirlas para encontrar que son muchas más las personas que buscamos el desarrollo como el nuevo nombre de la Paz que la confrontación para vencer al que no piensa como lo hacen los que hoy detentan el poder.

Para un estado de libertades hace bien una sociedad en libertad: de expresión, de libre manifestación, de emprender, de investigar, de invertir, simplemente de ser feliz por la propia decisión.

Especialmente una sociedad que respeta los derechos de los ciudadanos empezando por el derecho a la vida de cada uno de los seres humanos empezando por los indefensos.

Hasta la próxima PROSPECTIVA.

José Gerardo Mosqueda Martínez,

Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato

gmg@gerardomosqueda.com.mx

FB gerardomosqueda

TW mosquedagerardo

MÉXICO

Es un estado de libertades

Mientras no entramos a los caprichos ideológicos de quienes ejercen la autoridad en los poderes del estado.

En pleno siglo XXI los estados democráticos se han revelado por sus indicadores de progreso, sin mayor énfasis; el desarrollo humano es el nuevo nombre de la civilización.

Cuanto podrían desarrollar las naciones que no pierden de vista el desarrollo humano de sus habitantes, especialmente si el enfoque es desde y hacia las nuevas generaciones.

En contraste, resulta por demás difícil de imaginar que, quienes hoy ejercen el poder, se apresuran a llamarle a todo con sinónimos de progreso y las evidencias siempre nos llevan en otras direcciones, no precisamente de progreso, de bienestar, de desarrollo.

Hoy, interpretar la realidad con la más rancia metodología gramciana, sin la menor consistencia antológica, sin reflexión científica y por desgracia, pasando por conceptos a los que, con llamarles progresistas parece que se cubre el expediente semántico, hemos llegado a confundirnos con los términos pero más con la misma realidad, es decir, el lenguaje inclusivo no es necesariamente la conducta incluyente, la insistencia en la igualdad convoca más a competir y “vencer” al que no piensa igual que yo… pero la igualdad no llega.

Los movimientos políticos que caracterizan a la nueva izquierda tiene una cargada dosis del viejo y fracasado método dialéctico, con el que se identificaron los innovadores de los 60’s y hasta produjeron movilizaciones apasionadas y dolorosas por las vidas que se empeñaron en esas movilizaciones.

Antes eran luchas de clases, ahora luchas de sexos… como diría Eulalio Ferrer estamos ante un escenario de “lucha de frases” pero El Progreso no llega a la vida cotidiana de los ciudadanos, a las esperanzas de las nuevas generaciones…

Lo que sí llega son las reformas constitucionales, los caprichos corruptos y corruptores, las alianzas entre los afines de diferentes países donde el común denominador es el ejercicio del poder con la más clara premisa de mantener el poder; aunque a todo le tengan que llamar progreso y la vida cotidiana y la economía doméstica y las expresiones de los sueños de cada ser humano digan lo contrario...

Así que, si al poder ejecutivo le parece que el país ya cambió… solo queda pensar que así fue; aunque ese cambio solo esté en su cabeza, nada tenga que ver con la realidad y cada día sea más difícil subsistir.

Si al poder judicial le parece que tomar un acuerdo de mayoría después de diletar sobre el derecho a decidir, aunque esto implique “interrumpir” el desarrollo de un nuevo ser humano, bajo la premisa de decidir sobre su cuerpo, se deberá tomar como norma constitucional, pues el poder judicial es, por definición, el garante constitucional… así que ahora no hay problema: por el derecho a decidir de la mujer sobre su cuerpo se puede interrumpir la vida de un ser humano, es decir, cometer el acto de discriminación por razón de su condición de no nacido.

Dicho de otra manera, interrumpir es la nueva nomenclatura del poder judicial para decir, quitarle la vida. Es una interrupción que no será posible reanudar.

Es la sociedad la que tiene en sus manos retomar opciones de progreso, de respeto a su dignidad, de acción concertada para que sea posible un relevo generacional con visión de largo plazo y desde luego, realizadora de su visión de desarrollo.

Hoy no es suficiente con afirmar las convicciones, es necesario comunicarlas y compartirlas para encontrar que son muchas más las personas que buscamos el desarrollo como el nuevo nombre de la Paz que la confrontación para vencer al que no piensa como lo hacen los que hoy detentan el poder.

Para un estado de libertades hace bien una sociedad en libertad: de expresión, de libre manifestación, de emprender, de investigar, de invertir, simplemente de ser feliz por la propia decisión.

Especialmente una sociedad que respeta los derechos de los ciudadanos empezando por el derecho a la vida de cada uno de los seres humanos empezando por los indefensos.

Hasta la próxima PROSPECTIVA.

José Gerardo Mosqueda Martínez,

Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato

gmg@gerardomosqueda.com.mx

FB gerardomosqueda

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