Seguiremos en Decadencia…
389 asesinatos más 38 presuntos miembros de grupos criminales que fueron abatidos por el ejército en los estados de Sinaloa y Guerrero, consolida la cifra de 71 homicidios dolorosos en promedio por día, es el balance publicado por la Secretaría de seguridad y protección ciudadana, es decir, a la semana entre 450 y 500 víctimas de homicidios dolorosos en el país. De este número de crímenes se incluyen 242 mujeres.
Así vamos y no se ha cumplido un mes de la administración de la presidenta.
El sexenio de la cuarta transformación es un periodo que se distinguirá históricamente por el desprecio por la vida de los ciudadanos y el segundo sexenio de la cuarta transformación, sólo ofrece seguir los mismos pasos, la presidenta no se cansa de hacer elogios y reconocimientos al presidente que salió, que decidió tratar con abrazos a todos los delincuentes, que se encargó de dejar claro que no los tocaría, hicieran lo que hicieran, que no promovió una sola denuncia, que no se permitió hacer un solo comentario descriptivo de la acción criminal y que sólo de los reconocidos, 198,800 crímenes dolosos sin averiguar, sin carpetas de investigación, sin propósito de hacer justicia.
La presidenta de México también es una copia de su antecesor en las respuestas, ante la exigencia de los ciudadanos mexicanos porque se haga algo que comunique el interés del gobierno por resolver el creciente problema que se deriva del control territorial de las organizaciones criminales en todo el país.
También tenemos que agregar la persecución contra los mexicanos defensores de los derechos humanos, el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, en Chiapas, que siempre se distinguió como un defensor de los derechos de los pueblos indígenas, sólo transmite la continuidad de la violencia contra los defensores de los derechos humanos, cuyo único defecto es denunciar el atropello de las autoridades contra quienes concientizan sobre el respeto a la dignidad de las personas.
Esta herencia con la que se distingue el inicio del gobierno de la Señora Sheinbaum incluye a otros seis defensores ejecutados en los últimos meses de la administración anterior, de acuerdo con los registros del alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos: en Zamora, Michoacán, En ciudad de México, en Tecate, Baja California, en Chilpancingo Guerrero, en Izúcar de Matamoros, Puebla, en Zacatepec Morelos... da igual ser defensor de los derechos humanos. En nuestro país tiene el altísimo riesgo de ser agredido y los representantes de las organizaciones civiles que hacen lo posible por alertar de esta tendencia criminal contra defensores de los derechos humanos, tendrán que soportar otros sexenios, sin ser tomado en cuenta.
En particular, llama la atención como las organizaciones defensoras de derechos humanos fueron estigmatizadas en el sexenio de la cuarta transformación, porque especialmente documentaron casos contra las fuerzas armadas en violaciones graves a los derechos humanos o el crimen organizado, es decir, el expresidente, estigmatizó y desacreditó y esto puso en riesgo a los defensores de derechos humanos.
Una vez que el expresidente y en general todas las tribus de la cuarta transformación decidieron hacer de la militarización, una especie de blindaje contra la sociedad y acuerdan con los mandos militares salir a pasear por todos los carreteras y calles del país a grupos de operación militar; consiguen llamar la atención y lamentablemente decepcionar a los mexicanos porque su presencia al final del día, ha sido Irrelevante, ni por el carácter preventivo, ni por el efecto disuasivo ha logrado mejorar los indicadores de la seguridad del país.
Lo que sigue en este sexenio, el del siguiente piso de la transformación es continuar con la receta del pasado: más presencia militar, menos eficacia en la acción, no importa si eso haya podido resolver el problema de la inseguridad o no, aunque en realidad se ha agravado, el hecho es entregar aún más poder a los militares en este país y esperar a que algo suceda, mientras tanto el escenario se aprovecha para acabar de desmantelar al poder judicial y continuar con un proceso arbitrario de sometimiento de la sociedad a la voz y autoridad de un solo grupo político en el poder que sigue las consignas de sus movimientos y no las premisas de un poder ejecutivo, dispuesto a servir a la sociedad.
Este ejercicio de transbordo de un estado democrático a un estado sometido por un grupo de control ideológico que sigue la ruta de la mentira; partir de un proceso electoral en donde ganó con el 54% de los votos y el otro 46% no votó por este modelo, sin contar a los mexicanos que decidieron no acudir a las urnas, que probablemente les importó muy poco el rumbo y el futuro del país y que hoy algunos se lamentan; no existe argumento alguno para que el partido oficialista haya tomado posesión de las dos terceras partes de los representantes de los poderes legislativos.
Sólo gracias a una sobre interpretación del volumen de los votos y la dejadez, incompetencia y corrupción de líderes de partidos opositores que aun cuando advirtieron que esto podría pasar no tuvieron la honradez de conciencia ni la inteligencia ni el carácter para advertir y enfrentar políticamente el riesgo del deterioro-país que hoy vivimos.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez
gmgm@gerardomosqueda.com.mx