Para todos es sabido el aumento de la delincuencia y el crimen que se está experimentando no solo en nuestra ciudad, sino también a nivel nacional.
Escuchamos mucho sobre esto, desde pláticas con personas cercanas, hasta las noticias que recibimos en los medios de comunicación y las personas tienen sus opiniones de la razón de por qué creen que ocurra esto.
Una de las opiniones que he escuchado es que la gente que comete estas maldades es porque no tienen sentimientos, pero te invito a que pienses en lo siguiente:
Todos los días tú y yo tomamos decisiones de cómo actuar, nos fijamos metas y buscamos alcanzarlas, esto lo hacemos a nivel personal, pero también en la familia, en el trabajo, en la comunidad, en la iglesia y en el gobierno.
En cada una de estas esferas, las decisiones de cómo debemos actuar y establecemos metas son asuntos éticos.
Ya que toda conducta y establecimiento de metas las decidimos mediante una evaluación moral, pues todas nuestras actividades expresan un código del bien y del mal que nos rige internamente. Por esta razón la vida es un asunto de ética.
Hoy en día se nos ofrecen cantidad de códigos morales con sus diferentes valores, por ejemplo, hay quienes hacen del dinero su valor principal, para otros lo es el poder y la influencia, para otros los placeres sensuales, para otros su apariencia física y así la lista puede continuar muy larga.
De tal manera que el problema nunca ha sido la falta de valores o de sentimientos, el problema siempre ha sido en cuáles son esos valores que controlan la mente y los sentimientos de las personas para hacer lo que hacen.
Es obvio que quienes practican la maldad, llámese delincuencia, violencia, crimen, odio, corrupción, mentira, sensualidad, etc. podemos darnos cuenta que los valores que los gobiernan no son los correctos, porque podemos verlo por los resultados que les producen, aunque a los ojos de quienes practican esa maldad puedan parecer que son correctos para ellos en su relativismo moral.
Los resultados siempre van a poner a prueba nuestros valores si estos son correctos o no lo son.
En una sociedad como la nuestra, donde el relativismo moral (que cada quien define su código del bien y del mal) viene dominando, necesitamos analizar con mente crítica y despertar a la realidad de lo que el relativismo moral está produciendo, ver los nefastos resultados que está trayendo a nuestro tejido social.
Necesitamos considerar cuál es el mejor estándar ético que nos da los valores absolutos, aquellos que han dado buenos resultados al ser humano y sus sociedades.
Históricamente podemos encontrar que ese estándar confiable lo da el documento bíblico, no en el aspecto religioso en el que se le ha querido enmarcar, sino su estándar ético, el cual provee la guía moral probada que necesitamos para gobernarnos y tomar buenas decisiones.
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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.
