/ jueves 27 de abril de 2023

Reflexiones en Torno al Trabajo

El Primero de Mayo se celebra en buena parte del mundo el Día Internacional de los Trabajadores, conocido en México como el Día del Trabajo. Su origen obedece a la reivindicación del trabajo como instrumento de supervivencia de la mayoría de los seres humanos, quienes tenemos un patrón que nos da órdenes, quienes no tenemos otro instrumento que la fuerza de nuestro trabajo (físico o intelectual) para vivir nosotros y nuestras familias; en contraposición a los patrones, que son dueños del capital.

Como puede advertirse, el origen de la conmemoración tiene sustento epistemológico en lo que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, se conoce como comunismo y socialismo, dos corrientes de pensamiento con algunos principios compartidos.

La próxima conmemoración -a la que he aludido- excluye, entonces, a las actividades que, si bien pueden ser remuneradas, no se realizan por indicaciones de las personas que son dueñas del capital; es decir, el próximo lunes 1 de mayo, inhábil por ministerio de ley, no conmemoramos la reivindicación de quien tiene su propio negocio, de quien trabaja en la informalidad, de quien presta servicios profesionales de manera independiente o de las personas que hacen videos -la mayoría de las ocasiones muy básicos, elementales y silvestres- y lo suben en redes sociales obteniendo muchos likes (a mayor número de likes más dinero ganan).

Los trabajadores tenemos la obligación de capacitarnos para el mejor desempeño de nuestras labores y el patrón, debe darnos tal capacitación per se o por interpósita persona.

Nuestro trabajo, como apunté, debe darnos como contraprestación la retribución económica suficiente para el trabajador y su familia para vivir con el decoro y la dignidad que lleva de suyo pertenecer a la especie humana: vivienda, alimentación (comida, vestido, escuela para los menores), seguridad social y ocio.

Más allá de que el trabajo sea nuestro medio de subsistencia, el trabajo nos define, nos dignifica y le da sentido a nuestra vida, pues a través de él podemos realizarnos directa (si se tiene la fortuna de tener un trabajo que nos guste) o indirectamente (si no nos gusta tanto, pero estamos ciertos de que con el producto del mismo obtendremos dinero que gastaremos en lo que nos apasione). Si no nos gusta tanto lo que hacemos, estamos en presencia, mejor dicho, de un empleo.

Hoy, la forma de ganarnos la vida ha cambiado y el trabajo es cada vez más escaso, por lo que deben buscarse alternativas como el autoempleo. En todo caso, la capacitación y el talento es fundamental. Sigo sin entender la razón por la que hacer tonterías, grabarlas y compartirlas en redes, gusta tanto y pagan por ello. Tengo una hipótesis: es producto de la sociedad en la que vivimos y consecuencia de su grado de escolaridad y su nivel de ciudadanía.

Entretanto, conmemoremos el Día Internacional de los Trabajadores, ya sea desfilando (como se hacía en la segunda mitad del siglo pasado, con un nutrido desfile; el corporativismo andando, encabezado por la Confederación de Trabajadores Mexicanos, CTM), ya descansando pero, en todo caso, disfrutando del producto del propio trabajo.

germanrodriguez32@hotmail.com

El Primero de Mayo se celebra en buena parte del mundo el Día Internacional de los Trabajadores, conocido en México como el Día del Trabajo. Su origen obedece a la reivindicación del trabajo como instrumento de supervivencia de la mayoría de los seres humanos, quienes tenemos un patrón que nos da órdenes, quienes no tenemos otro instrumento que la fuerza de nuestro trabajo (físico o intelectual) para vivir nosotros y nuestras familias; en contraposición a los patrones, que son dueños del capital.

Como puede advertirse, el origen de la conmemoración tiene sustento epistemológico en lo que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, se conoce como comunismo y socialismo, dos corrientes de pensamiento con algunos principios compartidos.

La próxima conmemoración -a la que he aludido- excluye, entonces, a las actividades que, si bien pueden ser remuneradas, no se realizan por indicaciones de las personas que son dueñas del capital; es decir, el próximo lunes 1 de mayo, inhábil por ministerio de ley, no conmemoramos la reivindicación de quien tiene su propio negocio, de quien trabaja en la informalidad, de quien presta servicios profesionales de manera independiente o de las personas que hacen videos -la mayoría de las ocasiones muy básicos, elementales y silvestres- y lo suben en redes sociales obteniendo muchos likes (a mayor número de likes más dinero ganan).

Los trabajadores tenemos la obligación de capacitarnos para el mejor desempeño de nuestras labores y el patrón, debe darnos tal capacitación per se o por interpósita persona.

Nuestro trabajo, como apunté, debe darnos como contraprestación la retribución económica suficiente para el trabajador y su familia para vivir con el decoro y la dignidad que lleva de suyo pertenecer a la especie humana: vivienda, alimentación (comida, vestido, escuela para los menores), seguridad social y ocio.

Más allá de que el trabajo sea nuestro medio de subsistencia, el trabajo nos define, nos dignifica y le da sentido a nuestra vida, pues a través de él podemos realizarnos directa (si se tiene la fortuna de tener un trabajo que nos guste) o indirectamente (si no nos gusta tanto, pero estamos ciertos de que con el producto del mismo obtendremos dinero que gastaremos en lo que nos apasione). Si no nos gusta tanto lo que hacemos, estamos en presencia, mejor dicho, de un empleo.

Hoy, la forma de ganarnos la vida ha cambiado y el trabajo es cada vez más escaso, por lo que deben buscarse alternativas como el autoempleo. En todo caso, la capacitación y el talento es fundamental. Sigo sin entender la razón por la que hacer tonterías, grabarlas y compartirlas en redes, gusta tanto y pagan por ello. Tengo una hipótesis: es producto de la sociedad en la que vivimos y consecuencia de su grado de escolaridad y su nivel de ciudadanía.

Entretanto, conmemoremos el Día Internacional de los Trabajadores, ya sea desfilando (como se hacía en la segunda mitad del siglo pasado, con un nutrido desfile; el corporativismo andando, encabezado por la Confederación de Trabajadores Mexicanos, CTM), ya descansando pero, en todo caso, disfrutando del producto del propio trabajo.

germanrodriguez32@hotmail.com