A lo largo de mi vida he usado la palabra paradigma, durante mi vida estudiantil, era muy común en la escuela decir eso es un paradigma, hoy en día está demostrado que no es así, en la Facultad de Medicina, muchos de esos paradigmas que se creían fueron desapareciendo cuando la ciencia se antepuso ante la creencia, si acudimos a un diccionario enciclopédico clásico encontraremos dos significados fundamentales de la palabra paradigma: 1. El que proviene del latín (paradigma) y el griego (ðáñ äåéãìá), especialmente de la concepción filosófica que Platón tiene de la palabra «modelo»; 2. La interpretación correspondiente al campo de la lingüística; Así, por ejemplo, en el diccionario Cervantes (Alvero, F. 1976) se resumen ambas interpretaciones planteando que paradigma significa “Ejemplo o ejemplar, modelo que sirve de norma, especialmente en la conjugación o declinación”, pareciera que se trata de un trabalenguas, sin embargo al paso del tiempo hemos utilizado la palabra para hacer referencia a una creencia, que no necesariamente puede ser cierta o falsa, así pues un claro ejemplo de un paradigma es decir que los hombres no lloran, como porque no podríamos llorar, claro que sí y si le ponemos una emocionalidad puede ser por alegría, porque otro paradigma es que lloramos de tristeza, y no necesariamente, quizás lloramos para limpiar el alma o bien para limpiar los conductos lagrimales o incluso es un proceso fisiológico para lubricar el globo ocular, ya ven hay varias razones por las cuales debemos de llorar, y los invito a hacer el ejercicio, verán que bien se siente.
La finalidad de este espacio es hacer click, darnos unos minutos para hacer conciencia de muchas creencias que tenemos y que varias de ellas las tenemos desde que nacemos hasta que morimos, pero que no necesariamente son como las creemos, y esto depende exclusivamente a lo que hemos estado expuestos a lo largo de la vida, nuestra familia, nuestra comunidad, costumbres, valores, etc.