/ viernes 12 de agosto de 2022

Rompiendo Paradigmas

Hace algunos días fui a la Ciudad de México a realizar un trámite, previo a este viaje al parecer había revisado que ya tuviera todos los documentos listos para realizar el trámite, ya solo faltaba organizar el viaje, el horario de salida para llegar a tiempo a la cita y listo.

Se llegó el día, me traje inclusive documentos que no me habían pedido, hice mi lonche y el de la persona que me llevaría y vámonos, salimos puntualmente, el viaje de ida muy padre, viendo y reconociendo los paisajes, ha llovido y se ven verdes los montes, los valles, los sembradíos y la plática era muy amena, historias de jóvenes, recuerdos, en fin buena plática, por momentos me ponía a trabajar, revisando mail, contestando WhatsApp, haciendo llamadas, tengo la costumbre de atender todo en el momento, a la mitad del camino, algo llamó mi atención y saqué de la bolsa de mi chaleco un documento que ocuparía para el trámite, cuál va siendo mi sorpresa que la fecha que tenía no era la indicada o correcta, no lo comente, solo lo pensé, le escribí a mi esposa y le dije creo que tendré un problema, pero yo mismo me hice la historia en la cabeza y dije, no, claro que no, todo saldrá bien y podré cumplir los requisitos, seguramente hablando con las personas de la oficina se resuelve, por fin llegamos a nuestro destino, casi una hora antes de mi cita.

Me bajo del carro, me acerco y me invaden 5 personas, cuestionándome algunos y otros poniéndose a la orden, Don me dijo un joven de chamarra gris, con aspecto humilde, pero sonriente y me inspiró confianza, ya trae su formato, le dije claro, ya traigo todo listo, me dijo, ok, allá va la fila, le hice caso y me fui a formar, había cerca de 20 personas delante de mí formadas y se iban acercando personal de la oficina a revisar los documentos, llega conmigo una señorita y de manera prepotente y sin contestarme el buenas tardes, me dice ese no es el documento que se requiere, “te sales”, le dije perdón, si que te salgas de la fila, le conteste al menos por favor, me moví de la fila y se volvió a acercar el joven de sudadera gris, en ese momento le pregunte su nombre, se llama Juan, y me dijo, yo le ayudo con el documento, venga acompáñeme, oye le dije, y cuanto me va a costar la ayuda Juan, me dijo solo 50 pesos, vamos a media cuadra, entramos en un pequeño cuarto de 1 mts cuadrado y me imprime el dichoso documento, vengase me dice, lo vuelvo a llevar a la fila, nos regresamos, vuelve a revisarme los documentos otra señorita, la que tampoco contesta a mi saludo de buenas tardes, y me dice apague el celular, y pásele, me pone frente a un guardia que solo sabe gritar, “abra los brazos, las piernas, apague el celular y muévase”, me queda claro que a todos los que trabajan ahí, les encanta su trabajo, y está por demás decir que todos son mexicanos, pero todos se sienten extranjeros, me pasan a un mostrador y me dicen cómo se te ocurre realizar este trámite si la fecha está mal, ok, es mi error lo acepto, pero al menos me puedes cambiar la fecha para no perder el dinero del trámite, sí, quedó para abril del 2023, muchas gracias.

Salí de la oficina echando chispas, culpando a medio mundo, frustrado, triste por la actitud del personal de esa dependencia, pero muy agradecido con Juan por haber hecho lo que pudo por ayudarme, que contrastes tiene mi México, que paradigma, quién iba a decir que ese muchacho con mínimos estudios que se gana la vida honradamente en la calle, sea más educado que algunas personas, porque no quiero generalizar, solo algunas personas de esa oficina con estudios y preparación.

Hace algunos días fui a la Ciudad de México a realizar un trámite, previo a este viaje al parecer había revisado que ya tuviera todos los documentos listos para realizar el trámite, ya solo faltaba organizar el viaje, el horario de salida para llegar a tiempo a la cita y listo.

Se llegó el día, me traje inclusive documentos que no me habían pedido, hice mi lonche y el de la persona que me llevaría y vámonos, salimos puntualmente, el viaje de ida muy padre, viendo y reconociendo los paisajes, ha llovido y se ven verdes los montes, los valles, los sembradíos y la plática era muy amena, historias de jóvenes, recuerdos, en fin buena plática, por momentos me ponía a trabajar, revisando mail, contestando WhatsApp, haciendo llamadas, tengo la costumbre de atender todo en el momento, a la mitad del camino, algo llamó mi atención y saqué de la bolsa de mi chaleco un documento que ocuparía para el trámite, cuál va siendo mi sorpresa que la fecha que tenía no era la indicada o correcta, no lo comente, solo lo pensé, le escribí a mi esposa y le dije creo que tendré un problema, pero yo mismo me hice la historia en la cabeza y dije, no, claro que no, todo saldrá bien y podré cumplir los requisitos, seguramente hablando con las personas de la oficina se resuelve, por fin llegamos a nuestro destino, casi una hora antes de mi cita.

Me bajo del carro, me acerco y me invaden 5 personas, cuestionándome algunos y otros poniéndose a la orden, Don me dijo un joven de chamarra gris, con aspecto humilde, pero sonriente y me inspiró confianza, ya trae su formato, le dije claro, ya traigo todo listo, me dijo, ok, allá va la fila, le hice caso y me fui a formar, había cerca de 20 personas delante de mí formadas y se iban acercando personal de la oficina a revisar los documentos, llega conmigo una señorita y de manera prepotente y sin contestarme el buenas tardes, me dice ese no es el documento que se requiere, “te sales”, le dije perdón, si que te salgas de la fila, le conteste al menos por favor, me moví de la fila y se volvió a acercar el joven de sudadera gris, en ese momento le pregunte su nombre, se llama Juan, y me dijo, yo le ayudo con el documento, venga acompáñeme, oye le dije, y cuanto me va a costar la ayuda Juan, me dijo solo 50 pesos, vamos a media cuadra, entramos en un pequeño cuarto de 1 mts cuadrado y me imprime el dichoso documento, vengase me dice, lo vuelvo a llevar a la fila, nos regresamos, vuelve a revisarme los documentos otra señorita, la que tampoco contesta a mi saludo de buenas tardes, y me dice apague el celular, y pásele, me pone frente a un guardia que solo sabe gritar, “abra los brazos, las piernas, apague el celular y muévase”, me queda claro que a todos los que trabajan ahí, les encanta su trabajo, y está por demás decir que todos son mexicanos, pero todos se sienten extranjeros, me pasan a un mostrador y me dicen cómo se te ocurre realizar este trámite si la fecha está mal, ok, es mi error lo acepto, pero al menos me puedes cambiar la fecha para no perder el dinero del trámite, sí, quedó para abril del 2023, muchas gracias.

Salí de la oficina echando chispas, culpando a medio mundo, frustrado, triste por la actitud del personal de esa dependencia, pero muy agradecido con Juan por haber hecho lo que pudo por ayudarme, que contrastes tiene mi México, que paradigma, quién iba a decir que ese muchacho con mínimos estudios que se gana la vida honradamente en la calle, sea más educado que algunas personas, porque no quiero generalizar, solo algunas personas de esa oficina con estudios y preparación.