/ lunes 1 de marzo de 2021

Rumbo a las Elecciones Intermedias 

Querido lector: En esta ocasión, me desviaré un poco (mucho) de los temas de economía, desigualdad y finanzas (que es de lo que suelo escribir, por si no me leen) y trataré un asunto que a mí me ha decepcionado bastante y, tristemente, me ha quitado la esperanza de lo que me gustaría que pasara en 2021 y posteriormente en 2024 (hablo de las elecciones).

En los últimos meses, hemos visto cómo la caballería del partido en el poder ha empezado a moverse, desde la posición del gobierno, mediante los programas sociales, la entrega de apoyos económicos (sin condiciones) el adelanto de varios meses de estos mismos y, por si eso no bastara, también la vacuna contra la COVID-19 ha sido sujeta a cuestiones político electorales, cosa que no sorprende a nadie y, cómo dijo el presidente, la pandemia cayó como anillo al dedo.

¿Cómo va la oposición? lo que podría sorprender por ser la luz al final de este trienio ha resultado todo un show y ha sido de todo menos un movimiento creíble y fuerte rumbo a las elecciones intermedias, mismas que serán celebradas en el mes de junio de este 2021.

¿Cuál sería el escenario ideal? En todos los gobiernos, tener siempre mayoría absoluta no resulta bueno, siempre existen abusos por parte de estos grupos y, dejan a un lado a las minorías. Lo mismo veo en la Cámara de Diputados y el Senado de la República, donde tienen cierta mayoría y no existe un equilibrio que coadyuve a la prosperidad nacional y el correcto funcionamiento de nuestras instituciones para con el sector privado.

Para terminar, la supuesta desaprobación atribuida a AMLO, que se dio en los meses anteriores ha sido borrada y, nuevamente, su aprobación ronda los 60 puntos, lo cual hará que la siguiente contienda electoral sea muy complicada en todo sentidos: dimensión y tamaño, recursos manejados de manera discrecional, demasiada apertura a partidos políticos (que no tienen por qué existir), corrupción y opacidad en los institutos estatales, inseguridad que azota a prácticamente todo el país, COVID-19 y una serie de fenómenos que estrecharán el margen entre candidatos ganadores y los perdedores. Mientras tanto, los partidos políticos y ciudadanos independientes se perfilan para entrar a este circo romano, donde sólo uno (hablando respecto de cada puesto a competir) resultará el ganador y, de ser un mal candidato ganador, los ciudadanos resultaremos los perdedores.

Querido lector: En esta ocasión, me desviaré un poco (mucho) de los temas de economía, desigualdad y finanzas (que es de lo que suelo escribir, por si no me leen) y trataré un asunto que a mí me ha decepcionado bastante y, tristemente, me ha quitado la esperanza de lo que me gustaría que pasara en 2021 y posteriormente en 2024 (hablo de las elecciones).

En los últimos meses, hemos visto cómo la caballería del partido en el poder ha empezado a moverse, desde la posición del gobierno, mediante los programas sociales, la entrega de apoyos económicos (sin condiciones) el adelanto de varios meses de estos mismos y, por si eso no bastara, también la vacuna contra la COVID-19 ha sido sujeta a cuestiones político electorales, cosa que no sorprende a nadie y, cómo dijo el presidente, la pandemia cayó como anillo al dedo.

¿Cómo va la oposición? lo que podría sorprender por ser la luz al final de este trienio ha resultado todo un show y ha sido de todo menos un movimiento creíble y fuerte rumbo a las elecciones intermedias, mismas que serán celebradas en el mes de junio de este 2021.

¿Cuál sería el escenario ideal? En todos los gobiernos, tener siempre mayoría absoluta no resulta bueno, siempre existen abusos por parte de estos grupos y, dejan a un lado a las minorías. Lo mismo veo en la Cámara de Diputados y el Senado de la República, donde tienen cierta mayoría y no existe un equilibrio que coadyuve a la prosperidad nacional y el correcto funcionamiento de nuestras instituciones para con el sector privado.

Para terminar, la supuesta desaprobación atribuida a AMLO, que se dio en los meses anteriores ha sido borrada y, nuevamente, su aprobación ronda los 60 puntos, lo cual hará que la siguiente contienda electoral sea muy complicada en todo sentidos: dimensión y tamaño, recursos manejados de manera discrecional, demasiada apertura a partidos políticos (que no tienen por qué existir), corrupción y opacidad en los institutos estatales, inseguridad que azota a prácticamente todo el país, COVID-19 y una serie de fenómenos que estrecharán el margen entre candidatos ganadores y los perdedores. Mientras tanto, los partidos políticos y ciudadanos independientes se perfilan para entrar a este circo romano, donde sólo uno (hablando respecto de cada puesto a competir) resultará el ganador y, de ser un mal candidato ganador, los ciudadanos resultaremos los perdedores.