/ domingo 1 de agosto de 2021

Salud Emocional Y La Política

Al menos en los cuatro últimos sexenios, por decir lo menos, la forma de hacer política ha cambiado y llevado a los ciudadanos, a nuevas posturas. Sin exagerar, se puede afirmar que se generó una cultura política un tanto distinta, con todo y la influencia tecnócrata a partir de Salinas de Gortari.

De tal giro en la visión social, se creyó que por fin el ciudadano, tomaba una especie de empoderamiento real, más allá de la teoría. El caso ha sido qué, a querer o no, la parte ciudadana y demás población ha vivido en una burbuja, llamada “cambio”, o cualquier otro sinónimo: Renovación, Transformación, Alternancia, Transición, Reforma, etcétera.

Por otro lado, tenemos la contrapartida esencial: Conservación, Estabilidad. Esas simples consideraciones, hoy son raíz de controversia, de oposición. Decir que la sociedad mexicana se divide en tales partes, liberales y conservadores, es una postura anacrónica, o inacabada, pero sobre todo, falaz. Toda sociedad contemporánea democrática, es substancialmente plural, no sólo dual. Minorías, mayorías, indiferentes y moderados, apasionados o fanáticos, son todos parte, de la entidad social.

Entre esa amalgama, al igual, como parte integrante, están los mal llamados políticos. Resaltando aquéllos que han dominado el arte de la simulación. Así cuando se llega al punto de una dualidad, como liberales y conservadores, o sólo pobres y ricos, algo anda mal.

Sumemos algo de la realidad: La Pandemia, algunas circunstancias colaterales y consecuentes, como condiciones socio-económicas, inseguridad patrimonial, desigualdades, crecimiento de la pobreza, aislamiento social, políticas erráticas, o peor, falaces, etcétera. ¿No afecta la salud emocional? No es necesario explicarlo. Uno de sus efectos hoy, se llama estrés. Para colmo, soportar una visión distorsionada, egos que rayan en lo patológico, de actores políticos al frente de la denominada 4T. ¿Es la voluntad popular o de la mayoría? No. Es parte de esa psicosis social, bien engrasada con la ilusión de la esperanza, precisamente, de un “cambio”, prometido desde diversos –aunque iguales- púlpitos políticos, desde hace décadas, con similar resultado.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Sé que, de cualquier modo, hay personas –y están en su derecho- que creen que la mentada consulta de hoy domingo, tendrá efecto directo contra la corrupción; aunque la campaña oficial, haya sido en contra de lo dictaminado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues el gobierno federal ha hecho campaña explícita de que los ciudadanos voten para “enjuiciar a los expresidentes”, de Salinas a Peña. Hay mesas de proselitismo, visitas de casa en casa, en que ciudadanos quieren influir a otros, a tal cometido, pintas de muros con la misma propaganda, agoreros y jilgueros oficialistas. Se ha señalado que el proceso que organiza por Ley, el INE, costará a los mexicanos contribuyentes fiscales, unos 580 millones, pero no se contabiliza el costo de esos promotores, de las pintas de bardas, pasquines, volantes, reuniones y demás. ¡Dónde queda la austeridad republicana! Otra pifia y más decepción de los que en su momento, le creyeron al candidato, hoy burlando sus propias palabras, como presidente, en resultados reales. En fin, es la política a la mexicana. Y como se pronostica de manera fundada e inteligente, que tal consulta no logrará el porcentaje que señala la Carta Magna, para hacer vinculatorio el resultado de tal decisión, es decir, obligatoria para la autoridad que le competa; ¿Qué “inventará” o, incluso, acusará el presidente? El primer enemigo, seguirá siendo el INE, y los conservadores que siguen conspirando en contra de la transformación. En fin. Estimados lectores, finalmente, tienen la última opinión… y decisión. Cuídense, que la Pandemia toma giros letales.

Al menos en los cuatro últimos sexenios, por decir lo menos, la forma de hacer política ha cambiado y llevado a los ciudadanos, a nuevas posturas. Sin exagerar, se puede afirmar que se generó una cultura política un tanto distinta, con todo y la influencia tecnócrata a partir de Salinas de Gortari.

De tal giro en la visión social, se creyó que por fin el ciudadano, tomaba una especie de empoderamiento real, más allá de la teoría. El caso ha sido qué, a querer o no, la parte ciudadana y demás población ha vivido en una burbuja, llamada “cambio”, o cualquier otro sinónimo: Renovación, Transformación, Alternancia, Transición, Reforma, etcétera.

Por otro lado, tenemos la contrapartida esencial: Conservación, Estabilidad. Esas simples consideraciones, hoy son raíz de controversia, de oposición. Decir que la sociedad mexicana se divide en tales partes, liberales y conservadores, es una postura anacrónica, o inacabada, pero sobre todo, falaz. Toda sociedad contemporánea democrática, es substancialmente plural, no sólo dual. Minorías, mayorías, indiferentes y moderados, apasionados o fanáticos, son todos parte, de la entidad social.

Entre esa amalgama, al igual, como parte integrante, están los mal llamados políticos. Resaltando aquéllos que han dominado el arte de la simulación. Así cuando se llega al punto de una dualidad, como liberales y conservadores, o sólo pobres y ricos, algo anda mal.

Sumemos algo de la realidad: La Pandemia, algunas circunstancias colaterales y consecuentes, como condiciones socio-económicas, inseguridad patrimonial, desigualdades, crecimiento de la pobreza, aislamiento social, políticas erráticas, o peor, falaces, etcétera. ¿No afecta la salud emocional? No es necesario explicarlo. Uno de sus efectos hoy, se llama estrés. Para colmo, soportar una visión distorsionada, egos que rayan en lo patológico, de actores políticos al frente de la denominada 4T. ¿Es la voluntad popular o de la mayoría? No. Es parte de esa psicosis social, bien engrasada con la ilusión de la esperanza, precisamente, de un “cambio”, prometido desde diversos –aunque iguales- púlpitos políticos, desde hace décadas, con similar resultado.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Sé que, de cualquier modo, hay personas –y están en su derecho- que creen que la mentada consulta de hoy domingo, tendrá efecto directo contra la corrupción; aunque la campaña oficial, haya sido en contra de lo dictaminado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues el gobierno federal ha hecho campaña explícita de que los ciudadanos voten para “enjuiciar a los expresidentes”, de Salinas a Peña. Hay mesas de proselitismo, visitas de casa en casa, en que ciudadanos quieren influir a otros, a tal cometido, pintas de muros con la misma propaganda, agoreros y jilgueros oficialistas. Se ha señalado que el proceso que organiza por Ley, el INE, costará a los mexicanos contribuyentes fiscales, unos 580 millones, pero no se contabiliza el costo de esos promotores, de las pintas de bardas, pasquines, volantes, reuniones y demás. ¡Dónde queda la austeridad republicana! Otra pifia y más decepción de los que en su momento, le creyeron al candidato, hoy burlando sus propias palabras, como presidente, en resultados reales. En fin, es la política a la mexicana. Y como se pronostica de manera fundada e inteligente, que tal consulta no logrará el porcentaje que señala la Carta Magna, para hacer vinculatorio el resultado de tal decisión, es decir, obligatoria para la autoridad que le competa; ¿Qué “inventará” o, incluso, acusará el presidente? El primer enemigo, seguirá siendo el INE, y los conservadores que siguen conspirando en contra de la transformación. En fin. Estimados lectores, finalmente, tienen la última opinión… y decisión. Cuídense, que la Pandemia toma giros letales.

ÚLTIMASCOLUMNAS