/ lunes 26 de abril de 2021

Servidores de la Nación

Tocar el tema de las vacunas significa halar una madeja interminable. A mí me ha alcanzado para escribir casi dos años y ha faltado espacio.

Hace aproximadamente 5 semanas, fui uno de los pocos afortunados, a mis cuarenta y pico de años, en recibir mi primera dosis de vacuna Pfizer. El proceso no fue para nada sencillo en el IMSS: se nos concentró a todos los trabajadores de la zona Celaya en un único hospital donde nos tocó esperar bajo el sol aproximadamente 5 horas. Al final no me quejé: con un bronceado que el mismo Luismi envidiaría, pero salí inmunizado, algo por lo que llevaba semanas peleando para mis compañeros de todas las categorías y para mí mismo, luego de haber sufrido una tragedia personal que no viene al caso, pero me dio los bríos de levantar la voz y nadie más pasara por lo mismo.

Para la segunda dosis de vacuna, otro gallo (por no llamarle ganso) nos cantó: la cita fue en León, a 4 horas de distancia en automóvil por autopista (se tiene que ir en carro particular ya que no hay corrida directa de Acámbaro a León), para todas las zonas y subzonas del estado, y lo más divertido, nos avisaron a las 14:00 horas del viernes 16 de abril que debíamos de estar ahí a las de YA. Esta nueva estrategia fue por orden de los “servidores de la nación”.

Como yo, decenas de trabajadores no pudieron acudir, algunos por falta de automóvil, los más por la premura de la cita que les incapacitaba dejar a los hijos encargados con alguien o faltar a otro trabajo (aunque la mayor parte de la gente piensa que los médicos somos millonarios, el 99% tenemos otras fuentes de ingresos porque un solo salario no nos da para subsistir de modo decente, mucho menos para pagar a los 3 ninis que nos tocan por contribuyente y nos descuentan vía impuestos). Los que sí pudieron ir hasta León a recibir su segunda dosis de vacuna llegaron a las 4:00 de la madrugada si es que no sufrieron algún percance como bloqueos o pinchaduras de neumáticos.

¿Sabrán los servidores de la nación que Acámbaro está a 40 minutos de la Ciudad de Morelia, a 60 minutos de Querétaro y a 3 horas de México y que a todas estas ciudades hay una corrida de bus cada hora? No lo creo, porque lo hubiesen tomado en cuenta para no hacernos viajar 4 horas de ida a la capital del calzado, entretenernos otras 6 horas para la aplicación de la vacuna y hacernos regresar de madrugada con todas las vicisitudes que ello implica.

Yo no estoy ni a favor ni en contra de los servidores de la nación. Es más, en junio ni siquiera planeo pararme en las urnas, porque si es cierto que desapruebo varios aspectos de este gobierno y no me lo he callado (y por no doblar el covejón me acusan de cobrar chayote), mucho menos deseo que regresen los que se fueron dejando un desmadre y que ahora resulta que ya comen del mismo plato.

Lo único que si sugiero es una mejor estrategia de inmunización de los trabajadores de la salud, por el bien de todos.

Si pertenecemos a la misma empresa (IMSS) y estamos a media hora del Hospital Regional de Charo, ¿Cuál es el despropósito de dejar el pellejo en la carretera solo porque Charo es un municipio de Michoacán y no de Guanajuato, estado que por cierto, nos tiene olvidados?

¿Desconocerán acaso las autoridades federales que el Hospital General de Acámbaro del SS le da servicio a más de 10 municipios de Michoacán? Al final, todo es México. Si van a concentrar las vacunas en cada delegación ¿por qué no mandarnos a Morelia?

Sugiero que sigan trabajando los servidores de la nación, pero que entre ellos haya médicos epidemiólogos, sociólogos y geógrafos profesionales, de lo contrario, que dejen la campaña de vacunación en manos de quienes conocen del tema.

Fui 3 años director con nivel 53, y por lo tanto, encargado regional del IMSS de las campañas de vacunación; por eso conozco de lo que escribo, de lo contrario no me atrevería a hacer la sugerencia, para que pronto se alcance el 70% de la población mexicana vacunada.

Eso no es sólo política, sino ética y estrategia conveniente para el gobierno.

Tocar el tema de las vacunas significa halar una madeja interminable. A mí me ha alcanzado para escribir casi dos años y ha faltado espacio.

Hace aproximadamente 5 semanas, fui uno de los pocos afortunados, a mis cuarenta y pico de años, en recibir mi primera dosis de vacuna Pfizer. El proceso no fue para nada sencillo en el IMSS: se nos concentró a todos los trabajadores de la zona Celaya en un único hospital donde nos tocó esperar bajo el sol aproximadamente 5 horas. Al final no me quejé: con un bronceado que el mismo Luismi envidiaría, pero salí inmunizado, algo por lo que llevaba semanas peleando para mis compañeros de todas las categorías y para mí mismo, luego de haber sufrido una tragedia personal que no viene al caso, pero me dio los bríos de levantar la voz y nadie más pasara por lo mismo.

Para la segunda dosis de vacuna, otro gallo (por no llamarle ganso) nos cantó: la cita fue en León, a 4 horas de distancia en automóvil por autopista (se tiene que ir en carro particular ya que no hay corrida directa de Acámbaro a León), para todas las zonas y subzonas del estado, y lo más divertido, nos avisaron a las 14:00 horas del viernes 16 de abril que debíamos de estar ahí a las de YA. Esta nueva estrategia fue por orden de los “servidores de la nación”.

Como yo, decenas de trabajadores no pudieron acudir, algunos por falta de automóvil, los más por la premura de la cita que les incapacitaba dejar a los hijos encargados con alguien o faltar a otro trabajo (aunque la mayor parte de la gente piensa que los médicos somos millonarios, el 99% tenemos otras fuentes de ingresos porque un solo salario no nos da para subsistir de modo decente, mucho menos para pagar a los 3 ninis que nos tocan por contribuyente y nos descuentan vía impuestos). Los que sí pudieron ir hasta León a recibir su segunda dosis de vacuna llegaron a las 4:00 de la madrugada si es que no sufrieron algún percance como bloqueos o pinchaduras de neumáticos.

¿Sabrán los servidores de la nación que Acámbaro está a 40 minutos de la Ciudad de Morelia, a 60 minutos de Querétaro y a 3 horas de México y que a todas estas ciudades hay una corrida de bus cada hora? No lo creo, porque lo hubiesen tomado en cuenta para no hacernos viajar 4 horas de ida a la capital del calzado, entretenernos otras 6 horas para la aplicación de la vacuna y hacernos regresar de madrugada con todas las vicisitudes que ello implica.

Yo no estoy ni a favor ni en contra de los servidores de la nación. Es más, en junio ni siquiera planeo pararme en las urnas, porque si es cierto que desapruebo varios aspectos de este gobierno y no me lo he callado (y por no doblar el covejón me acusan de cobrar chayote), mucho menos deseo que regresen los que se fueron dejando un desmadre y que ahora resulta que ya comen del mismo plato.

Lo único que si sugiero es una mejor estrategia de inmunización de los trabajadores de la salud, por el bien de todos.

Si pertenecemos a la misma empresa (IMSS) y estamos a media hora del Hospital Regional de Charo, ¿Cuál es el despropósito de dejar el pellejo en la carretera solo porque Charo es un municipio de Michoacán y no de Guanajuato, estado que por cierto, nos tiene olvidados?

¿Desconocerán acaso las autoridades federales que el Hospital General de Acámbaro del SS le da servicio a más de 10 municipios de Michoacán? Al final, todo es México. Si van a concentrar las vacunas en cada delegación ¿por qué no mandarnos a Morelia?

Sugiero que sigan trabajando los servidores de la nación, pero que entre ellos haya médicos epidemiólogos, sociólogos y geógrafos profesionales, de lo contrario, que dejen la campaña de vacunación en manos de quienes conocen del tema.

Fui 3 años director con nivel 53, y por lo tanto, encargado regional del IMSS de las campañas de vacunación; por eso conozco de lo que escribo, de lo contrario no me atrevería a hacer la sugerencia, para que pronto se alcance el 70% de la población mexicana vacunada.

Eso no es sólo política, sino ética y estrategia conveniente para el gobierno.

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