/ domingo 19 de junio de 2022

Sin Luz

¿Qué hace usted? Preguntó un cándido ciudadano, a lo que parecía una persona –sin género visible, más por vestir una túnica y capucha. Sólo destacaba una mano un tanto huesuda, portando una linterna- ¿Por qué trae esa farola, si es pleno día? Volvió a inquirir el paisano, e igual, no obtuvo contestación. Pensó que tal vez no le había escuchado, y al instante empezó a especular: ¿Quién era esa persona, hombre o mujer, joven o de mediana o de la tercera edad? ¿Sería alguien demente? Era obvio que no era necesaria una especie de quinqué, a pleno luz del día. Lo que aumentó su curiosidad, incluso, empezó a preocuparse de que se tratara de algún malandrín o hasta un terrorista, con alguna argucia distractora tan común en estos tiempos. En reacción retardada, sacó su celular y empezó a tomar video y trasmitirlo a un compadre. En pocos minutos, las imágenes estaban en la red del ciberespacio. El hecho se hizo viral, como dicen ahora. Y los comentarios, los memes, las conclusiones a priori, al igual llenaron internet. Por fin, el cándido ciudadano, se acercó más a quien portaba la farola manual y volvió a preguntar con gran inquietud: ¿Viene de otro planeta? ¿Trae el anuncio del fin del mundo? Al no lograr respuesta, lo tomó del brazo y le dijo ya con tono más alterado: ¿Quién eres? En ese movimiento, se corrió un poco la capucha, mostrando una parte del rostro, lo que en cierto modo causó alivio del inquisidor ocasional, al tratarse de una cara humana, desgastada o agotada, aunque todavía no pudo definir su género o edad. Los ojos de ambos, se cruzaron por un instante, el personaje desconocido estaba sumamente triste, hasta se le corrió una lágrima, al tiempo que miró con ternura al franco ciudadano. Éste, ya alterado no atinó otra cosa que correr de ahí, en su escapatoria cayó su teléfono que grababa la escena y antes de caer al piso dejó testimonio virtual sólo de unas cuantas palabras: ¡Hay cañón, si es…!

No habían pasado ni diez minutos del inicio de la subida del video a las redes y ya estaban llegando varias personas al lugar, hasta vieron al inocente ciudadano poner alas a sus pies. No advirtieron a la criatura extraña, ya calificada de múltiples y confusas o fantasiosas personalidades u orígenes. Se generó molestia, confusión, desencanto y toda clase de sentimientos, fundidos en una idea común: ¡Fake News! En el barullo desatado, un individuo que pasaba, sin saber y menos interesarle el asunto, vio el teléfono en el suelo y se lo llevó. De inmediato lo apagó, para cambiarle luego, el chip.

Horas después, en algún bar de la ciudad, se reunieron los compadres para comentar el asunto y cambiar de manera directa sus propias impresiones: -¿Compa, que fue en verdad lo que viste? Todos dicen que fue falso el evento. ¿Cómo lo hiciste? Luego de un largo sorbo de cerveza, el ciudadano inexperto en lides tales, contestó, pasando saliva: -Compadre, todo fue muy rápido, pero sí pasó… Fue raro, en principio ni supe qué decir, pero al ver la cara de esa persona, me asusté y corrí…- El compadre, más intrigado, añadió: -Bueno, sí, lo entiendo, pero quién era o qué era… -No estoy seguro, hombre, pero, ¿Te acuerdas de los libros de texto gratuito en la primaria? Pues se parecía a la mujer, la de la portada… ¿Qué dices? ¿A la Patria? De cuál fumaste. Añadió el compadre y pidieron otra ronda, quedando ambos en silencio, cada cual atrapado en una red de pensamientos al punto.


LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Esta historia de ficción, aparejada con la realidad, nos dice que andamos un tanto perdidos, sin luz en el camino pues. Si cabe la moraleja, es que vamos perdiendo noción e identidad. Y claro, la Patria estaría triste y buscando lámpara en mano, a plena luz, una solución, incluso, un líder real, si aceptamos que requerimos o necesitamos ése guía y que, por otra parte, no ha llegado. Tal vez no exista. Es sólo otra fantasía política, que corroe y va aniquilando el ideal democrático en ese mismo sentido, ilusorio. ¿Por qué alguien malévolo o tunante, tiene el poder de decidir sobre nuestras vidas, patrimonio y hasta trazar el futuro? Cuídense mucho, el diablo sigue suelto en México y, también, en nuestro vilipendiado terruño.

¿Qué hace usted? Preguntó un cándido ciudadano, a lo que parecía una persona –sin género visible, más por vestir una túnica y capucha. Sólo destacaba una mano un tanto huesuda, portando una linterna- ¿Por qué trae esa farola, si es pleno día? Volvió a inquirir el paisano, e igual, no obtuvo contestación. Pensó que tal vez no le había escuchado, y al instante empezó a especular: ¿Quién era esa persona, hombre o mujer, joven o de mediana o de la tercera edad? ¿Sería alguien demente? Era obvio que no era necesaria una especie de quinqué, a pleno luz del día. Lo que aumentó su curiosidad, incluso, empezó a preocuparse de que se tratara de algún malandrín o hasta un terrorista, con alguna argucia distractora tan común en estos tiempos. En reacción retardada, sacó su celular y empezó a tomar video y trasmitirlo a un compadre. En pocos minutos, las imágenes estaban en la red del ciberespacio. El hecho se hizo viral, como dicen ahora. Y los comentarios, los memes, las conclusiones a priori, al igual llenaron internet. Por fin, el cándido ciudadano, se acercó más a quien portaba la farola manual y volvió a preguntar con gran inquietud: ¿Viene de otro planeta? ¿Trae el anuncio del fin del mundo? Al no lograr respuesta, lo tomó del brazo y le dijo ya con tono más alterado: ¿Quién eres? En ese movimiento, se corrió un poco la capucha, mostrando una parte del rostro, lo que en cierto modo causó alivio del inquisidor ocasional, al tratarse de una cara humana, desgastada o agotada, aunque todavía no pudo definir su género o edad. Los ojos de ambos, se cruzaron por un instante, el personaje desconocido estaba sumamente triste, hasta se le corrió una lágrima, al tiempo que miró con ternura al franco ciudadano. Éste, ya alterado no atinó otra cosa que correr de ahí, en su escapatoria cayó su teléfono que grababa la escena y antes de caer al piso dejó testimonio virtual sólo de unas cuantas palabras: ¡Hay cañón, si es…!

No habían pasado ni diez minutos del inicio de la subida del video a las redes y ya estaban llegando varias personas al lugar, hasta vieron al inocente ciudadano poner alas a sus pies. No advirtieron a la criatura extraña, ya calificada de múltiples y confusas o fantasiosas personalidades u orígenes. Se generó molestia, confusión, desencanto y toda clase de sentimientos, fundidos en una idea común: ¡Fake News! En el barullo desatado, un individuo que pasaba, sin saber y menos interesarle el asunto, vio el teléfono en el suelo y se lo llevó. De inmediato lo apagó, para cambiarle luego, el chip.

Horas después, en algún bar de la ciudad, se reunieron los compadres para comentar el asunto y cambiar de manera directa sus propias impresiones: -¿Compa, que fue en verdad lo que viste? Todos dicen que fue falso el evento. ¿Cómo lo hiciste? Luego de un largo sorbo de cerveza, el ciudadano inexperto en lides tales, contestó, pasando saliva: -Compadre, todo fue muy rápido, pero sí pasó… Fue raro, en principio ni supe qué decir, pero al ver la cara de esa persona, me asusté y corrí…- El compadre, más intrigado, añadió: -Bueno, sí, lo entiendo, pero quién era o qué era… -No estoy seguro, hombre, pero, ¿Te acuerdas de los libros de texto gratuito en la primaria? Pues se parecía a la mujer, la de la portada… ¿Qué dices? ¿A la Patria? De cuál fumaste. Añadió el compadre y pidieron otra ronda, quedando ambos en silencio, cada cual atrapado en una red de pensamientos al punto.


LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Esta historia de ficción, aparejada con la realidad, nos dice que andamos un tanto perdidos, sin luz en el camino pues. Si cabe la moraleja, es que vamos perdiendo noción e identidad. Y claro, la Patria estaría triste y buscando lámpara en mano, a plena luz, una solución, incluso, un líder real, si aceptamos que requerimos o necesitamos ése guía y que, por otra parte, no ha llegado. Tal vez no exista. Es sólo otra fantasía política, que corroe y va aniquilando el ideal democrático en ese mismo sentido, ilusorio. ¿Por qué alguien malévolo o tunante, tiene el poder de decidir sobre nuestras vidas, patrimonio y hasta trazar el futuro? Cuídense mucho, el diablo sigue suelto en México y, también, en nuestro vilipendiado terruño.

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