/ domingo 4 de noviembre de 2018

SINE QUA NON

“Las palabras democracia, socialismo, libertad, patriótico, realista, justicia tienen cada una múltiples significados, distintos, irreconciliables. En el caso del término democracia, no sólo no existe ninguna definición objeto de un acuerdo general, sino que los intentos para establecer una definición semejante encuentran resistencias en todas partes. Es casi universalmente admitido que tratar a un país de «democrático» es un cumplido: por lo tanto, los defensores de cualquier clase de régimen declaran que se trata de una democracia y lamentarían tener que abandonar este término si no estuviera dotado de un significado concreto.” (Eric Arthur Blair, escritor y periodista británico, 1901-1950.- Cuyo pseudónimo fue: George Orwell)

TORMENTA DE OCURRENCIAS

Con cierto desánimo, un tanto de sorpresa, he visto que estamos ante una “tormenta de ocurrencias” por AMLO y sus asesores. Y hay que reconocer que en sí mismo el ejercicio de una encuesta tiene visos democráticos. El problema está no, en el proceso, sino en su procedimiento y sobre todo, en el fondo del asunto.

Se ha intensificado el debate sobre temas que en apariencia son importantes, sobre todo para ésa minoría que se verá afectada por la “cancelación” de la mega-obra del NAIM. Incluso a quienes van más allá de la línea racional y creen que de no haberse realizado la famosa “encuesta” se habría atentado contra la democracia. Otros, los defensores del proyecto, nos dicen que se afectará el “segundo motor” de la economía nacional: El turismo, en particular el extranjero. Otros, los menos, alegan que fue un resultado pro-ambiental.

Lo más lamentable, es que AMLO acude con mucha facilidad a las ocurrencias, más ahora que en otra falacia, cree ser ya el presidente constitucional, toma decisiones, posturas e invita a celebrar tratados, acuerdos, mediaciones o conciliaciones, en este caso con el gobierno francés, de quienes dijo le habían dado una opinión experta sobre la viabilidad de su cambio de proyecto –situación que ya fue desmentida por los aludidos- y con la invitación a los constructores del NAIM, a quienes ya les aseguró no habrá problema, pero los “llama” a un acuerdo.

Entre esos dislates, ya hay ciudadanos que han interpuesto demandas de “amparo” contra la encuesta, sus resultados y la “decisión” de AMLO y Jiménez Espriú. Olvidan que López Obrador –todavía- no es autoridad política y que por ello, sus decisiones no son aún “actos de autoridad”, sobre los que se pueda demandar el amparo y protección de la justicia federal.

Y así, visto, cabe otra ocurrencia, aunque sí más sustancial: Preguntar al ciudadano presidente electo: ¿Para cuándo hará la “encuesta” que decida si el precio de los combustibles y las tarifas de energía eléctrica, bajan, suben o se mantienen? Por supuesto que habría una respuesta que no conviene al gobierno federal, con AMLO en funciones o no, pero sí de mucha importancia para los mexicanos.

EL LENGUAJE

A fuerza de la insistencia, estimados lectores, la queja sigue siendo el tipo de lenguaje político que no encuadra con la realidad política y social. Andrés Manuel López Obrador, está confirmando lo que decían sus detractores: Es de la hechura de los políticos de los que ya no queremos saber, Omnisciente (Que sabe todo), aunque la verdad, no lo es; Demagogo (Nos miente con verdades a medias); juega al demócrata, cuando es autoritario; se dice ser de “izquierda”, cuando no es así, porque no basta haber sido “opositor” al gobierno, eso denota sólo “antigobiernismo”, pero sigue las mismas prácticas que antes criticó y ahora exhibe “gran amistad” con sus adversarios de la “mafia del poder”; etc.

LA REALIDAD

No es un secreto que los mexicanos tenemos mayores problemas que un aeropuerto. Y espero no fastidiar con mi insistencia: La pobreza lacerante que consume a más de dos tercios de los mexicanos. El NAIM, como tal es importante, pero de ninguna manera es una prioridad nacional, ni es políticamente trascendente –por desgracia- que un puñado de personas haya “decidido”, lo que ya estaba fraguado. ¿Por qué no trabaja la Cámara de Diputados Federales, específicamente la bancada de MORENA, sobre la urgente reducción del precio de las gasolinas, el diésel, el gas casero, la energía eléctrica?

La respuesta puede parecer obvia, pero no es el bien mayor que el gobierno federal siga obteniendo recursos para solventar el 80% (más-menos) del gasto corriente y deje fuera parte de la solución para el muy mermado ingreso per cápita, en particular de más de 60 millones de pobres, a los que ya se quiere sumar a unos 5 mil –y contando- centroamericanos.

Se nos dice ahora que hay más posibilidad de extracción petrolífera, precisamente del tipo “ligero” que es el usado para transformarlo en gasolina. Pero, de que sirve a los mexicanos, si tenemos una gasolina muy cara. Y aunque el secretario de energía o el de economía, hayan dicho que los pobres no consumen gasolina, pues no tienen automóviles, lo que es una estupidez o mala leche, todo es caro en gran parte por los precios de los combustibles.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

El famoso y anhelado “cambio”, parece seguir lejano al menos para el grueso de los habitantes de esta vilipendiada Nación. Juegos, ocurrencias, falacias, lenguaje impreciso, prejuicios sociales, indiferencia ciudadana, rapiña, avaricia y un largo etcétera, siguen siendo los “colores” que nos dibujan la realidad política. ¿Eso merecemos o queremos? Puede haber incluso reacciones inconscientes, pero al final la realidad nos golpea en pleno rostro. Así pues, la democracia –de por sí imprecisa, como se apunta en el epígrafe- se convierte en una ficción, claro, hasta que nosotros decidamos lo contrario.

Tienen ustedes, mis estimados lectores, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, sin perjuicio de la esperanza.


“Las palabras democracia, socialismo, libertad, patriótico, realista, justicia tienen cada una múltiples significados, distintos, irreconciliables. En el caso del término democracia, no sólo no existe ninguna definición objeto de un acuerdo general, sino que los intentos para establecer una definición semejante encuentran resistencias en todas partes. Es casi universalmente admitido que tratar a un país de «democrático» es un cumplido: por lo tanto, los defensores de cualquier clase de régimen declaran que se trata de una democracia y lamentarían tener que abandonar este término si no estuviera dotado de un significado concreto.” (Eric Arthur Blair, escritor y periodista británico, 1901-1950.- Cuyo pseudónimo fue: George Orwell)

TORMENTA DE OCURRENCIAS

Con cierto desánimo, un tanto de sorpresa, he visto que estamos ante una “tormenta de ocurrencias” por AMLO y sus asesores. Y hay que reconocer que en sí mismo el ejercicio de una encuesta tiene visos democráticos. El problema está no, en el proceso, sino en su procedimiento y sobre todo, en el fondo del asunto.

Se ha intensificado el debate sobre temas que en apariencia son importantes, sobre todo para ésa minoría que se verá afectada por la “cancelación” de la mega-obra del NAIM. Incluso a quienes van más allá de la línea racional y creen que de no haberse realizado la famosa “encuesta” se habría atentado contra la democracia. Otros, los defensores del proyecto, nos dicen que se afectará el “segundo motor” de la economía nacional: El turismo, en particular el extranjero. Otros, los menos, alegan que fue un resultado pro-ambiental.

Lo más lamentable, es que AMLO acude con mucha facilidad a las ocurrencias, más ahora que en otra falacia, cree ser ya el presidente constitucional, toma decisiones, posturas e invita a celebrar tratados, acuerdos, mediaciones o conciliaciones, en este caso con el gobierno francés, de quienes dijo le habían dado una opinión experta sobre la viabilidad de su cambio de proyecto –situación que ya fue desmentida por los aludidos- y con la invitación a los constructores del NAIM, a quienes ya les aseguró no habrá problema, pero los “llama” a un acuerdo.

Entre esos dislates, ya hay ciudadanos que han interpuesto demandas de “amparo” contra la encuesta, sus resultados y la “decisión” de AMLO y Jiménez Espriú. Olvidan que López Obrador –todavía- no es autoridad política y que por ello, sus decisiones no son aún “actos de autoridad”, sobre los que se pueda demandar el amparo y protección de la justicia federal.

Y así, visto, cabe otra ocurrencia, aunque sí más sustancial: Preguntar al ciudadano presidente electo: ¿Para cuándo hará la “encuesta” que decida si el precio de los combustibles y las tarifas de energía eléctrica, bajan, suben o se mantienen? Por supuesto que habría una respuesta que no conviene al gobierno federal, con AMLO en funciones o no, pero sí de mucha importancia para los mexicanos.

EL LENGUAJE

A fuerza de la insistencia, estimados lectores, la queja sigue siendo el tipo de lenguaje político que no encuadra con la realidad política y social. Andrés Manuel López Obrador, está confirmando lo que decían sus detractores: Es de la hechura de los políticos de los que ya no queremos saber, Omnisciente (Que sabe todo), aunque la verdad, no lo es; Demagogo (Nos miente con verdades a medias); juega al demócrata, cuando es autoritario; se dice ser de “izquierda”, cuando no es así, porque no basta haber sido “opositor” al gobierno, eso denota sólo “antigobiernismo”, pero sigue las mismas prácticas que antes criticó y ahora exhibe “gran amistad” con sus adversarios de la “mafia del poder”; etc.

LA REALIDAD

No es un secreto que los mexicanos tenemos mayores problemas que un aeropuerto. Y espero no fastidiar con mi insistencia: La pobreza lacerante que consume a más de dos tercios de los mexicanos. El NAIM, como tal es importante, pero de ninguna manera es una prioridad nacional, ni es políticamente trascendente –por desgracia- que un puñado de personas haya “decidido”, lo que ya estaba fraguado. ¿Por qué no trabaja la Cámara de Diputados Federales, específicamente la bancada de MORENA, sobre la urgente reducción del precio de las gasolinas, el diésel, el gas casero, la energía eléctrica?

La respuesta puede parecer obvia, pero no es el bien mayor que el gobierno federal siga obteniendo recursos para solventar el 80% (más-menos) del gasto corriente y deje fuera parte de la solución para el muy mermado ingreso per cápita, en particular de más de 60 millones de pobres, a los que ya se quiere sumar a unos 5 mil –y contando- centroamericanos.

Se nos dice ahora que hay más posibilidad de extracción petrolífera, precisamente del tipo “ligero” que es el usado para transformarlo en gasolina. Pero, de que sirve a los mexicanos, si tenemos una gasolina muy cara. Y aunque el secretario de energía o el de economía, hayan dicho que los pobres no consumen gasolina, pues no tienen automóviles, lo que es una estupidez o mala leche, todo es caro en gran parte por los precios de los combustibles.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

El famoso y anhelado “cambio”, parece seguir lejano al menos para el grueso de los habitantes de esta vilipendiada Nación. Juegos, ocurrencias, falacias, lenguaje impreciso, prejuicios sociales, indiferencia ciudadana, rapiña, avaricia y un largo etcétera, siguen siendo los “colores” que nos dibujan la realidad política. ¿Eso merecemos o queremos? Puede haber incluso reacciones inconscientes, pero al final la realidad nos golpea en pleno rostro. Así pues, la democracia –de por sí imprecisa, como se apunta en el epígrafe- se convierte en una ficción, claro, hasta que nosotros decidamos lo contrario.

Tienen ustedes, mis estimados lectores, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, sin perjuicio de la esperanza.


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