/ domingo 25 de noviembre de 2018

SINE QUA NON

Antes que el sentimiento está la idea, antes que la compasión está la Justicia

Ignacio Manuel Altamirano, “El Nigromante”

LA DISTRACCIÓN

Hemos estado al pendiente de lo que haga o deje de hacer el presidente electo. Lo que es natural, dada la expectativa que logró sembrar en poco más de 32 millones de sufragistas. Dejando en segundo plano las acciones o planes del nuevo gobernador de Guanajuato, que por supuesto, también tiene sus propias “ocurrencias” como sabemos por los medios de comunicación locales.


Desde tiempos de don Benito Juárez -por mencionar una época- en el centro del País, ha existido gran resistencia a las políticas consideradas liberales y así los políticos locales conservadores, han creado “bloques opositores” con la idea de proteger, no a los ciudadanos, sino a sus intereses. En tiempos de la Reforma, los gobernadores de San Luis Potosí, Jalisco, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato, intentaron de manera férrea obstaculizar al Benemérito, en particular en su paso hacia el Norte, en su gobierno “itinerante”.


Desde luego, estimados lectores, los tiempos han cambiado sustancialmente, hoy tenemos más libertades, información, educación, comunicación, laicismo, etc., sin embargo, todavía hay lacras basales en las metas conservaduristas: a).- La oposición al progreso de las mayorías. Un ejemplo contundente está en el neoliberalismo que padecemos y, así lo único que avanza seguro es la pauperización de los mexicanos, en una cifra estimada de más de 60 millones de connacionales; b).- El intervencionismo soterrado y a veces descarado de la Curia de élite, que no pierde oportunidad –y menos esperanza- de rescatar sus fueros y economía, aunque el grueso de sus feligreses estén en atonía; c).- El yugo desgarrador de banqueros y empresarios sin consciencia social, francos depredadores de la naturaleza, del ecosistema. Y un largo etcétera.


La pugna entre liberales y conservadores, continúa, sin perjuicio de ésos opuestos parecen desdibujarse, al saltar al coso político, los “conciliadores, sentimentalistas o compasivos”, confundiendo como apunta el epígrafe de hoy, la “gimnasia con la magnesia”.


EL CONTEXTO ACTUAL.

Sin caer en reminiscencias o maniqueísmos y dejar por ahora que algunos líderes del pasado como Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, o los hermanos Flores Magón, hayan sido admiradores y seguidores del liberalismo social, de don Benito, o incluso mencionar entre ellos –con las proporciones guardadas- al nuevo presidente electo; cabe preguntar sobre el objetivo de una “nueva alianza” entre cuatro gobernadores: Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes, Francisco Domínguez Servién, de Querétaro, Juan Manuel Carreras López, de San Luis Potosí y, Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, de Guanajuato, que en días pasados firmaron un “acuerdo de colaboración y participación” en aras del progreso económico, la inversión empresarial, logística, exportación y demás objetivos afines. Nos dicen que “estamos en la zona más próspera de México.”


Ya hemos antes escuchado el mismo canto, sin embargo y aunque no lo dicen voz en cuello, es una clara estrategia política, para amainar la inusitada fuerza que tendrán en un futuro inmediato, los llamados coloquialmente “súper delegados”. Aprobados ya por el Senado y que en un tris entrarán en funciones. Lo que indica por un lado el control central que pretende y esboza ya López Obrador y, por otra parte, la lógica disminución de manejo económico de los actuales gobernadores –incluida la corrupción electoral- con sus consecuencias de pérdida de músculo político local, y en lo que nos interesa, para Guanajuato, último bastión azul albo nacional.


Para cereza contradictoria de la visión liberal y social, parece que el gobernador de Guanajuato, quiere regresar a la imposición del cobro de tenencia vehicular, por más que esté demostrada la inconstitucionalidad de dicho impuesto y sobre todo, lo lesivo para la economía de los contribuyentes. Pero como sabemos “cuenta con una pléyade” de 21 diputados azules en el Congreso, aunque desdeñaría por lo pronto a 5 millones y medio de guanajuatenses y más de 4 millones 300 mil electores, así como a quienes hayan votado por él.


Mientras tanto, la delincuencia y sus índices crecen, a pesar de los “alegres planes” del actual gobernador, que empeñó su futuro al sostener a los alfiles de Miguel Márquez, en el disque combate a la impunidad y a la delincuencia.


LA CONDICIÓN SINE QUA NON

Gobiernos pasan y llegan, en tanto los ciudadanos y los habitantes estamos sumidos en una inercia sin fin. ¿Por qué? Se dice que en el fondo tememos el cambio real, salir del confort. Sin embargo, creo que lo que pasa en que no estamos del todo conscientes de nuestros derechos y obligaciones. Por un lado, hay propuestas que en la superficie parecen democráticas o que abonan a la democracia y en el fondo, no buscan una transición, sino mantener el statu quo tras un velo discursivo de “progreso”.


Está pasando con las “consultas populares”, pero que no atienden los problemas endémicos y profundos –que no son insondables, sólo encubiertos- que pretenden dibujar como un “cambio”. En lo local nos pone el gobierno como un Estado progresista, con un presente y un futuro prominente, pero la verdad es que tal tesitura es negocio redondo de unos cuantos, y el resultado social, popular no es más que de engaño, de pobreza exponencial, sin perjuicio de que haya otros en peores condiciones que nosotros. Somos un Estado de los más competitivos, pero para la delincuencia y sus nefastos efectos. Y no es fatalismo, es realismo.


Para colmo, en las elecciones recientes, sumadas las anteriores, el triunfo fue para la corrupción. Esa es nuestra situación. No debemos dejar pasar que los triunfos electorales fueron comprados o por intimidación o por ignorancia del alcance de los derechos cívicos y que al final, la jurisdicción electoral se inclinó bajo las argucias permitidas por la ley comicial, a sostener el estado de cosas. Y lo digo incluso por experiencia directa.


¿Qué nos queda hacer? La reacción inteligente, civilizada, legal, es qué nos organicemos como ciudadanos para presionar en forma ordenada y pacífica. En consecuencia, desde esta palestra convoco a la acción cívica: Crearemos una contraloría ciudadana, ya les explicaré en próximo artículo. Tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, con todo el ánimo cívico.

Antes que el sentimiento está la idea, antes que la compasión está la Justicia

Ignacio Manuel Altamirano, “El Nigromante”

LA DISTRACCIÓN

Hemos estado al pendiente de lo que haga o deje de hacer el presidente electo. Lo que es natural, dada la expectativa que logró sembrar en poco más de 32 millones de sufragistas. Dejando en segundo plano las acciones o planes del nuevo gobernador de Guanajuato, que por supuesto, también tiene sus propias “ocurrencias” como sabemos por los medios de comunicación locales.


Desde tiempos de don Benito Juárez -por mencionar una época- en el centro del País, ha existido gran resistencia a las políticas consideradas liberales y así los políticos locales conservadores, han creado “bloques opositores” con la idea de proteger, no a los ciudadanos, sino a sus intereses. En tiempos de la Reforma, los gobernadores de San Luis Potosí, Jalisco, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato, intentaron de manera férrea obstaculizar al Benemérito, en particular en su paso hacia el Norte, en su gobierno “itinerante”.


Desde luego, estimados lectores, los tiempos han cambiado sustancialmente, hoy tenemos más libertades, información, educación, comunicación, laicismo, etc., sin embargo, todavía hay lacras basales en las metas conservaduristas: a).- La oposición al progreso de las mayorías. Un ejemplo contundente está en el neoliberalismo que padecemos y, así lo único que avanza seguro es la pauperización de los mexicanos, en una cifra estimada de más de 60 millones de connacionales; b).- El intervencionismo soterrado y a veces descarado de la Curia de élite, que no pierde oportunidad –y menos esperanza- de rescatar sus fueros y economía, aunque el grueso de sus feligreses estén en atonía; c).- El yugo desgarrador de banqueros y empresarios sin consciencia social, francos depredadores de la naturaleza, del ecosistema. Y un largo etcétera.


La pugna entre liberales y conservadores, continúa, sin perjuicio de ésos opuestos parecen desdibujarse, al saltar al coso político, los “conciliadores, sentimentalistas o compasivos”, confundiendo como apunta el epígrafe de hoy, la “gimnasia con la magnesia”.


EL CONTEXTO ACTUAL.

Sin caer en reminiscencias o maniqueísmos y dejar por ahora que algunos líderes del pasado como Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, o los hermanos Flores Magón, hayan sido admiradores y seguidores del liberalismo social, de don Benito, o incluso mencionar entre ellos –con las proporciones guardadas- al nuevo presidente electo; cabe preguntar sobre el objetivo de una “nueva alianza” entre cuatro gobernadores: Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes, Francisco Domínguez Servién, de Querétaro, Juan Manuel Carreras López, de San Luis Potosí y, Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, de Guanajuato, que en días pasados firmaron un “acuerdo de colaboración y participación” en aras del progreso económico, la inversión empresarial, logística, exportación y demás objetivos afines. Nos dicen que “estamos en la zona más próspera de México.”


Ya hemos antes escuchado el mismo canto, sin embargo y aunque no lo dicen voz en cuello, es una clara estrategia política, para amainar la inusitada fuerza que tendrán en un futuro inmediato, los llamados coloquialmente “súper delegados”. Aprobados ya por el Senado y que en un tris entrarán en funciones. Lo que indica por un lado el control central que pretende y esboza ya López Obrador y, por otra parte, la lógica disminución de manejo económico de los actuales gobernadores –incluida la corrupción electoral- con sus consecuencias de pérdida de músculo político local, y en lo que nos interesa, para Guanajuato, último bastión azul albo nacional.


Para cereza contradictoria de la visión liberal y social, parece que el gobernador de Guanajuato, quiere regresar a la imposición del cobro de tenencia vehicular, por más que esté demostrada la inconstitucionalidad de dicho impuesto y sobre todo, lo lesivo para la economía de los contribuyentes. Pero como sabemos “cuenta con una pléyade” de 21 diputados azules en el Congreso, aunque desdeñaría por lo pronto a 5 millones y medio de guanajuatenses y más de 4 millones 300 mil electores, así como a quienes hayan votado por él.


Mientras tanto, la delincuencia y sus índices crecen, a pesar de los “alegres planes” del actual gobernador, que empeñó su futuro al sostener a los alfiles de Miguel Márquez, en el disque combate a la impunidad y a la delincuencia.


LA CONDICIÓN SINE QUA NON

Gobiernos pasan y llegan, en tanto los ciudadanos y los habitantes estamos sumidos en una inercia sin fin. ¿Por qué? Se dice que en el fondo tememos el cambio real, salir del confort. Sin embargo, creo que lo que pasa en que no estamos del todo conscientes de nuestros derechos y obligaciones. Por un lado, hay propuestas que en la superficie parecen democráticas o que abonan a la democracia y en el fondo, no buscan una transición, sino mantener el statu quo tras un velo discursivo de “progreso”.


Está pasando con las “consultas populares”, pero que no atienden los problemas endémicos y profundos –que no son insondables, sólo encubiertos- que pretenden dibujar como un “cambio”. En lo local nos pone el gobierno como un Estado progresista, con un presente y un futuro prominente, pero la verdad es que tal tesitura es negocio redondo de unos cuantos, y el resultado social, popular no es más que de engaño, de pobreza exponencial, sin perjuicio de que haya otros en peores condiciones que nosotros. Somos un Estado de los más competitivos, pero para la delincuencia y sus nefastos efectos. Y no es fatalismo, es realismo.


Para colmo, en las elecciones recientes, sumadas las anteriores, el triunfo fue para la corrupción. Esa es nuestra situación. No debemos dejar pasar que los triunfos electorales fueron comprados o por intimidación o por ignorancia del alcance de los derechos cívicos y que al final, la jurisdicción electoral se inclinó bajo las argucias permitidas por la ley comicial, a sostener el estado de cosas. Y lo digo incluso por experiencia directa.


¿Qué nos queda hacer? La reacción inteligente, civilizada, legal, es qué nos organicemos como ciudadanos para presionar en forma ordenada y pacífica. En consecuencia, desde esta palestra convoco a la acción cívica: Crearemos una contraloría ciudadana, ya les explicaré en próximo artículo. Tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, con todo el ánimo cívico.

ÚLTIMASCOLUMNAS