/ lunes 25 de febrero de 2019

Sine qua non

“Segunda Oportunidad”

“Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar.” (Bertrand Arthur William Russell, filósofo y matemático británico, 1872-1970)

¿EMPECINAMIENTO, ESTRATEGIA, FACTURA?

Cualquiera de las posturas, tanto de gobernar o de política, que para algunos avezados opinadores, son distintas, la verdad es que chocan con la realidad que vivimos los ciudadanos y habitantes del Estado de Guanajuato. Me refiero a la imposición del fiscal general, Carlos Zamarripa.

No olvidamos que en campaña, el actual gobernador señaló en repetidas ocasiones su concordancia en que el procurador –el mismo que hoy va de fiscal general- había agotado su ciclo y más, que no había resultados satisfactorios, por más complejo que resulta el combate a la inseguridad pública. Hoy, es otra cosa, don Diego Sinhué, va con todo para apoyar su designación –imposición en realidad- del Lic. Zamarripa. Aunque muchos se pregunten: ¿Por qué?

Los “números” como se dice coloquialmente a los resultados negativos o positivos sobre el combate a la delincuencia, a la corrupción, la impunidad, y en general lograr la estabilidad en la seguridad pública, NO favorecen a Zamarripa, desde ningún ángulo realista. Aunque las causas puedan o no ser justificativas. Como he señalado y es además la óptica general contundente: Los muertos no tienen una segunda oportunidad. Y es que uno de los problemas más sentidos, son precisamente los decesos diarios, a todas luces y horas, por más que se maquillen las cantidades, o se diga que son efectos colaterales e incluso –en el colmo- hechos aislados.

Sí el señor gobernador toma decisiones, aun contra viento y marea, sin escuchar los reclamos de los gobernados, o a la opinión pública, o quienes creyeron y votaron por él; se convierte en un asunto trascendente, fuera de su ámbito personal de interés o de compromiso político. La imposición del aludido “fiscal”, pasa a ser una contradicción, que seguirá generando resultados negativos y es que es muy simple, el señor Zamarripa ya llegó –como lo demuestran los hechos reales- al tope de su propia incapacidad y si el gobernador se la “quiere jugar”, lo deberá hacer en su esfera particular, si acaso, pero no de los gobernados, de quienes ha recibido un mandato: gobernar bien.

En tales menesteres de buen gobierno, no caben las terquedades personales, los compromisos de grupo, las facturas políticas por pagar, las estrategias fallidas. Ante tal incongruencia en la decisión del gobernador, se originan incluso, especulaciones tales como que en realidad, quienes quieren mantener en tal posición aludido fiscal, son quienes precisamente se favorecen por sus resultados malogrados.

También es posible y creo que esa es la apuesta del don Diego –por cándida que parezca- que Zamarripa tiene ya un camino andado, experiencia y tamaños, que desplegará en ésta segunda oportunidad. No quiero ser pesimista, pero no comparto, como muchos, tal consideración; por el estado de cosas que es contundente.

Reconocer errores y más, enmendarlos, como ya sentenció la sabiduría popular: Es de sabios. Y TODOS, tirios y troyanos, apoyadores o detractores, esperaban que el gobernador, y por supuesto, Zamarripa, tuvieran luz. Uno, recapacitando y dejando su empecinamiento y el otro, reconocer que ya no da la talla y retirarse, aunque ya no fuera por la “puerta grande”. Los guanajuatenses bien nacidos, lo agradecerían. Pues, además, el autoritarismo a ultranza que maneja don Diego, no abona nada a la democracia y la participación ciudadana.

Tal contradicción, tiene un costo político que afectará proporcionalmente a su Partido Político de origen, a la estabilidad política, social y económica, amén de ir directamente a un ejercicio fallido en el rubro específico de la seguridad pública interior de Guanajuato.

“NÚMEROS”

La denominada “unidad de transparencia” ha dado datos que algunos medios como “animal político/el sabueso” hicieron públicos desde el sexenio anterior y aseguran que, por ejemplo, la desaparición de personas aumentó hasta un 249%, y a ello, Miguel Márquez respondió que no había tal, “se van con el novio, o al “norte”, dijo entonces, luego, en el rubro de los “derechos humanos”, se expusieron más de 100 denuncias de casos de tortura; en las averiguaciones del ministerio público, sobre delitos sexuales, más del 98% no llegan a juicio, además de que las víctimas no reciben atención especializada o focalizada; no hay estadísticas sobre embarazos de adolescentes, que pueden ser incluso producto de abusos sexuales; no hay números confiables sobre decesos intencionales (homicidios dolosos); se niega igual la realidad sobre robo de autos bajo violencia, como paradójicamente acaba de sufrir en carne y patrimonio, el expresidente municipal de este vilipendiado municipio en que también el “huachicol es mínimo y no se sabía de algún cártel”, o que campea la extorsión, o el tráfico de personas no es “relevante”; y un largo y penoso etcétera. En todos esos hechos, el señor Zamarripa –se supone, principalmente por Miguel Márquez y ahora, su sucesor- “hacía muy bien” su trabajo.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

El sol, no se tapa con un pulgar. El buen gobernar requiere de posiciones equilibradas y sustentadas en los hechos, amén de la teoría y filosofía políticas. Para algunos, es un “arte”, y como toda obra requiere de perfeccionamiento, especialmente para lograr la “última pincelada, con el toque maestro”, es decir: ¡Hacerlo bien y en beneficio de la sociedad! De lo contrario, los gobernados deberán exigir que se gobierne bien y para ello, podremos hacer uso de los mecanismos y procedimientos que la Ley nos permite, como el juicio político, más cuando se soslayan los derechos civiles, con tan crasas decisiones del mandatario estatal.

Más allá de ideologías partidistas o posturas políticas, incluso de espera de resultados; lo difícil es la credibilidad que debamos tener ante la imposición de Zamarripa. Lo exigible es que haya acciones contundentes contra determinados personajes ya muy conocidos de la delincuencia a la voz de ya. Los guanajuatenses no queremos más planes que no logren el abatimiento eficaz de la inseguridad pública. El gobernador no debe estar pensando en el 2021, sino en resolver un problema de ayer, hoy. O terminaremos ratificando que la autoridad está rebasada, o peor, coludida. No es una mera “percepción”, así lo dictan los hechos, mismos que diputados panistas o afines, gobernador y el nuevo fiscal, parecen desconocer. Deben pues, también salir de su burbuja de confort.

Como es usual, tienen ustedes estimados lectores, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, por penosa que sea “la percepción” social.

“Segunda Oportunidad”

“Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar.” (Bertrand Arthur William Russell, filósofo y matemático británico, 1872-1970)

¿EMPECINAMIENTO, ESTRATEGIA, FACTURA?

Cualquiera de las posturas, tanto de gobernar o de política, que para algunos avezados opinadores, son distintas, la verdad es que chocan con la realidad que vivimos los ciudadanos y habitantes del Estado de Guanajuato. Me refiero a la imposición del fiscal general, Carlos Zamarripa.

No olvidamos que en campaña, el actual gobernador señaló en repetidas ocasiones su concordancia en que el procurador –el mismo que hoy va de fiscal general- había agotado su ciclo y más, que no había resultados satisfactorios, por más complejo que resulta el combate a la inseguridad pública. Hoy, es otra cosa, don Diego Sinhué, va con todo para apoyar su designación –imposición en realidad- del Lic. Zamarripa. Aunque muchos se pregunten: ¿Por qué?

Los “números” como se dice coloquialmente a los resultados negativos o positivos sobre el combate a la delincuencia, a la corrupción, la impunidad, y en general lograr la estabilidad en la seguridad pública, NO favorecen a Zamarripa, desde ningún ángulo realista. Aunque las causas puedan o no ser justificativas. Como he señalado y es además la óptica general contundente: Los muertos no tienen una segunda oportunidad. Y es que uno de los problemas más sentidos, son precisamente los decesos diarios, a todas luces y horas, por más que se maquillen las cantidades, o se diga que son efectos colaterales e incluso –en el colmo- hechos aislados.

Sí el señor gobernador toma decisiones, aun contra viento y marea, sin escuchar los reclamos de los gobernados, o a la opinión pública, o quienes creyeron y votaron por él; se convierte en un asunto trascendente, fuera de su ámbito personal de interés o de compromiso político. La imposición del aludido “fiscal”, pasa a ser una contradicción, que seguirá generando resultados negativos y es que es muy simple, el señor Zamarripa ya llegó –como lo demuestran los hechos reales- al tope de su propia incapacidad y si el gobernador se la “quiere jugar”, lo deberá hacer en su esfera particular, si acaso, pero no de los gobernados, de quienes ha recibido un mandato: gobernar bien.

En tales menesteres de buen gobierno, no caben las terquedades personales, los compromisos de grupo, las facturas políticas por pagar, las estrategias fallidas. Ante tal incongruencia en la decisión del gobernador, se originan incluso, especulaciones tales como que en realidad, quienes quieren mantener en tal posición aludido fiscal, son quienes precisamente se favorecen por sus resultados malogrados.

También es posible y creo que esa es la apuesta del don Diego –por cándida que parezca- que Zamarripa tiene ya un camino andado, experiencia y tamaños, que desplegará en ésta segunda oportunidad. No quiero ser pesimista, pero no comparto, como muchos, tal consideración; por el estado de cosas que es contundente.

Reconocer errores y más, enmendarlos, como ya sentenció la sabiduría popular: Es de sabios. Y TODOS, tirios y troyanos, apoyadores o detractores, esperaban que el gobernador, y por supuesto, Zamarripa, tuvieran luz. Uno, recapacitando y dejando su empecinamiento y el otro, reconocer que ya no da la talla y retirarse, aunque ya no fuera por la “puerta grande”. Los guanajuatenses bien nacidos, lo agradecerían. Pues, además, el autoritarismo a ultranza que maneja don Diego, no abona nada a la democracia y la participación ciudadana.

Tal contradicción, tiene un costo político que afectará proporcionalmente a su Partido Político de origen, a la estabilidad política, social y económica, amén de ir directamente a un ejercicio fallido en el rubro específico de la seguridad pública interior de Guanajuato.

“NÚMEROS”

La denominada “unidad de transparencia” ha dado datos que algunos medios como “animal político/el sabueso” hicieron públicos desde el sexenio anterior y aseguran que, por ejemplo, la desaparición de personas aumentó hasta un 249%, y a ello, Miguel Márquez respondió que no había tal, “se van con el novio, o al “norte”, dijo entonces, luego, en el rubro de los “derechos humanos”, se expusieron más de 100 denuncias de casos de tortura; en las averiguaciones del ministerio público, sobre delitos sexuales, más del 98% no llegan a juicio, además de que las víctimas no reciben atención especializada o focalizada; no hay estadísticas sobre embarazos de adolescentes, que pueden ser incluso producto de abusos sexuales; no hay números confiables sobre decesos intencionales (homicidios dolosos); se niega igual la realidad sobre robo de autos bajo violencia, como paradójicamente acaba de sufrir en carne y patrimonio, el expresidente municipal de este vilipendiado municipio en que también el “huachicol es mínimo y no se sabía de algún cártel”, o que campea la extorsión, o el tráfico de personas no es “relevante”; y un largo y penoso etcétera. En todos esos hechos, el señor Zamarripa –se supone, principalmente por Miguel Márquez y ahora, su sucesor- “hacía muy bien” su trabajo.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

El sol, no se tapa con un pulgar. El buen gobernar requiere de posiciones equilibradas y sustentadas en los hechos, amén de la teoría y filosofía políticas. Para algunos, es un “arte”, y como toda obra requiere de perfeccionamiento, especialmente para lograr la “última pincelada, con el toque maestro”, es decir: ¡Hacerlo bien y en beneficio de la sociedad! De lo contrario, los gobernados deberán exigir que se gobierne bien y para ello, podremos hacer uso de los mecanismos y procedimientos que la Ley nos permite, como el juicio político, más cuando se soslayan los derechos civiles, con tan crasas decisiones del mandatario estatal.

Más allá de ideologías partidistas o posturas políticas, incluso de espera de resultados; lo difícil es la credibilidad que debamos tener ante la imposición de Zamarripa. Lo exigible es que haya acciones contundentes contra determinados personajes ya muy conocidos de la delincuencia a la voz de ya. Los guanajuatenses no queremos más planes que no logren el abatimiento eficaz de la inseguridad pública. El gobernador no debe estar pensando en el 2021, sino en resolver un problema de ayer, hoy. O terminaremos ratificando que la autoridad está rebasada, o peor, coludida. No es una mera “percepción”, así lo dictan los hechos, mismos que diputados panistas o afines, gobernador y el nuevo fiscal, parecen desconocer. Deben pues, también salir de su burbuja de confort.

Como es usual, tienen ustedes estimados lectores, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, por penosa que sea “la percepción” social.

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