/ domingo 17 de marzo de 2019

SINE QUA NON

LA PERCEPCIÓN

LOS PRIMEROS CIEN DÍAS

La idea de qué bastan cien días para dar algún resultado o avance sustancial en el tema político, fue –al menos así se presume en la historia francesa- del Corso Napoleón Bonaparte.

La desesperación por “acarrear” alguna confianza del Pueblo Francés, para su propia causa, llevó al controvertido estadista a prometer que en cien días (Cent-Jours) volvería por sus fueros venciendo a los británicos. Así Napoleón, empeñó su alma en la batalla o campaña de Waterloo. Y bueno, sabemos el resultado.

Desde entonces, algunos políticos o representantes populares, han retado a su destino, intentando que en sólo cien días, puedan dar algún giro, o resultados halagüeños a su propia “campaña” o ejercicio gubernativo.

¿Por qué son tan avezados? Simple: Confían mucho en sí mismos o consideran que el Pueblo los quiere a tal grado que cree en ésa posibilidad, es decir, de que efectivamente se logre un cierto avance.

LA REALIDAD

Para nadie es un secreto que el Presidente de México, ha despertado inusitadas expectativas sobre su propia capacidad para lograr, lo que él llama “La cuarta transformación”, es decir, que ya hubo antes otras tres: La Independencia, La Reforma y, la Revolución.

Por supuesto, es su propia y personal percepción. Debo decir que hay quien se opone a esa visión y es lógico, pues incluso la llamada “Revolución Mexicana”, no fue jamás un movimiento que haya logrado sus objetivos, ni tampoco se ciñó al plan original, es más, existe la crítica desde las ciencias sociales y la postura ideológica e historiográfica, de que dicho movimiento social y político, fue al final traicionado, por tanto, inconcluso o fallido. En tal sentido, es fácil tal deducción al ver el desarrollo y trayectoria y resultados de gobiernos “revolucionarios”, que por cierto, ha sido una tónica de crítica del propio AMLO, en todas las campañas que agotó, antes de lograr por fin, sentarse en la “Silla del Águila”.

Luego entonces, a los “cien días” de su arribo a la Presidencia, hay que analizar los hechos, la realidad, con el discurso de don Andrés Manuel, y por supuesto con los “resultados” que nos dijo, se han logrado.

EL CONTEXTO ECONÓMICO Y POLÍTICO

Entre muchas de las promesas de campaña, AMLO, nos repitió en cada oportunidad, que no habría gasolinazos. Ahora, en los hechos, no hay al menos, aumentos programados como sucedió en el régimen peñista. Y nos dice el Presidente, que los aumentos son y serán a precios reales. ¿Qué significa tal calificativo? En economía de las finanzas públicas, es: “El precio de un bien expresado en moneda de un valor adquisitivo determinado.”

Sin embargo, sabemos que el precio es asignado con un valor nominal –no real- por ello, el “precio real”, se obtendrá de dividir el precio nominal entre el índice general de precios. Lo que hasta aquí, nos deja si no igual, más confundidos.

¿Por qué nos dice López Obrador, que los aumentos a los combustibles, son a precios reales, que por tanto “no hay gasolinazos”?

En el caso de la gasolina, por ejemplo, sabemos que su precio, para empezar, ha sido y es “nominal”, es decir, impuesto por las Secretarías de Hacienda o Energía. ¿Cómo llegan a tal nominación? Nos han dicho que se considera: 1.- El precio de referencia internacional; 2.- Impuestos (IEPS –triple- IVA y al Carbono); 3.- Transporte, internación (¿?), flete y distribución por regiones; 4.- Ganancia de los expendedores, lo que da el precio final. Lo raro es que no se informa sobre el costo real, que no es lo mismo que el precio, ni nominal, ni real.

En otra oportunidad mencioné que el costo de extracción del crudo al menos hasta 2017, en México oscilaba en los 7.90 dólares por barril y tal costo, obedecía a referencias internacionales. Y así, se llegó a saber que el costo por litro en México –extracción, conversión de crudo a gasolina, transporte, distribución y entrega a los expendedores al menudeo, el IEPS, IVA e Impuesto al “carbono” (Contaminación), daba un precio de 7 pesos por litro, curiosamente cercano al precio al público en los EUA y que según la fórmula del gobierno debía ser una referencia internacional. (Razón por la que muchos connacionales y habitantes en las frontera norte, se pasaban a comprar el combustible allá). ¿Entonces?

¿CONTRADICCIÓN?

Sabemos también que gasolina, diésel y gas, tienen así visto, un sobreprecio, lo que es contradictorio con los precios reales, que por otro lado debían obedecer a la oferta y demanda. ¡Como pasó con el “huachicoleo”!

Y para cerrar con “broche de oro”, tal sistema para imponer los precios a los combustibles, es al más puro estilo neoliberal.

¿Será pues, que don Andrés Manuel, está siendo engañado por sus colaboradores, o no conoce la realidad que vivimos casi 120 millones de mexicanos, o es muy entusiasta que pierde el “foco”?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

A cien días de su mandato, en este rubro de los precios a los combustibles y su consecuencia económica, no está como él lo ha planteado en su “informe” en los patios del Palacio Nacional. Ojalá que no vaya a ser su Waterloo. Y muchos ya se preguntan: ¿Cuánto nos cuestan dichos eventos públicos, como el del “informe de los primeros cien días; y qué pasó con la “austeridad? Seguiré el análisis de más postulados, en próxima oportunidad.

Como es usual, estimados lectores, tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad.


LA PERCEPCIÓN

LOS PRIMEROS CIEN DÍAS

La idea de qué bastan cien días para dar algún resultado o avance sustancial en el tema político, fue –al menos así se presume en la historia francesa- del Corso Napoleón Bonaparte.

La desesperación por “acarrear” alguna confianza del Pueblo Francés, para su propia causa, llevó al controvertido estadista a prometer que en cien días (Cent-Jours) volvería por sus fueros venciendo a los británicos. Así Napoleón, empeñó su alma en la batalla o campaña de Waterloo. Y bueno, sabemos el resultado.

Desde entonces, algunos políticos o representantes populares, han retado a su destino, intentando que en sólo cien días, puedan dar algún giro, o resultados halagüeños a su propia “campaña” o ejercicio gubernativo.

¿Por qué son tan avezados? Simple: Confían mucho en sí mismos o consideran que el Pueblo los quiere a tal grado que cree en ésa posibilidad, es decir, de que efectivamente se logre un cierto avance.

LA REALIDAD

Para nadie es un secreto que el Presidente de México, ha despertado inusitadas expectativas sobre su propia capacidad para lograr, lo que él llama “La cuarta transformación”, es decir, que ya hubo antes otras tres: La Independencia, La Reforma y, la Revolución.

Por supuesto, es su propia y personal percepción. Debo decir que hay quien se opone a esa visión y es lógico, pues incluso la llamada “Revolución Mexicana”, no fue jamás un movimiento que haya logrado sus objetivos, ni tampoco se ciñó al plan original, es más, existe la crítica desde las ciencias sociales y la postura ideológica e historiográfica, de que dicho movimiento social y político, fue al final traicionado, por tanto, inconcluso o fallido. En tal sentido, es fácil tal deducción al ver el desarrollo y trayectoria y resultados de gobiernos “revolucionarios”, que por cierto, ha sido una tónica de crítica del propio AMLO, en todas las campañas que agotó, antes de lograr por fin, sentarse en la “Silla del Águila”.

Luego entonces, a los “cien días” de su arribo a la Presidencia, hay que analizar los hechos, la realidad, con el discurso de don Andrés Manuel, y por supuesto con los “resultados” que nos dijo, se han logrado.

EL CONTEXTO ECONÓMICO Y POLÍTICO

Entre muchas de las promesas de campaña, AMLO, nos repitió en cada oportunidad, que no habría gasolinazos. Ahora, en los hechos, no hay al menos, aumentos programados como sucedió en el régimen peñista. Y nos dice el Presidente, que los aumentos son y serán a precios reales. ¿Qué significa tal calificativo? En economía de las finanzas públicas, es: “El precio de un bien expresado en moneda de un valor adquisitivo determinado.”

Sin embargo, sabemos que el precio es asignado con un valor nominal –no real- por ello, el “precio real”, se obtendrá de dividir el precio nominal entre el índice general de precios. Lo que hasta aquí, nos deja si no igual, más confundidos.

¿Por qué nos dice López Obrador, que los aumentos a los combustibles, son a precios reales, que por tanto “no hay gasolinazos”?

En el caso de la gasolina, por ejemplo, sabemos que su precio, para empezar, ha sido y es “nominal”, es decir, impuesto por las Secretarías de Hacienda o Energía. ¿Cómo llegan a tal nominación? Nos han dicho que se considera: 1.- El precio de referencia internacional; 2.- Impuestos (IEPS –triple- IVA y al Carbono); 3.- Transporte, internación (¿?), flete y distribución por regiones; 4.- Ganancia de los expendedores, lo que da el precio final. Lo raro es que no se informa sobre el costo real, que no es lo mismo que el precio, ni nominal, ni real.

En otra oportunidad mencioné que el costo de extracción del crudo al menos hasta 2017, en México oscilaba en los 7.90 dólares por barril y tal costo, obedecía a referencias internacionales. Y así, se llegó a saber que el costo por litro en México –extracción, conversión de crudo a gasolina, transporte, distribución y entrega a los expendedores al menudeo, el IEPS, IVA e Impuesto al “carbono” (Contaminación), daba un precio de 7 pesos por litro, curiosamente cercano al precio al público en los EUA y que según la fórmula del gobierno debía ser una referencia internacional. (Razón por la que muchos connacionales y habitantes en las frontera norte, se pasaban a comprar el combustible allá). ¿Entonces?

¿CONTRADICCIÓN?

Sabemos también que gasolina, diésel y gas, tienen así visto, un sobreprecio, lo que es contradictorio con los precios reales, que por otro lado debían obedecer a la oferta y demanda. ¡Como pasó con el “huachicoleo”!

Y para cerrar con “broche de oro”, tal sistema para imponer los precios a los combustibles, es al más puro estilo neoliberal.

¿Será pues, que don Andrés Manuel, está siendo engañado por sus colaboradores, o no conoce la realidad que vivimos casi 120 millones de mexicanos, o es muy entusiasta que pierde el “foco”?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON

A cien días de su mandato, en este rubro de los precios a los combustibles y su consecuencia económica, no está como él lo ha planteado en su “informe” en los patios del Palacio Nacional. Ojalá que no vaya a ser su Waterloo. Y muchos ya se preguntan: ¿Cuánto nos cuestan dichos eventos públicos, como el del “informe de los primeros cien días; y qué pasó con la “austeridad? Seguiré el análisis de más postulados, en próxima oportunidad.

Como es usual, estimados lectores, tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad.


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