/ lunes 10 de junio de 2019

Sine Qua Non

En Tiempos de la Inquisición

Estamos en plena “4T”, según la visión del nuevo régimen político, cuya sustancial promesa de campaña fue el cambio. Luego así, estimados lectores, entramos de lleno a la averiguación ciudadana: ¿Sí o no hay tal cambio?

Amarrados de la cuerda de la honestidad, los mexicanos queremos saber con certeza hacia dónde caminamos. Se nos aturde con la insistencia de que estamos en una etapa social e histórica, de renovados bríos: La “4T”. Sin embargo, para muchos ni siquiera habíamos finiquitado la tercera etapa (Revolución Mexicana). No es un secreto que desde 1917 el reloj de la historia política moderna marcó la hora social para México, y éste se hubo de transformar en un nuevo País, en que se velaría por los pobres, habría reivindicación de los campesinos y jornaleros, de obreros y el reparto de la riqueza sería equitativo, terminarían los grandes latifundios –incluso, recordemos que el derecho al voto se tornó una garantía constitucional y se apeló al “sufragio efectivo, no relección”, que puso de moda Panchito Madero-. Pero, fue una vana ilusión con todo y que sí hubo cambios a la vista, pero no sustanciales, pues la pobreza siguió, el analfabetismo también, la explotación laboral, el enriquecimiento criminal de políticos, ha reinado la corrupción y la impunidad, etc.

Entonces, las inquisiciones siguen vigentes: ¿Qué o cuándo se concretará ésa metafísica promesa del cambio (Para mejorar)? ¿En verdad se acabó el neoliberalismo? ¿Cuándo y cuánto, por fin, bajarán los precios de combustibles, o la energía eléctrica? ¿Hasta cuándo pagarán los encumbrados capitalistas sus impuestos? ¿Y la corrupción se abatirá? En fin, la lista es muy larga.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Crece el temor de estar ante una nueva era de más preguntas que respuestas. De un tsunami de demagogia, que al final sería el catafalco de la “esperanza de México”. En esa tesitura, siempre esperaremos “el cambio”, seguirá viva la promesa política y el anhelo ciudadano, de que el “otro” (Venidero) es el bueno. Tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad.

En Tiempos de la Inquisición

Estamos en plena “4T”, según la visión del nuevo régimen político, cuya sustancial promesa de campaña fue el cambio. Luego así, estimados lectores, entramos de lleno a la averiguación ciudadana: ¿Sí o no hay tal cambio?

Amarrados de la cuerda de la honestidad, los mexicanos queremos saber con certeza hacia dónde caminamos. Se nos aturde con la insistencia de que estamos en una etapa social e histórica, de renovados bríos: La “4T”. Sin embargo, para muchos ni siquiera habíamos finiquitado la tercera etapa (Revolución Mexicana). No es un secreto que desde 1917 el reloj de la historia política moderna marcó la hora social para México, y éste se hubo de transformar en un nuevo País, en que se velaría por los pobres, habría reivindicación de los campesinos y jornaleros, de obreros y el reparto de la riqueza sería equitativo, terminarían los grandes latifundios –incluso, recordemos que el derecho al voto se tornó una garantía constitucional y se apeló al “sufragio efectivo, no relección”, que puso de moda Panchito Madero-. Pero, fue una vana ilusión con todo y que sí hubo cambios a la vista, pero no sustanciales, pues la pobreza siguió, el analfabetismo también, la explotación laboral, el enriquecimiento criminal de políticos, ha reinado la corrupción y la impunidad, etc.

Entonces, las inquisiciones siguen vigentes: ¿Qué o cuándo se concretará ésa metafísica promesa del cambio (Para mejorar)? ¿En verdad se acabó el neoliberalismo? ¿Cuándo y cuánto, por fin, bajarán los precios de combustibles, o la energía eléctrica? ¿Hasta cuándo pagarán los encumbrados capitalistas sus impuestos? ¿Y la corrupción se abatirá? En fin, la lista es muy larga.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Crece el temor de estar ante una nueva era de más preguntas que respuestas. De un tsunami de demagogia, que al final sería el catafalco de la “esperanza de México”. En esa tesitura, siempre esperaremos “el cambio”, seguirá viva la promesa política y el anhelo ciudadano, de que el “otro” (Venidero) es el bueno. Tienen la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad.

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