/ lunes 21 de octubre de 2019

Sine Qua Non

El Derecho a Disentir

Los mexicanos somos proclives al disenso, no tanto a la discordia por sí sola. Y es que tenemos una idiosincrasia sui generis de la Libertad. Sin entrar en peteneras sobre la fuente ideológica de donde ha emanado, pues tendríamos que remontarnos tal vez hasta 1789 con los enciclopedistas franceses y su “revolución”, y hoy sabemos que, como aquí con la “revolución de 1810”, no se concretó el plan, no totalmente.

Una de las razones más álgidas está en que hemos sido obligados –me refiero al Pueblo Mexicano- en aceptar diversas ideologías extrañas o de plano en algunos casos hasta peregrinas. Luego viene la reacción social: el repudio, con sus singularidades a la “mexicana”, que contadas veces llevamos a la ruptura mediante algún movimiento de gran escala nacional, aunque a la vez focalizado. Esa es la fantasía política más grande: La “transformación”. Fórmula usada hasta el cansancio en cada fase. Hoy, nos dice el nuevo “tlatoani”, al igual inmerso en ésa fantasía, que estamos en el umbral de una nueva era, la 4T. En donde pululan narcos y delincuentes de toda índole y tamaño, al igual traidores a la patria o políticos corruptos y demás lacras, junto al “Pueblo”, porque son también parte del conglomerado y tal masa social, no deberá ser de alguna forma lesionada o agraviada por el Gobierno. Esa puntada nada inusitada dada la “personalidad” de AMLO, fue declarada en Oaxaca. Y se suma a los hechos en Sinaloa. ¿Quién manda? En fin.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Hasta cuándo? No podemos estar de acuerdo en que las lacras sociales en mención deberán ser tratadas como ciudadanos comunes, sin perjuicio de la nacionalidad. Podrán ser paisanos, pero tal condición no les alcanza para estar en impunidad y menos aún, para matar al menor pestañeo de las víctimas. AMLO no es quien para decidir su “perdón” implícito o explícito, de donde sea, que tome tales “ideas”. Es momento para disentir. Entender que el Pueblo es Soberano y está por encima de cualquier tunante. Las ocurrencias del Presidente en turno deben ser acotadas por los ciudadanos bien nacidos que somos más. Y exigimos aplicación de la Ley. Tienen mis estimados, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, con la Constitución en la mano.

El Derecho a Disentir

Los mexicanos somos proclives al disenso, no tanto a la discordia por sí sola. Y es que tenemos una idiosincrasia sui generis de la Libertad. Sin entrar en peteneras sobre la fuente ideológica de donde ha emanado, pues tendríamos que remontarnos tal vez hasta 1789 con los enciclopedistas franceses y su “revolución”, y hoy sabemos que, como aquí con la “revolución de 1810”, no se concretó el plan, no totalmente.

Una de las razones más álgidas está en que hemos sido obligados –me refiero al Pueblo Mexicano- en aceptar diversas ideologías extrañas o de plano en algunos casos hasta peregrinas. Luego viene la reacción social: el repudio, con sus singularidades a la “mexicana”, que contadas veces llevamos a la ruptura mediante algún movimiento de gran escala nacional, aunque a la vez focalizado. Esa es la fantasía política más grande: La “transformación”. Fórmula usada hasta el cansancio en cada fase. Hoy, nos dice el nuevo “tlatoani”, al igual inmerso en ésa fantasía, que estamos en el umbral de una nueva era, la 4T. En donde pululan narcos y delincuentes de toda índole y tamaño, al igual traidores a la patria o políticos corruptos y demás lacras, junto al “Pueblo”, porque son también parte del conglomerado y tal masa social, no deberá ser de alguna forma lesionada o agraviada por el Gobierno. Esa puntada nada inusitada dada la “personalidad” de AMLO, fue declarada en Oaxaca. Y se suma a los hechos en Sinaloa. ¿Quién manda? En fin.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Hasta cuándo? No podemos estar de acuerdo en que las lacras sociales en mención deberán ser tratadas como ciudadanos comunes, sin perjuicio de la nacionalidad. Podrán ser paisanos, pero tal condición no les alcanza para estar en impunidad y menos aún, para matar al menor pestañeo de las víctimas. AMLO no es quien para decidir su “perdón” implícito o explícito, de donde sea, que tome tales “ideas”. Es momento para disentir. Entender que el Pueblo es Soberano y está por encima de cualquier tunante. Las ocurrencias del Presidente en turno deben ser acotadas por los ciudadanos bien nacidos que somos más. Y exigimos aplicación de la Ley. Tienen mis estimados, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, con la Constitución en la mano.

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