/ domingo 15 de marzo de 2020

Sine qua non

La rebelión de la esperanza

Resulta una enorme paradoja que por un lado estamos los seres humanos en una cúspide tecnológica, cuya intención más allá de la burda comercialización y su hijuela, el consumismo; debía ser para facilitarnos la existencia cotidiana. Sin embargo, la maldad toma estado en acciones deshumanizadas como la guerra, la delincuencia de altos vuelos, la “fabricación de virus” y enfermedades, entre otros edemas y pandemias, que como el actual “coronavirus”, trajo consecuencias y efectos macroeconómicos y por ende, en la economía familiar.

Recordando 2009 con la famosa “influenza”, sin los alcances del “coronavirus”, sí produjo, por ejemplo, una sustantiva reducción de la participación ciudadana y cierto número de personas no votaron, por temor al contagio. Huelga decir, que de modo perverso medraron votos en contra del Partido en el Poder, amén del conocido abstencionismo y la moda efímera del “voto blanco” o anulación del sufragio, por voluntad de una buena parte de inconformes mal encausados.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Qué podemos o debemos hacer los mortales de vida simple? ¿Perder la esperanza o reforzar la fe? Mientras las autoridades han “echado el pecho al agua”, y no combaten de fondo el problema de la inseguridad, aun disponiendo de tecnología para mayor control y respuesta rápida a eventos circunstanciales, que ya dejaron de ser “aislados” y se van convirtiendo en cotidianos. ¿Los ciudadanos simplemente debemos “aguantar vara”? ¿Esperar que la divinidad de nuestra preferencia nos proteja o tomar acciones?

El mentado “statu quo” está “enjaulado” para precisamente mantener el estado de cosas, sólo a favor de quienes dicen representarnos, pero que cada día vemos todo lo contrario. Entonces, ¿Debemos esperar al momento de las elecciones para intentar así, en esa vía, escoger al idóneo? Sabemos bien que los candidatos no los seleccionamos, son impuestos en su mayoría y sobre todo, los que pueden ganar, por grupos de interés. Debemos abrir los ojos muy bien y exigir que la autoridad cumpla o se vaya. De plano. Tienen ustedes la última opinión.

La rebelión de la esperanza

Resulta una enorme paradoja que por un lado estamos los seres humanos en una cúspide tecnológica, cuya intención más allá de la burda comercialización y su hijuela, el consumismo; debía ser para facilitarnos la existencia cotidiana. Sin embargo, la maldad toma estado en acciones deshumanizadas como la guerra, la delincuencia de altos vuelos, la “fabricación de virus” y enfermedades, entre otros edemas y pandemias, que como el actual “coronavirus”, trajo consecuencias y efectos macroeconómicos y por ende, en la economía familiar.

Recordando 2009 con la famosa “influenza”, sin los alcances del “coronavirus”, sí produjo, por ejemplo, una sustantiva reducción de la participación ciudadana y cierto número de personas no votaron, por temor al contagio. Huelga decir, que de modo perverso medraron votos en contra del Partido en el Poder, amén del conocido abstencionismo y la moda efímera del “voto blanco” o anulación del sufragio, por voluntad de una buena parte de inconformes mal encausados.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Qué podemos o debemos hacer los mortales de vida simple? ¿Perder la esperanza o reforzar la fe? Mientras las autoridades han “echado el pecho al agua”, y no combaten de fondo el problema de la inseguridad, aun disponiendo de tecnología para mayor control y respuesta rápida a eventos circunstanciales, que ya dejaron de ser “aislados” y se van convirtiendo en cotidianos. ¿Los ciudadanos simplemente debemos “aguantar vara”? ¿Esperar que la divinidad de nuestra preferencia nos proteja o tomar acciones?

El mentado “statu quo” está “enjaulado” para precisamente mantener el estado de cosas, sólo a favor de quienes dicen representarnos, pero que cada día vemos todo lo contrario. Entonces, ¿Debemos esperar al momento de las elecciones para intentar así, en esa vía, escoger al idóneo? Sabemos bien que los candidatos no los seleccionamos, son impuestos en su mayoría y sobre todo, los que pueden ganar, por grupos de interés. Debemos abrir los ojos muy bien y exigir que la autoridad cumpla o se vaya. De plano. Tienen ustedes la última opinión.

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