/ domingo 22 de marzo de 2020

Sine qua non

¡Compañeras, Acortemos Distancias!


Creer o no, que los movimientos sociales tienen “género”, es otra ficción que nos lleva al divisionismo, que intenta y logra el enfrentamiento entre seres del mismo Género: El Humano.

No estoy contra las manifestaciones muy válidas de algunas mujeres, más que “revolucionarias”, hartas de diferenciaciones endémicas de la brecha cultural, inventadas incluso por ambos sexos.

¿Qué decir de posturas disque tradicionales de roles masculinos y femeninos? En lo que sin duda muchas mujeres han estado acordes, convencidas. Unas de las más grandes excusas, ha sido y es aunque en menor medida, la Religión. Que es enorme influencia en la idiosincrasia, los usos y costumbres, el folclor en general. Es ahí, donde está la “fuente principal” que debe cambiar. En el cristianismo, Jesucristo, jamás dijo que la mujer fuera inferior. La conminó a participar incluso, en el apostolado. No olviden a María de Magdala, que la Curia Católica minimizó y ahora en la época contemporánea, tal visión es contraria. ¿No fue acaso Magdalena, una incipiente feminista?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: No olvidar, que hombres y mujeres, estamos sumergidos en el devenir de la vida, juntos o separados, vamos por la misma senda. Debemos pensar sí en verdad conviene más el antagonismo, o el acuerdo de mejor convivencia y claro, con las sanciones para quienes rompan las reglas.

La Paz, se logra con el respeto al Derecho Ajeno, pero el hilo fino para tejer una Sociedad Humana, debe ser la decisión soberana, la voluntad libre y de buen sentido, que nos lleve al orden o su recomposición, no una simplona tolerancia de dar por su lado en la superficie, sino ir al fondo del asunto: El cambio directo, unipersonal, interior, sin seccionarse, sí conjuntarse, que por fin nos lleve al cambio social, estructural. No podemos vivir de bufones, ni de bufonería. Así, en el estado de Derecho, la Ley es, no sólo para los iguales, sino también para los desiguales. Los distingos pues, resultan discriminatorios. Sin solidaridad, no habría Civitas, -hoy Estado, para los modernos- y en Política, no debe haber causas pequeñas, ni obras frívolas. Depende de nuestras decisiones personales y trascendentes, como el sufragio efectivo. Tienen ustedes, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, aún más, contra las contingencias.

¡Compañeras, Acortemos Distancias!


Creer o no, que los movimientos sociales tienen “género”, es otra ficción que nos lleva al divisionismo, que intenta y logra el enfrentamiento entre seres del mismo Género: El Humano.

No estoy contra las manifestaciones muy válidas de algunas mujeres, más que “revolucionarias”, hartas de diferenciaciones endémicas de la brecha cultural, inventadas incluso por ambos sexos.

¿Qué decir de posturas disque tradicionales de roles masculinos y femeninos? En lo que sin duda muchas mujeres han estado acordes, convencidas. Unas de las más grandes excusas, ha sido y es aunque en menor medida, la Religión. Que es enorme influencia en la idiosincrasia, los usos y costumbres, el folclor en general. Es ahí, donde está la “fuente principal” que debe cambiar. En el cristianismo, Jesucristo, jamás dijo que la mujer fuera inferior. La conminó a participar incluso, en el apostolado. No olviden a María de Magdala, que la Curia Católica minimizó y ahora en la época contemporánea, tal visión es contraria. ¿No fue acaso Magdalena, una incipiente feminista?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: No olvidar, que hombres y mujeres, estamos sumergidos en el devenir de la vida, juntos o separados, vamos por la misma senda. Debemos pensar sí en verdad conviene más el antagonismo, o el acuerdo de mejor convivencia y claro, con las sanciones para quienes rompan las reglas.

La Paz, se logra con el respeto al Derecho Ajeno, pero el hilo fino para tejer una Sociedad Humana, debe ser la decisión soberana, la voluntad libre y de buen sentido, que nos lleve al orden o su recomposición, no una simplona tolerancia de dar por su lado en la superficie, sino ir al fondo del asunto: El cambio directo, unipersonal, interior, sin seccionarse, sí conjuntarse, que por fin nos lleve al cambio social, estructural. No podemos vivir de bufones, ni de bufonería. Así, en el estado de Derecho, la Ley es, no sólo para los iguales, sino también para los desiguales. Los distingos pues, resultan discriminatorios. Sin solidaridad, no habría Civitas, -hoy Estado, para los modernos- y en Política, no debe haber causas pequeñas, ni obras frívolas. Depende de nuestras decisiones personales y trascendentes, como el sufragio efectivo. Tienen ustedes, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, aún más, contra las contingencias.

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