/ domingo 6 de septiembre de 2020

Sine qua non

El “Sistema Político” ¿Anquilosado?

¿Hasta dónde el régimen actual, que dice encabezar AMLO y su estrategia de la 4T, ha influido en el “Sistema Político Mexicano”? Parece una inquisición a primera vista contradictoria si se cree o acepta que hay en verdad una transición con el arribo de un personaje que, incluso, se asume como un luchador social. No se puede negar que López Obrador ha transitado por unos 30 años en una disidencia –un tanto difusa- contra de su Partido matriz, el PRI. Las razones a la vista fueron que no lograba su proyecto personal y no sólo eso, sino que los votantes tampoco confiaban en él. Tampoco se debe soslayar que líder o no, ha sido insistente –“terco”, como se autocalifica para bien o mal suyo-, así logra enarbolando una bandera: Los pobres, para por fin sentarse en la Silla Mayor.

¿Qué se trata de una bandera muy lisa de tanto uso? Sí. Pero lo relevante es ver los resultados, que hoy parecen los mismos que ayer. Luego del discurso que con eufemismo se llamó “segundo informe de gobierno”, ahora sin más adjetivos políticos; los mexicanos no escuchamos más que el viejo discurso priísta en sus mejores tiempos demagógicos (LAE y JOLOPO), sólo que los hechos son diametralmente opuestos: Pemex en su peor momento de las últimas cuatro décadas, la economía familiar rayando en la pobreza a punto de extremo, deuda externa impagable, dispendios focalizados en asuntos no prioritarios, énfasis en ópticas personales, pero no sociales, politización de la impartición de Justicia, gran deficiencia en el combate a la corrupción y la delincuencia mayor, en suma: Demagogia galopante.

Mientras los mexicanos, acostumbrados al estilo de un “Sistema Político”, que surgió en 1917 –con la Carta Magna- en que los políticos y medios castrenses, -hay que reconocer- tuvieron el tino de saber aglutinar fuerzas que habían sido antagónicas y en ciertos puntos irreconciliables, en un novedoso Estatuto Constitucional, que se ha dicho adelantado a su tiempo, con elementos principales, como: El corporativismo (Sindical y Empresarial), un Partido “único”, el relevo en los cuadros del Poder, el Institucionalismo, el Clientelismo electoral, la Inclusión, el Legalismo (Aunque no precisamente la legitimación), el Continuismo, la protección de las Garantías Individuales (Hoy Derechos Humanos), uso moderado y controlado de la Fuerza, la lealtad de las Fuerzas Armadas y en particular, el Presidencialismo. Una gama que mantuvo hasta cierto punto, la mentada “paz social”. Es decir, bajo un “Sistema Político”, si se entiende como un medio de control en que diversas fuerzas y actores están acordes en lo sustancial: El Poder.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Qué diferencias sustanciales se pueden apreciar desde el año 2000 a la fecha? Acoto el periodo en razón de que es a partir del “sexenio del cambio”, en que el PRI sufrió la alternancia, para dejar el paso al PAN y éste con el PRI, a MORENA. Si vemos con cuidado la historia reciente, no parece haber cambios reales, pues los elementos del “Sistema” siguen vigentes. Entonces, ¿La 4T, es la misma gata? No se puede negar que hay algunos matices, aunque tachados de una regresión al viejo populismo priísta, sin embargo, la crisis económica ya no sólo en lo familiar o individual, ya afecta la Macro-Economía, (Con o sin Pandemia) en realidad por ser un País de economía periférica y peor, mal administrado, con políticas teñidas de un halo supuesto de la búsqueda de bienestar, cuando es más un anzuelo electorero.

El “Sistema” sólo podrá ser acotado y reformado con la participación ciudadana, otro elemento de dicho sistema político, hasta cierto punto novedoso y bañado en las aguas del ideal democrático, al que le falta mayor empuje fuera del clientelismo o corporativismo y no con encuestas a modo, como el garlito del “juicio a expresidentes”, que sólo requería aplicar en su momento, la Ley. Cuídense mis estimados

El “Sistema Político” ¿Anquilosado?

¿Hasta dónde el régimen actual, que dice encabezar AMLO y su estrategia de la 4T, ha influido en el “Sistema Político Mexicano”? Parece una inquisición a primera vista contradictoria si se cree o acepta que hay en verdad una transición con el arribo de un personaje que, incluso, se asume como un luchador social. No se puede negar que López Obrador ha transitado por unos 30 años en una disidencia –un tanto difusa- contra de su Partido matriz, el PRI. Las razones a la vista fueron que no lograba su proyecto personal y no sólo eso, sino que los votantes tampoco confiaban en él. Tampoco se debe soslayar que líder o no, ha sido insistente –“terco”, como se autocalifica para bien o mal suyo-, así logra enarbolando una bandera: Los pobres, para por fin sentarse en la Silla Mayor.

¿Qué se trata de una bandera muy lisa de tanto uso? Sí. Pero lo relevante es ver los resultados, que hoy parecen los mismos que ayer. Luego del discurso que con eufemismo se llamó “segundo informe de gobierno”, ahora sin más adjetivos políticos; los mexicanos no escuchamos más que el viejo discurso priísta en sus mejores tiempos demagógicos (LAE y JOLOPO), sólo que los hechos son diametralmente opuestos: Pemex en su peor momento de las últimas cuatro décadas, la economía familiar rayando en la pobreza a punto de extremo, deuda externa impagable, dispendios focalizados en asuntos no prioritarios, énfasis en ópticas personales, pero no sociales, politización de la impartición de Justicia, gran deficiencia en el combate a la corrupción y la delincuencia mayor, en suma: Demagogia galopante.

Mientras los mexicanos, acostumbrados al estilo de un “Sistema Político”, que surgió en 1917 –con la Carta Magna- en que los políticos y medios castrenses, -hay que reconocer- tuvieron el tino de saber aglutinar fuerzas que habían sido antagónicas y en ciertos puntos irreconciliables, en un novedoso Estatuto Constitucional, que se ha dicho adelantado a su tiempo, con elementos principales, como: El corporativismo (Sindical y Empresarial), un Partido “único”, el relevo en los cuadros del Poder, el Institucionalismo, el Clientelismo electoral, la Inclusión, el Legalismo (Aunque no precisamente la legitimación), el Continuismo, la protección de las Garantías Individuales (Hoy Derechos Humanos), uso moderado y controlado de la Fuerza, la lealtad de las Fuerzas Armadas y en particular, el Presidencialismo. Una gama que mantuvo hasta cierto punto, la mentada “paz social”. Es decir, bajo un “Sistema Político”, si se entiende como un medio de control en que diversas fuerzas y actores están acordes en lo sustancial: El Poder.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: ¿Qué diferencias sustanciales se pueden apreciar desde el año 2000 a la fecha? Acoto el periodo en razón de que es a partir del “sexenio del cambio”, en que el PRI sufrió la alternancia, para dejar el paso al PAN y éste con el PRI, a MORENA. Si vemos con cuidado la historia reciente, no parece haber cambios reales, pues los elementos del “Sistema” siguen vigentes. Entonces, ¿La 4T, es la misma gata? No se puede negar que hay algunos matices, aunque tachados de una regresión al viejo populismo priísta, sin embargo, la crisis económica ya no sólo en lo familiar o individual, ya afecta la Macro-Economía, (Con o sin Pandemia) en realidad por ser un País de economía periférica y peor, mal administrado, con políticas teñidas de un halo supuesto de la búsqueda de bienestar, cuando es más un anzuelo electorero.

El “Sistema” sólo podrá ser acotado y reformado con la participación ciudadana, otro elemento de dicho sistema político, hasta cierto punto novedoso y bañado en las aguas del ideal democrático, al que le falta mayor empuje fuera del clientelismo o corporativismo y no con encuestas a modo, como el garlito del “juicio a expresidentes”, que sólo requería aplicar en su momento, la Ley. Cuídense mis estimados

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