/ lunes 25 de octubre de 2021

SINE QUA NON

El parloteo político

Estando claro que el presidente de México, le gusta jugar baraja con la comunicación, no es extraño que de manera cotidiana, exprese su opinión respecto a Instituciones, Sistemas, Corporaciones, incluso, contra su propio dicho. El punto es estar en los medios y crear polémicas. Sigue pues, la fórmula de repetir muchas veces la misma idea, o al día siguiente, contradecirla. Ya lo decía el “cacique de San Cristóbal”: ¡Qué hablen, aunque sea mal, pero qué hablen!

Desde luego, que eso sucede cuando se carece de consciencia, de seriedad política, de conocimiento útil, de criterio congruente, etc., ingredientes que deben ser parte de una personalidad pública y, además, con alta responsabilidad constitucional, política y social, de menos.

Ahora, resulta que la UNAM, produce egresados que no son profesionales –“cómo los de antes”, entre esos, los abogados- eso ha dicho uno de los “hijos” de esa Casa de Estudios, considerada la más alta del país, incluso, referente para otras latitudes. Y claro, no está de más decir, que así es, pero en el caso individual de quien ahora es su detractor: AMLO, que parece, aun para el observador menos avezado, un producto fallido como estudiante de tal Institución Educativa. Sin embargo, esa circunstancia personal de aquél, que sería un auto-reconocimiento; no vale para una abrumadora pléyade de ingeniosos y dedicados profesionistas –en cualquier área- que hoy día, todavía están influenciados por ideologías de izquierda, son críticos con fundamento académico y/o científico. Y por supuesto que la ideología, importa, pues de ahí se matiza el ejercicio social, el compromiso con la colectividad. Ya intentó el aludido, retirar presupuesto a la UNAM, no lo ha logrado, pero, ahora la descalifica, como a todo lo que no domina o, no entiende. En fin.

Será para distraer a la opinión pública –y ciudadanos en lo individual- porque está a tiro de piedra, la consulta para la revocación de mandato, en una auscultación tan difusa, como onerosa (3 mil 820 millones) y posiblemente, inútil al verdadero propósito: La participación cívica eficaz; mientras para colmo, está desatada la “carrera por la Silla Mayor”, el asunto de doña Rosario, retenida violando el principio de presunción de inocencia, entre otros; mientras el probable responsable y acaudalado sujeto –hoy “sapo” relevante- que fue detectado cenando en lujoso restaurant de la ciudad de México y que no ha pisado la cárcel, pero que el 3 de noviembre se tendrá que resolver su situación penal, al igual develar si su “colaboración” está fundada en hechos comprobables, lo que ya está en duda; al igual saber si en verdad la alianza entre PAN, PRD y PRI, por fin dejará un fruto comestible, incluso, se ha puesto su propia sobrevivencia en juego y otros tantos asuntos; mientras el presidente, ríe de forma socarrona y tuerce sus labios.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La comunicación en la política, requiere de un emisor confiable, congruente, bien informado y sobre todo, mejor intencionado; de un canal y de un receptor que de verdad, escuche y a la vez, exista reciprocidad entre tales elementos, porque si el mensaje es unilateral, sin saber o escuchar al receptor y además, el canal no es del todo diáfano (ejemplo: “las mañaneras”); entonces, el resultado es obvio: Una torre de Babel. Crear un conflicto en la comunicación política, es desviar, desinformar, tergiversar, para lograr distraer de asuntos de mayor calado. No vaya a ser, que AMLO, quiera también “borrar” a la UNAM, pues así es su método, desacreditar y luego quitar presupuesto. La Institución no es responsable de que el susodicho haya sido mal receptor como estudiante, que haya sido un fósil, incluso, hasta proclive al “porrismo” (Nada que ver con una lucha social o estudiantil). Esa fue, en su caso, una circunstancia personal que deberá asumir con gallardía, si eso es posible, para un político armado y formado en la antigua hegemonía priísta. Como es usual, tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense mucho.

El parloteo político

Estando claro que el presidente de México, le gusta jugar baraja con la comunicación, no es extraño que de manera cotidiana, exprese su opinión respecto a Instituciones, Sistemas, Corporaciones, incluso, contra su propio dicho. El punto es estar en los medios y crear polémicas. Sigue pues, la fórmula de repetir muchas veces la misma idea, o al día siguiente, contradecirla. Ya lo decía el “cacique de San Cristóbal”: ¡Qué hablen, aunque sea mal, pero qué hablen!

Desde luego, que eso sucede cuando se carece de consciencia, de seriedad política, de conocimiento útil, de criterio congruente, etc., ingredientes que deben ser parte de una personalidad pública y, además, con alta responsabilidad constitucional, política y social, de menos.

Ahora, resulta que la UNAM, produce egresados que no son profesionales –“cómo los de antes”, entre esos, los abogados- eso ha dicho uno de los “hijos” de esa Casa de Estudios, considerada la más alta del país, incluso, referente para otras latitudes. Y claro, no está de más decir, que así es, pero en el caso individual de quien ahora es su detractor: AMLO, que parece, aun para el observador menos avezado, un producto fallido como estudiante de tal Institución Educativa. Sin embargo, esa circunstancia personal de aquél, que sería un auto-reconocimiento; no vale para una abrumadora pléyade de ingeniosos y dedicados profesionistas –en cualquier área- que hoy día, todavía están influenciados por ideologías de izquierda, son críticos con fundamento académico y/o científico. Y por supuesto que la ideología, importa, pues de ahí se matiza el ejercicio social, el compromiso con la colectividad. Ya intentó el aludido, retirar presupuesto a la UNAM, no lo ha logrado, pero, ahora la descalifica, como a todo lo que no domina o, no entiende. En fin.

Será para distraer a la opinión pública –y ciudadanos en lo individual- porque está a tiro de piedra, la consulta para la revocación de mandato, en una auscultación tan difusa, como onerosa (3 mil 820 millones) y posiblemente, inútil al verdadero propósito: La participación cívica eficaz; mientras para colmo, está desatada la “carrera por la Silla Mayor”, el asunto de doña Rosario, retenida violando el principio de presunción de inocencia, entre otros; mientras el probable responsable y acaudalado sujeto –hoy “sapo” relevante- que fue detectado cenando en lujoso restaurant de la ciudad de México y que no ha pisado la cárcel, pero que el 3 de noviembre se tendrá que resolver su situación penal, al igual develar si su “colaboración” está fundada en hechos comprobables, lo que ya está en duda; al igual saber si en verdad la alianza entre PAN, PRD y PRI, por fin dejará un fruto comestible, incluso, se ha puesto su propia sobrevivencia en juego y otros tantos asuntos; mientras el presidente, ríe de forma socarrona y tuerce sus labios.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La comunicación en la política, requiere de un emisor confiable, congruente, bien informado y sobre todo, mejor intencionado; de un canal y de un receptor que de verdad, escuche y a la vez, exista reciprocidad entre tales elementos, porque si el mensaje es unilateral, sin saber o escuchar al receptor y además, el canal no es del todo diáfano (ejemplo: “las mañaneras”); entonces, el resultado es obvio: Una torre de Babel. Crear un conflicto en la comunicación política, es desviar, desinformar, tergiversar, para lograr distraer de asuntos de mayor calado. No vaya a ser, que AMLO, quiera también “borrar” a la UNAM, pues así es su método, desacreditar y luego quitar presupuesto. La Institución no es responsable de que el susodicho haya sido mal receptor como estudiante, que haya sido un fósil, incluso, hasta proclive al “porrismo” (Nada que ver con una lucha social o estudiantil). Esa fue, en su caso, una circunstancia personal que deberá asumir con gallardía, si eso es posible, para un político armado y formado en la antigua hegemonía priísta. Como es usual, tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense mucho.

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