/ domingo 28 de noviembre de 2021

Sol y Sombras

Desde mi llegada a El Sol del Bajío, participé como testigo silencioso del Consejo Editorial con perspectiva de género, que promueve la Organización Editorial Mexicana, este esfuerzo, no tiene ningún otro interés que enseñarnos a los reporteros como abordar en esta nueva era, los términos adecuados para no invisibilizar, agredir, discriminar o cualquier acto que pueda convertirse en una actitud sectaria a algún grupo de la diversa población que hoy existe y que exige reconocimiento.

Que difícil adaptarte aun cuando pudieras no estar de acuerdo a darle tanto juego a las minorías, pero ahí están y a nosotros solo nos queda adoptar esta nueva manera de escribir, de tomar en cuenta y de intentar hacer un periodismo profesional e incluyente.

Este último consejo, que dicho sea de paso, se lleva a cabo una vez al mes, con expositoras extraordinarias de diversas asociaciones que buscan darle voz a las mujeres en cualquier ámbito, y que he de reconocer, es un esfuerzo increíble de la directora editorial nacional de la OEM Martha Ramos, fue desgarrador.

En el marco por el día de la no violencia contra las mujeres, el consejo abordó testimonios tremendos de mujeres buscadoras de desaparecidos en todo el país, escuché cada una de las historias de esas mujeres que no se rinden y seguirán insistiendo hasta encontrar a su desaparecido, pero este ejercicio, me permitió intentar al menos por un momento, colocarme en sus zapatos y pensar en lo duro que sería, que mi hijo no volviera más.

Decidí entonces, por este domingo dejar de lado los temas políticos y avocarme a este, es terrible escuchar el permanente acoso y repudio que las autoridades sienten por estas mujeres que siguen incomodando a las autoridades en todos sus niveles, porque como bien lo dijeron, exhiben su pésimo actuar, ante una realidad que nos sobrepasa por lo dramática e incapaz manera en que se ha manejado en nuestro país.

Cuando se encontraron cuerpos dentro de los tubos de desagüe en el municipio de Juventino Rosas, de donde mujeres buscando a sus hijos, sacaron más de 13 cuerpos hechos añicos, algunos restos óseos, ropa, cabello y más, me di cuenta de la dimensión de esta realidad, este solo hecho, debería ser suficiente para que todo se parara en Guanajuato y las autoridades volcaran todos sus esfuerzos en ello, por el contrario, el discurso de la autoridad se ha centrado en criminalizar a los desaparecidos, haciendo ver como si todos aquellos que no regresan a casa, es porque seguramente se involucraron con el crimen organizado y eso les pasó por algo.

Es la salida más sencilla, lavarse las manos, ahuyentar a las mujeres buscadoras de las fosas clandestinas que se han encontrado en la entidad, en Celaya, Cortazar, Salvatierra, Juventino y no sabemos en cuantos sitios más, debe haber miles de cuerpos enterrados, ya ni imaginar la manera en que fueron arrebatadas esas vidas y el desprecio con que sus agresores terminaron con ellos, pero también, el desprecio de una sociedad que no termina de acompañar a tantas familias en permanente sufrimiento.

¿Cómo disfrutar un plato de comida, sin saber si tu hija tiene algo que llevarse a la boca?, ¿cómo festejar un día importante sin tener una idea que pasó con tu hijo, dónde está, quién se lo llevó, por qué? Y aparte de todo eso, lidiar con pedir permiso en el trabajo para destinar un día completo con la esperanza de encontrarle en la siguiente fosa, en la mayoría de los casos, volver a casa sin éxito porque la autoridad no permitió entrar, estas situaciones generan incluso el rompimiento de los matrimonios, difícilmente el padre, aguantará que su esposa viva obsesionada con encontrar a sus hijos, sin duda, las mamás lo sufrimos diferente, no digo que más o menos, simplemente distinto, los llevamos 9 meses en nuestro vientre y nos vincula a ellos un amor incomprensible.

Estuvieron en el consejo representantes de colectivos de Tamaulipas, Sonora y Veracruz, quienes con rostros llenos de ira cuando narran sus historias, denuncian omisiones e impunidad para los responsables, cuentan el hostigamiento de los gobernadores, alcaldes, fiscales, secretarios de seguridad, policías, guardias nacionales y más, quienes quieren evitar a toda costa se destape la cloaca del grave problema que enfrenta México.

“Los desaparecidos, nos faltan a todos, esto destruye el tejido social”, decía Delia Quiroa, del colectivo 10 de marzo y quien por cierto, encabezara la búsqueda en los campos de exterminio la bartolina en Tamaulipas, exponía la necesidad de contar con mayor tecnología y personal más capacitado en los Semefos.

Me impactó su testimonio al contar que en el SEMEFO de Reynosa, nunca hay luz, los cuerpos están más que descompuestos, sin refrigerar, dice que posterior a la matanza de San Fernando, medio mejoraron sus servicios, pero para “las no nombre” como les dicen a las mujeres que buscan a sus familiares, siempre está el mismo libro, con los mismos nombres viejos, que no se han actualizado, es una especie de bitácora que debiera estar al día para conocer avances en el tema, pero no es así.

Cuenta como un día estando en la fosa común, los encargados tuvieron que abrirla por una orden de la CNDH que solicitaba los cuerpos de dos salvadoreños que habían sido depositados en ese lugar, al abrirla había personas maniatadas, con sus ropas originales, sin un tratamiento por parte de la autoridad, recordó una pareja abrazada envuelta en una sábana del IMSS, entonces le dijo al encargado, ¡saque también a los demás, no los deje ahí por favor!, suplica que fue ignorada, esta revelación, lo único que nos hace suponer es que esta realidad se repite en miles de fosas comunes de toda la república mexicana, la opacidad, insensibilidad y falta de empatía por estas familias es brutal.

Gabriela Ramírez de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), organismo cuyo Comité de Desaparición Forzada se reunió hace unos días con familiares de desaparecidos en diferentes puntos del país, reveló que la Comisión Nacional de Búsqueda reporta 94 mil desaparecidos y sólo hay 35 sentencias, la muestra más clara de que miles de personas morirán esperando una respuesta de la autoridad que nunca llegará.

Quedé con la profunda tristeza de estas madres y con la absoluta convicción de nunca más callar a una buscadora, ni criminalizar al desaparecido, o emitir un juicio de valor acerca de las causas, cuando le pregunté a Delia, si tenía una idea de donde podrán estar tantas jovencitas desaparecidas, me dijo que han encontrado a muchas de ellas, explotadas sexualmente en Puebla y Tijuana.

Por ellas y por todos los que no tuvieron forma de despedirse de los suyos.

Desde mi llegada a El Sol del Bajío, participé como testigo silencioso del Consejo Editorial con perspectiva de género, que promueve la Organización Editorial Mexicana, este esfuerzo, no tiene ningún otro interés que enseñarnos a los reporteros como abordar en esta nueva era, los términos adecuados para no invisibilizar, agredir, discriminar o cualquier acto que pueda convertirse en una actitud sectaria a algún grupo de la diversa población que hoy existe y que exige reconocimiento.

Que difícil adaptarte aun cuando pudieras no estar de acuerdo a darle tanto juego a las minorías, pero ahí están y a nosotros solo nos queda adoptar esta nueva manera de escribir, de tomar en cuenta y de intentar hacer un periodismo profesional e incluyente.

Este último consejo, que dicho sea de paso, se lleva a cabo una vez al mes, con expositoras extraordinarias de diversas asociaciones que buscan darle voz a las mujeres en cualquier ámbito, y que he de reconocer, es un esfuerzo increíble de la directora editorial nacional de la OEM Martha Ramos, fue desgarrador.

En el marco por el día de la no violencia contra las mujeres, el consejo abordó testimonios tremendos de mujeres buscadoras de desaparecidos en todo el país, escuché cada una de las historias de esas mujeres que no se rinden y seguirán insistiendo hasta encontrar a su desaparecido, pero este ejercicio, me permitió intentar al menos por un momento, colocarme en sus zapatos y pensar en lo duro que sería, que mi hijo no volviera más.

Decidí entonces, por este domingo dejar de lado los temas políticos y avocarme a este, es terrible escuchar el permanente acoso y repudio que las autoridades sienten por estas mujeres que siguen incomodando a las autoridades en todos sus niveles, porque como bien lo dijeron, exhiben su pésimo actuar, ante una realidad que nos sobrepasa por lo dramática e incapaz manera en que se ha manejado en nuestro país.

Cuando se encontraron cuerpos dentro de los tubos de desagüe en el municipio de Juventino Rosas, de donde mujeres buscando a sus hijos, sacaron más de 13 cuerpos hechos añicos, algunos restos óseos, ropa, cabello y más, me di cuenta de la dimensión de esta realidad, este solo hecho, debería ser suficiente para que todo se parara en Guanajuato y las autoridades volcaran todos sus esfuerzos en ello, por el contrario, el discurso de la autoridad se ha centrado en criminalizar a los desaparecidos, haciendo ver como si todos aquellos que no regresan a casa, es porque seguramente se involucraron con el crimen organizado y eso les pasó por algo.

Es la salida más sencilla, lavarse las manos, ahuyentar a las mujeres buscadoras de las fosas clandestinas que se han encontrado en la entidad, en Celaya, Cortazar, Salvatierra, Juventino y no sabemos en cuantos sitios más, debe haber miles de cuerpos enterrados, ya ni imaginar la manera en que fueron arrebatadas esas vidas y el desprecio con que sus agresores terminaron con ellos, pero también, el desprecio de una sociedad que no termina de acompañar a tantas familias en permanente sufrimiento.

¿Cómo disfrutar un plato de comida, sin saber si tu hija tiene algo que llevarse a la boca?, ¿cómo festejar un día importante sin tener una idea que pasó con tu hijo, dónde está, quién se lo llevó, por qué? Y aparte de todo eso, lidiar con pedir permiso en el trabajo para destinar un día completo con la esperanza de encontrarle en la siguiente fosa, en la mayoría de los casos, volver a casa sin éxito porque la autoridad no permitió entrar, estas situaciones generan incluso el rompimiento de los matrimonios, difícilmente el padre, aguantará que su esposa viva obsesionada con encontrar a sus hijos, sin duda, las mamás lo sufrimos diferente, no digo que más o menos, simplemente distinto, los llevamos 9 meses en nuestro vientre y nos vincula a ellos un amor incomprensible.

Estuvieron en el consejo representantes de colectivos de Tamaulipas, Sonora y Veracruz, quienes con rostros llenos de ira cuando narran sus historias, denuncian omisiones e impunidad para los responsables, cuentan el hostigamiento de los gobernadores, alcaldes, fiscales, secretarios de seguridad, policías, guardias nacionales y más, quienes quieren evitar a toda costa se destape la cloaca del grave problema que enfrenta México.

“Los desaparecidos, nos faltan a todos, esto destruye el tejido social”, decía Delia Quiroa, del colectivo 10 de marzo y quien por cierto, encabezara la búsqueda en los campos de exterminio la bartolina en Tamaulipas, exponía la necesidad de contar con mayor tecnología y personal más capacitado en los Semefos.

Me impactó su testimonio al contar que en el SEMEFO de Reynosa, nunca hay luz, los cuerpos están más que descompuestos, sin refrigerar, dice que posterior a la matanza de San Fernando, medio mejoraron sus servicios, pero para “las no nombre” como les dicen a las mujeres que buscan a sus familiares, siempre está el mismo libro, con los mismos nombres viejos, que no se han actualizado, es una especie de bitácora que debiera estar al día para conocer avances en el tema, pero no es así.

Cuenta como un día estando en la fosa común, los encargados tuvieron que abrirla por una orden de la CNDH que solicitaba los cuerpos de dos salvadoreños que habían sido depositados en ese lugar, al abrirla había personas maniatadas, con sus ropas originales, sin un tratamiento por parte de la autoridad, recordó una pareja abrazada envuelta en una sábana del IMSS, entonces le dijo al encargado, ¡saque también a los demás, no los deje ahí por favor!, suplica que fue ignorada, esta revelación, lo único que nos hace suponer es que esta realidad se repite en miles de fosas comunes de toda la república mexicana, la opacidad, insensibilidad y falta de empatía por estas familias es brutal.

Gabriela Ramírez de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), organismo cuyo Comité de Desaparición Forzada se reunió hace unos días con familiares de desaparecidos en diferentes puntos del país, reveló que la Comisión Nacional de Búsqueda reporta 94 mil desaparecidos y sólo hay 35 sentencias, la muestra más clara de que miles de personas morirán esperando una respuesta de la autoridad que nunca llegará.

Quedé con la profunda tristeza de estas madres y con la absoluta convicción de nunca más callar a una buscadora, ni criminalizar al desaparecido, o emitir un juicio de valor acerca de las causas, cuando le pregunté a Delia, si tenía una idea de donde podrán estar tantas jovencitas desaparecidas, me dijo que han encontrado a muchas de ellas, explotadas sexualmente en Puebla y Tijuana.

Por ellas y por todos los que no tuvieron forma de despedirse de los suyos.

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