/ domingo 26 de junio de 2022

Sol Y Sombras

Hace unos días, tuve la oportunidad de ser entrevistada por Ximena, una estudiante de comunicación de la Universidad Continente Americano, quien realiza un trabajo de investigación sobre el manejo mediático de los feminicidios en el estado, sus preguntas me hicieron reflexionar mucho a cerca de la enorme responsabilidad social que tenemos los medios de comunicación al momento de transmitir los hechos de violencia que ocurren a diario en la ciudad.

Me hizo recapacitar más profundamente sobre la normalización de la violencia y cómo la misma sociedad que nos decimos lastimados por esta situación desde hace años, nos hemos convertido irresponsablemente en los principales promotores de los grupos criminales, al compartir sin ningún pudor los videos que contienen escenas reales de crímenes.

Videograbados por ellos mismos y compartidos en grupos de WhatsApp para que los ciudadanos les hagamos el trabajo de promocionarlos, se había dado cuenta de eso, reflexione antes de seguir compartiendo esos materiales que le llegan, pues están logrando su objetivo, publicitar a niveles masivos su desprecio por la vida y al mismo tiempo, llenar de miedo a una sociedad que ya no puede más, nosotros podemos cortar esa cadena de transmisión de materiales altamente violentos, que hoy cualquier menor de edad observa, y no hemos alcanzado a dimensionar el enorme daño que causamos.

En esta normalización, hay personas que han comenzado a desarrollar un gusto extraño por estas imágenes, alterando sus niveles de conciencia y lo más peligroso, perdiendo la sensibilidad por el dolor ajeno, ¿y si ese hombre del video fuera su padre o su hijo, lo compartiría igual? Creo que no tenemos ningún derecho de seguir alimentando esta pedagogía de la violencia.

Por otra parte, nuestras autoridades parecen también haberse acostumbrado a esta situación, pues cada vez sus declaraciones sobre el tema se vuelven más repetitivas y huecas, en muchos casos pareciera que mantienen una actitud de satisfacción por los resultados obtenidos en la materia, que de ninguna manera son alentadores.

No salen de su speech gastado desde hace años, señalando que hay avances así a secas, manejando las estadísticas a su antojo, pero nunca han aceptado públicamente que nos han fallado a los guanajuatenses, por la opacidad con la que han manejado durante muchos su estrategia de combate a la violencia, lo mismo para los tres niveles de gobierno.

En Guanajuato, ya llegaron al extremo de creerse sus mentiras, vendiéndonos a la policía mejor pagada del país y a la mejor fiscalía de México, acomodando cifras y porcentajes, asegurando que los índices de violencia en Guanajuato van disminuyendo, recuerdo que cuando el mandatario estatal presentó el famoso golpe de timón, pedía un año de tiempo para comenzar a mostrar los resultados, ahora ya pide que el plazo se le extienda hasta el término de su sexenio.

Y ahí seguimos esperando que algo cambie, que algo bueno pase para nuestro querido estado y no pasa, creo que más bien, los ciudadanos, nos hemos ido acostumbrando a este clima y nadie se merece vivir así.

Esto no tiene un mes o dos, hemos vivido así, por lo menos durante los últimos tres trienios, o a poco no se acuerda usted del anterior director de seguridad pública, amigo muy cercano del secretario de seguridad estatal y quien llegó a Celaya por su recomendación, resulta que durante su gestión, se registraron la mayor cantidad de robos de cajeros automáticos en la ciudad, con todo el tiempo del mundo para ejecutarlos, y con un C4 a modo para que nadie hiciera nada ante hechos descarados de la delincuencia.

A su salida, fue notable el cambio en la operatividad y entonces quedo al descubierto, la tolerancia que se tiene con algunos funcionarios, tanto que su premio fue un importante cargo estatal.

Se cambió por completo la forma de hacer seguridad en Celaya y los resultados comenzaron a notarse haciendo más evidente la ineficacia del anterior secretario, disminuyeron notablemente los robos a cajeros y también los de autos con violencia, en ese tiempo nadie quería tener un auto lujoso o una camioneta, cientos de celayenses sobre todo mujeres, fueron víctimas de ser apuntadas con un arma de fuego y despojadas de su camioneta, lo vivimos y hoy hay pequeños con secuelas emocionales producto de esos hechos.

Ese delito disminuyó en la pasada administración, pero la violencia continua en otras manifestaciones, creció la extorsión, los homicidios dolosos y el cobro de piso, salimos de un problema, pero seguimos con otros.

Celaya, en este gobierno otra vez apuesta por un policía federal, con importantes credenciales y una trayectoria de más de tres décadas en el servicio policiaco en nuestro país y el extranjero, platicando con él, me preguntaba porque los medios no ayudamos a decir cosas buenas de nuestra ciudad, y puede que en parte tenga razón en el hecho de que a los celayenses nos gusta decir que estamos de la fregada pero no hacemos nada para que las cosas cambien, pero, entonces la solución ¿sería dejar de consignar los hechos de violencia?, si eso solucionara de fondo la vida del municipio, tal vez callaríamos, pero con la cantidad de información a la que hoy se tiene acceso, aun no diciéndolo los medios de comunicación tradicional, todo el mundo se enteraría, en el tiempo de la meta comunicación, ¿se puede ocultar algo?, definitivamente no.

Y entonces llegamos a un punto importante, que importa más, ¿la percepción o la realidad?, que buscan nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno, que no se conozca de la violencia, para que las personas vivan creyendo que todo marcha de maravilla ò que la gente sienta que vive en un lugar donde tiene la libertad de moverse con toda tranquilidad y sin temor a ser víctima de la inseguridad.

Son dos cosas muy distintas, sólo que la primera, permite seguir ganando elecciones y por eso es tan urgente para nuestras autoridades estatales y municipales, conseguir cambiar la percepción de los celayenses.

Ojalá que sus intereses político-partidistas, no sigan dañando a una sociedad que lo que menos nos interesa son sus triunfos electorales, sino que le devuelvan la paz al estado, es muy simple, si dan resultados, en automático se despresuriza la carga mediática que tienen y por ende, gozaran de la confianza de sus cautivos electores.

Guanajuato, un estado pujante, hermoso, lleno de historia y desarrollo económico, tristemente tiene años, formando parte de las principales notas nacionales e internacionales en materia de violencia e inseguridad, fosas clandestinas, cuerpos colgados, personas desmembradas en bolsas negras y cajas de regalos, cientos de mujeres jóvenes desaparecidas, niveles de consumo de alcohol y drogas altísimo entre niños y adolescentes y pese a todo eso, funcionarios encargados de la seguridad, que no serán capaces nunca de aceptar que su tiempo se acabó y que sería más digno y honorable dejar que alguien más ocupe esos espacios, con ánimos renovados y deseos de que las cosas mejoren, libres de la arrogancia y la displicencia con la que ellos actúan.

Hace unos días, tuve la oportunidad de ser entrevistada por Ximena, una estudiante de comunicación de la Universidad Continente Americano, quien realiza un trabajo de investigación sobre el manejo mediático de los feminicidios en el estado, sus preguntas me hicieron reflexionar mucho a cerca de la enorme responsabilidad social que tenemos los medios de comunicación al momento de transmitir los hechos de violencia que ocurren a diario en la ciudad.

Me hizo recapacitar más profundamente sobre la normalización de la violencia y cómo la misma sociedad que nos decimos lastimados por esta situación desde hace años, nos hemos convertido irresponsablemente en los principales promotores de los grupos criminales, al compartir sin ningún pudor los videos que contienen escenas reales de crímenes.

Videograbados por ellos mismos y compartidos en grupos de WhatsApp para que los ciudadanos les hagamos el trabajo de promocionarlos, se había dado cuenta de eso, reflexione antes de seguir compartiendo esos materiales que le llegan, pues están logrando su objetivo, publicitar a niveles masivos su desprecio por la vida y al mismo tiempo, llenar de miedo a una sociedad que ya no puede más, nosotros podemos cortar esa cadena de transmisión de materiales altamente violentos, que hoy cualquier menor de edad observa, y no hemos alcanzado a dimensionar el enorme daño que causamos.

En esta normalización, hay personas que han comenzado a desarrollar un gusto extraño por estas imágenes, alterando sus niveles de conciencia y lo más peligroso, perdiendo la sensibilidad por el dolor ajeno, ¿y si ese hombre del video fuera su padre o su hijo, lo compartiría igual? Creo que no tenemos ningún derecho de seguir alimentando esta pedagogía de la violencia.

Por otra parte, nuestras autoridades parecen también haberse acostumbrado a esta situación, pues cada vez sus declaraciones sobre el tema se vuelven más repetitivas y huecas, en muchos casos pareciera que mantienen una actitud de satisfacción por los resultados obtenidos en la materia, que de ninguna manera son alentadores.

No salen de su speech gastado desde hace años, señalando que hay avances así a secas, manejando las estadísticas a su antojo, pero nunca han aceptado públicamente que nos han fallado a los guanajuatenses, por la opacidad con la que han manejado durante muchos su estrategia de combate a la violencia, lo mismo para los tres niveles de gobierno.

En Guanajuato, ya llegaron al extremo de creerse sus mentiras, vendiéndonos a la policía mejor pagada del país y a la mejor fiscalía de México, acomodando cifras y porcentajes, asegurando que los índices de violencia en Guanajuato van disminuyendo, recuerdo que cuando el mandatario estatal presentó el famoso golpe de timón, pedía un año de tiempo para comenzar a mostrar los resultados, ahora ya pide que el plazo se le extienda hasta el término de su sexenio.

Y ahí seguimos esperando que algo cambie, que algo bueno pase para nuestro querido estado y no pasa, creo que más bien, los ciudadanos, nos hemos ido acostumbrando a este clima y nadie se merece vivir así.

Esto no tiene un mes o dos, hemos vivido así, por lo menos durante los últimos tres trienios, o a poco no se acuerda usted del anterior director de seguridad pública, amigo muy cercano del secretario de seguridad estatal y quien llegó a Celaya por su recomendación, resulta que durante su gestión, se registraron la mayor cantidad de robos de cajeros automáticos en la ciudad, con todo el tiempo del mundo para ejecutarlos, y con un C4 a modo para que nadie hiciera nada ante hechos descarados de la delincuencia.

A su salida, fue notable el cambio en la operatividad y entonces quedo al descubierto, la tolerancia que se tiene con algunos funcionarios, tanto que su premio fue un importante cargo estatal.

Se cambió por completo la forma de hacer seguridad en Celaya y los resultados comenzaron a notarse haciendo más evidente la ineficacia del anterior secretario, disminuyeron notablemente los robos a cajeros y también los de autos con violencia, en ese tiempo nadie quería tener un auto lujoso o una camioneta, cientos de celayenses sobre todo mujeres, fueron víctimas de ser apuntadas con un arma de fuego y despojadas de su camioneta, lo vivimos y hoy hay pequeños con secuelas emocionales producto de esos hechos.

Ese delito disminuyó en la pasada administración, pero la violencia continua en otras manifestaciones, creció la extorsión, los homicidios dolosos y el cobro de piso, salimos de un problema, pero seguimos con otros.

Celaya, en este gobierno otra vez apuesta por un policía federal, con importantes credenciales y una trayectoria de más de tres décadas en el servicio policiaco en nuestro país y el extranjero, platicando con él, me preguntaba porque los medios no ayudamos a decir cosas buenas de nuestra ciudad, y puede que en parte tenga razón en el hecho de que a los celayenses nos gusta decir que estamos de la fregada pero no hacemos nada para que las cosas cambien, pero, entonces la solución ¿sería dejar de consignar los hechos de violencia?, si eso solucionara de fondo la vida del municipio, tal vez callaríamos, pero con la cantidad de información a la que hoy se tiene acceso, aun no diciéndolo los medios de comunicación tradicional, todo el mundo se enteraría, en el tiempo de la meta comunicación, ¿se puede ocultar algo?, definitivamente no.

Y entonces llegamos a un punto importante, que importa más, ¿la percepción o la realidad?, que buscan nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno, que no se conozca de la violencia, para que las personas vivan creyendo que todo marcha de maravilla ò que la gente sienta que vive en un lugar donde tiene la libertad de moverse con toda tranquilidad y sin temor a ser víctima de la inseguridad.

Son dos cosas muy distintas, sólo que la primera, permite seguir ganando elecciones y por eso es tan urgente para nuestras autoridades estatales y municipales, conseguir cambiar la percepción de los celayenses.

Ojalá que sus intereses político-partidistas, no sigan dañando a una sociedad que lo que menos nos interesa son sus triunfos electorales, sino que le devuelvan la paz al estado, es muy simple, si dan resultados, en automático se despresuriza la carga mediática que tienen y por ende, gozaran de la confianza de sus cautivos electores.

Guanajuato, un estado pujante, hermoso, lleno de historia y desarrollo económico, tristemente tiene años, formando parte de las principales notas nacionales e internacionales en materia de violencia e inseguridad, fosas clandestinas, cuerpos colgados, personas desmembradas en bolsas negras y cajas de regalos, cientos de mujeres jóvenes desaparecidas, niveles de consumo de alcohol y drogas altísimo entre niños y adolescentes y pese a todo eso, funcionarios encargados de la seguridad, que no serán capaces nunca de aceptar que su tiempo se acabó y que sería más digno y honorable dejar que alguien más ocupe esos espacios, con ánimos renovados y deseos de que las cosas mejoren, libres de la arrogancia y la displicencia con la que ellos actúan.

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