/ domingo 22 de noviembre de 2020

Sonatas

“Con el piano, me fio totalmente de los sentimientos. La ciencia se la dejo a la vida”, Oscar Wilde,

Desde el periodo barroco hasta nuestros días en que se experimentan ideas futuristas de la música, se utilizan algunos términos para diferentes estilos de composiciones. No obstante, palabras como sinfonía o sonata aluden con cierta desigualdad en las diferentes épocas de la música formal.

“Una sinfonía debe der como un mundo, debe contenerlo todo”, sentenció Gustav Mahler en una discusión con Jean Sibelius. Alegaba que, semejante a la sociedad, el sentido de la música se precipitaría al caos. No fue ni será así, pero sus juicios convinieron con el fin de la época del romanticismo sinfónico, al que había abierto sus puertas Ludwig van Beethoven con la célebre sinfonía “Eroica”.

Los compositores más distintivos de esa época, la más productiva de la música culta, Beethoven, Schumann, Brahms y el propio Mahler suman las 27 sinfonías insignias de ese periodo que termina dando paso al impresionismo musical siguiendo el trayecto que recién había dado la pintura de Claude Monet, Camile Pissarro, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cesanne, por mencionar algunos.

Beethoven era básicamente pianista, la obra para su majestad de los instrumentos es vasta con predominio de sonatas. Si sumamos la duración de las 32 que compuso nos dan 700 minutos. A estas obras agregamos los 5 conciertos para piano; un concierto triple de piano, violín, y violonchelo y la Fantasía coral de piano, coro y orquesta que reúnen otros 246 min. En cambio el tiempo de sus 9 sinfonías es de 380 minutos. Elemental, cada obra, según el intérprete y la ocasión tiene una variante de escasos minutos.

Con excepción de algunas sonatas como la 14 “Quasi una fantasía” conocida como “Claro de Luna”; la num. 23, Apassionata, las sinfonías del compositor alemán dominan en la preferencia del auditorio. Cronológicamente se escribieron en tiempos paralelos, la sonata en fa mayor num. 1 dedicada a Joseph Hydn fue compuesta en 1795 en el mismo año de su primera sinfonía en do mayor. La última sonata (32) entre 1820 y 1822, mientras que la monumental novena sinfonía entre 1822 y 1824.

Frente al piano, Beethoven dejo de ser un artífice al servicio de una corte o persona mostrando su genialidad al haber llevado a la cúspide el arte musical europeo. Un artista que apostó sus sentimientos y la vida a la música dejando en las teclas blanco y negro un mensaje trascendental a la posteridad.

A escaso un mes de la conmemoración del 250 aniversario de su nacimiento y de finalizar el año dedicado al maestro de Bonn, hoy, coincide con el día de Santa Cecilia y en todo el mundo sinfónico se escucha la obra del genial compositor.

“Con el piano, me fio totalmente de los sentimientos. La ciencia se la dejo a la vida”, Oscar Wilde,

Desde el periodo barroco hasta nuestros días en que se experimentan ideas futuristas de la música, se utilizan algunos términos para diferentes estilos de composiciones. No obstante, palabras como sinfonía o sonata aluden con cierta desigualdad en las diferentes épocas de la música formal.

“Una sinfonía debe der como un mundo, debe contenerlo todo”, sentenció Gustav Mahler en una discusión con Jean Sibelius. Alegaba que, semejante a la sociedad, el sentido de la música se precipitaría al caos. No fue ni será así, pero sus juicios convinieron con el fin de la época del romanticismo sinfónico, al que había abierto sus puertas Ludwig van Beethoven con la célebre sinfonía “Eroica”.

Los compositores más distintivos de esa época, la más productiva de la música culta, Beethoven, Schumann, Brahms y el propio Mahler suman las 27 sinfonías insignias de ese periodo que termina dando paso al impresionismo musical siguiendo el trayecto que recién había dado la pintura de Claude Monet, Camile Pissarro, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cesanne, por mencionar algunos.

Beethoven era básicamente pianista, la obra para su majestad de los instrumentos es vasta con predominio de sonatas. Si sumamos la duración de las 32 que compuso nos dan 700 minutos. A estas obras agregamos los 5 conciertos para piano; un concierto triple de piano, violín, y violonchelo y la Fantasía coral de piano, coro y orquesta que reúnen otros 246 min. En cambio el tiempo de sus 9 sinfonías es de 380 minutos. Elemental, cada obra, según el intérprete y la ocasión tiene una variante de escasos minutos.

Con excepción de algunas sonatas como la 14 “Quasi una fantasía” conocida como “Claro de Luna”; la num. 23, Apassionata, las sinfonías del compositor alemán dominan en la preferencia del auditorio. Cronológicamente se escribieron en tiempos paralelos, la sonata en fa mayor num. 1 dedicada a Joseph Hydn fue compuesta en 1795 en el mismo año de su primera sinfonía en do mayor. La última sonata (32) entre 1820 y 1822, mientras que la monumental novena sinfonía entre 1822 y 1824.

Frente al piano, Beethoven dejo de ser un artífice al servicio de una corte o persona mostrando su genialidad al haber llevado a la cúspide el arte musical europeo. Un artista que apostó sus sentimientos y la vida a la música dejando en las teclas blanco y negro un mensaje trascendental a la posteridad.

A escaso un mes de la conmemoración del 250 aniversario de su nacimiento y de finalizar el año dedicado al maestro de Bonn, hoy, coincide con el día de Santa Cecilia y en todo el mundo sinfónico se escucha la obra del genial compositor.