/ lunes 9 de diciembre de 2019

Territorio de todos

Ciudades de Acceso Universal

El pasado 3 de diciembre se conmemoró el día internacional de las personas con discapacidad. Bien vale la pena reflexionar sobre cómo nuestras ciudades permiten un libre tránsito para todas las personas, quizá no es necesario estar en silla de ruedas o padecer de alguna discapacidad que limite nuestro desarrollo en la infraestructura de la ciudad, no necesitamos ir tan lejos, todos de un momento a otro llegaremos a cierta edad, esa que limitará nuestros movimientos y hará que ir de un punto a otro se complique por no decir que se vuelva una pesadilla.

Hace un par de meses el Instituto de Planeación en el municipio de Celaya que preside el Arq. Rodolfo Amate realizó una actividad que si bien pareciera sencilla, esperemos resulte en grandes cambios a la hora de planear, proyectar, asignar presupuesto, construir y usar la infraestructura de las ciudades. La actividad consistió en que ciudadanos y funcionarios experimentaron las diferentes aventuras que deben padecer aquellas personas con alguna discapacidad. Espero que el ejercicio se haya vuelto enriquecedor para todos los involucrados y que se pueda replicar en el resto de los municipios de la región.

Si bien no todos somos iguales, pero si todos tenemos los mismos derechos, las barreras que la misma ciudad ha dejado para muchos que cada trayecto se convierta en una odisea. Los ejemplos están ahí, no falta dar vuelta a la esquina, calles que apenas y tienen banquetas, banquetas que no tienen un ancho para una silla de ruedas o con obstáculos suficientes para que cualquiera en silla de ruedas se rinda. Pero no todo está allá afuera, como no todo es culpa del gobierno, los diseños de los espacios donde vivimos difícilmente pasarían una prueba por la ADA, la agencia gubernamental estadounidense líder en este tipo de diseños.

Hacer una reflexión cómo vivimos en estos espacios, para también poder exigir a los responsables en el sector público o privado, es un avance, concientizarnos sobre que un día nuestra generación de jóvenes, se convertirá en viejos y tendrá que hacer uso de toda ayuda posible para utilizar completamente los espacios público y privados.

Vale la pena mencionar aquellos espacios que hoy son ejemplo y referente para diferentes tipo de discapacidades, desde el metro de la ciudad de México y algunas estaciones de la “oruga” en León con señalizaciones en piso para los invidentes, semáforos que alertan con sonido, paradas de autobuses con sistema braille para conocer que rutas pasan por ahí, camiones como el sistema UneBus que ahora cuentan con rampas para discapacitados motrices, hasta centros comerciales que tienen un día a la semana con ventas especiales para clientes con autismo y poderles hacer de esta actividad algo ligero. Esas actividades las podemos repetir en todos los ámbitos, involucrándonos con nuestros servidores públicos al momento de presupuestos participativos, en nuestros centros de trabajo mejorando las condiciones para propios trabajadores, clientes o visitantes, o hasta en nuestros hogares, ahí donde la educación y la formación recaen en la reflexión de que estamos haciendo y cómo lo estamos llevando a cabo.

La accesibilidad universal, ya no resulta ser un lujo para nuestras ciudades, es una necesidad que se irá acrecentado con el paso del tiempo, vale la pena hacer bien nuestra infraestructura desde un inicio y no llegar en un par de décadas y encontrar que tenemos que reparar lo que ya se hizo. Una ciudad para todos es necesaria cuando construimos el territorio de todos.

@marcosornelasm

marcosornelasm@gmail.com

Ciudades de Acceso Universal

El pasado 3 de diciembre se conmemoró el día internacional de las personas con discapacidad. Bien vale la pena reflexionar sobre cómo nuestras ciudades permiten un libre tránsito para todas las personas, quizá no es necesario estar en silla de ruedas o padecer de alguna discapacidad que limite nuestro desarrollo en la infraestructura de la ciudad, no necesitamos ir tan lejos, todos de un momento a otro llegaremos a cierta edad, esa que limitará nuestros movimientos y hará que ir de un punto a otro se complique por no decir que se vuelva una pesadilla.

Hace un par de meses el Instituto de Planeación en el municipio de Celaya que preside el Arq. Rodolfo Amate realizó una actividad que si bien pareciera sencilla, esperemos resulte en grandes cambios a la hora de planear, proyectar, asignar presupuesto, construir y usar la infraestructura de las ciudades. La actividad consistió en que ciudadanos y funcionarios experimentaron las diferentes aventuras que deben padecer aquellas personas con alguna discapacidad. Espero que el ejercicio se haya vuelto enriquecedor para todos los involucrados y que se pueda replicar en el resto de los municipios de la región.

Si bien no todos somos iguales, pero si todos tenemos los mismos derechos, las barreras que la misma ciudad ha dejado para muchos que cada trayecto se convierta en una odisea. Los ejemplos están ahí, no falta dar vuelta a la esquina, calles que apenas y tienen banquetas, banquetas que no tienen un ancho para una silla de ruedas o con obstáculos suficientes para que cualquiera en silla de ruedas se rinda. Pero no todo está allá afuera, como no todo es culpa del gobierno, los diseños de los espacios donde vivimos difícilmente pasarían una prueba por la ADA, la agencia gubernamental estadounidense líder en este tipo de diseños.

Hacer una reflexión cómo vivimos en estos espacios, para también poder exigir a los responsables en el sector público o privado, es un avance, concientizarnos sobre que un día nuestra generación de jóvenes, se convertirá en viejos y tendrá que hacer uso de toda ayuda posible para utilizar completamente los espacios público y privados.

Vale la pena mencionar aquellos espacios que hoy son ejemplo y referente para diferentes tipo de discapacidades, desde el metro de la ciudad de México y algunas estaciones de la “oruga” en León con señalizaciones en piso para los invidentes, semáforos que alertan con sonido, paradas de autobuses con sistema braille para conocer que rutas pasan por ahí, camiones como el sistema UneBus que ahora cuentan con rampas para discapacitados motrices, hasta centros comerciales que tienen un día a la semana con ventas especiales para clientes con autismo y poderles hacer de esta actividad algo ligero. Esas actividades las podemos repetir en todos los ámbitos, involucrándonos con nuestros servidores públicos al momento de presupuestos participativos, en nuestros centros de trabajo mejorando las condiciones para propios trabajadores, clientes o visitantes, o hasta en nuestros hogares, ahí donde la educación y la formación recaen en la reflexión de que estamos haciendo y cómo lo estamos llevando a cabo.

La accesibilidad universal, ya no resulta ser un lujo para nuestras ciudades, es una necesidad que se irá acrecentado con el paso del tiempo, vale la pena hacer bien nuestra infraestructura desde un inicio y no llegar en un par de décadas y encontrar que tenemos que reparar lo que ya se hizo. Una ciudad para todos es necesaria cuando construimos el territorio de todos.

@marcosornelasm

marcosornelasm@gmail.com