/ domingo 31 de enero de 2021

Tomaso Giovani Albinoni

“Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, si no la modestia y secreta complejidad” Jorge Luis Borges.

El pensamiento tiende a clasificar, medir y comparar todo lo que le acontece en la vida. Así surgieron las épocas, las edades y los periodos de la ciencia, del arte u otra actividad. No escapa la música académica, culta o clásica como quiera que se le llame, misma que va unida íntimamente a otras expresiones del arte.

El periodo barroco, mejor dicho “la Música del Barroco” dejó el estilo renacentista que traía un dejo de medieval e influencia de la reorganización europea debido a las guerras y a las pestes. El Barroco surgió con talante propio e influjo de las iglesias en medio de la lucha entre la Reforma luterana y la Contrarreforma católica llegando a ser utilizada como propaganda en la competencia entre las instituciones religiosas y la alcurnia de la nobleza, únicas con capacidad de mantener “una capilla” de músicos profesionales, que en realidad no eran más que sirvientes consentidos de alto rango.

Esta etapa alcanza del año 1600 señalado por el nacimiento de la ópera hasta la muerte de Johann Sebastian Bach en 1750. Ciento cincuenta años en que florecieron, además, genios como en enorme George Händel, Antonio “el rojo” Vivaldi, Doménico Scarlati, Gerog Philipp Telemann, Arcángelo Corelli, Claudio Monteverdi, Henri Prusel, Jean Baptiste Lull, Albinoni y otros menos famosos.

Tomaso Giovanni Albinoni, (1671-1751) como todos los grandes intérpretes y compositores, desde temprana edad se inició en el arte musical y de la composición.

Célebre por el gran número de óperas que concertó, aunque en actualidad se le conoce más por su obra instrumental en la que destaca por ser con frecuencia interpretada por sinfónicas y filarmónicas, “el Adagio”.

La historia de esta bella composición para órgano y cuerdas en la tonalidad de sol menor, es una obra neobarroca que en el siglo pasado causó un debate académico sobre si el verdadero autor era el hijo del rico comerciante de papel Antoni Albinoni.

Supuestamente el musicólogo y biógrafo de Albinoni, Remo Giazotto, partió de un fragmento manuscrito de Tomaso para componer el Agadio. La diputa sigue, sin embargo, escuchando la obra, es cien por ciento barroca y solo pudo ser compuesta hace tres siglos.

Opino que Giazotto solo hizo ajustes para los instrumentos y orquestas del siglo XX.

Ad latere.- Es posible que el número de enfermos de la Covid-19 minore en los próximos días, lógico, el pico de enero en la gráfica epidémica es resultado de las celebraciones de navidad y año nuevo. No dudo que alguien se cuelgue el resultado.

flokay33@gmail.com

“Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, si no la modestia y secreta complejidad” Jorge Luis Borges.

El pensamiento tiende a clasificar, medir y comparar todo lo que le acontece en la vida. Así surgieron las épocas, las edades y los periodos de la ciencia, del arte u otra actividad. No escapa la música académica, culta o clásica como quiera que se le llame, misma que va unida íntimamente a otras expresiones del arte.

El periodo barroco, mejor dicho “la Música del Barroco” dejó el estilo renacentista que traía un dejo de medieval e influencia de la reorganización europea debido a las guerras y a las pestes. El Barroco surgió con talante propio e influjo de las iglesias en medio de la lucha entre la Reforma luterana y la Contrarreforma católica llegando a ser utilizada como propaganda en la competencia entre las instituciones religiosas y la alcurnia de la nobleza, únicas con capacidad de mantener “una capilla” de músicos profesionales, que en realidad no eran más que sirvientes consentidos de alto rango.

Esta etapa alcanza del año 1600 señalado por el nacimiento de la ópera hasta la muerte de Johann Sebastian Bach en 1750. Ciento cincuenta años en que florecieron, además, genios como en enorme George Händel, Antonio “el rojo” Vivaldi, Doménico Scarlati, Gerog Philipp Telemann, Arcángelo Corelli, Claudio Monteverdi, Henri Prusel, Jean Baptiste Lull, Albinoni y otros menos famosos.

Tomaso Giovanni Albinoni, (1671-1751) como todos los grandes intérpretes y compositores, desde temprana edad se inició en el arte musical y de la composición.

Célebre por el gran número de óperas que concertó, aunque en actualidad se le conoce más por su obra instrumental en la que destaca por ser con frecuencia interpretada por sinfónicas y filarmónicas, “el Adagio”.

La historia de esta bella composición para órgano y cuerdas en la tonalidad de sol menor, es una obra neobarroca que en el siglo pasado causó un debate académico sobre si el verdadero autor era el hijo del rico comerciante de papel Antoni Albinoni.

Supuestamente el musicólogo y biógrafo de Albinoni, Remo Giazotto, partió de un fragmento manuscrito de Tomaso para componer el Agadio. La diputa sigue, sin embargo, escuchando la obra, es cien por ciento barroca y solo pudo ser compuesta hace tres siglos.

Opino que Giazotto solo hizo ajustes para los instrumentos y orquestas del siglo XX.

Ad latere.- Es posible que el número de enfermos de la Covid-19 minore en los próximos días, lógico, el pico de enero en la gráfica epidémica es resultado de las celebraciones de navidad y año nuevo. No dudo que alguien se cuelgue el resultado.

flokay33@gmail.com