/ martes 24 de marzo de 2020

Trabajo en casa

Ayer comenzamos a visibilizar con mayor nitidez las acciones estratégicas de «Susana Distancia», personaje creado por el gobierno federal ante la Fase Dos, orientada a enfrentar la contingencia sanitaria derivada de la pandemia ocasionada por el COVID-19: (i) cierre anticipado del ciclo escolar del 23 de marzo al 19 de abril, (ii) suspensión temporal de actividades no esenciales de las organizaciones públicas, sociales y privadas, y (iii) reprogramación de eventos masivos. Por tanto, muchos debemos trabajar en y desde casa, circunstancia que motiva algunas reflexiones.

En los tiempos que corren, la frontera entre lo público y lo privado se encuentra muy difuminada, cada vez más diluida, más borrosa, menos visible y, sin embargo, intuitiva o empíricamente, podemos saber que la casa, el hogar, es el espacio privado por antonomasia, el lugar a donde llegamos para dejar de lado nuestro yo-público y dedicarnos la esfera privada, a nuestro yo-privado, al descanso, a la familia, al ocio.

No obstante, debemos tener en perspectiva que la realidad ha modificado conductas y vínculos sociales y ésta ha alcanzado al ámbito laboral, por lo que se ha hecho uso de la tecnología (increíblemente avanzada, inimaginable allende la ciencia ficción, hace apenas medio siglo) y se ha hecho cada vez más frecuente el trabajo en casa. Insisto, la realidad se ha impuesto y en ella, lamentablemente, encontramos la falta de un empleo formal, lo que ha motivado que cada vez más personas busquen opciones haciendo gala de sus habilidades, conocimientos y competencias, desde su propio espacio, desde el ámbito privado.

Soy un convencido de la verdad dicha por el Apóstol Mateo (Mt 22: 15-21), encerrado en el enunciado «Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios», por lo que aprecio y respeto el espacio privado, como lo hago con el público, pues ambos merecen mi atención, mi concentración y mi cien por ciento. Sin embargo, me queda claro que estamos en una situación atípica, -por mí- nunca vivida y que demanda empatía y solidaridad absoluta del conjunto de individuos que conformamos nuestro país, lo que nos obliga a mezclar nuestras esferas quedándonos en casa y trabajando desde ella, con la familia haciendo lo propio.

En algunos días el tedio andará buscando víctimas; en algunas latitudes, vía internet, ya han lanzado retos, unos más improductivos que otros, como dominar un rollo de papel higiénico o depilarse las piernas. Espero que no continúe con la memez y que aproveche el probable tiempo libre que tendrá; lea (tan solo con esa recomendación tendría para hacer frente al tedio durante una larguísima temporada), realice trabajo pendiente, escriba, ordene su casa, conviva con su familia, infórmese, analice.

Hagamos caso a la recomendación gubernamental, quedémonos en casa, evitemos aglomeraciones y cuidémonos. Es por el bien de todos, es por el bien propio y de quienes viven en condiciones más vulnerables. Muchos tenemos la fortuna de trabajar desde casa, sabemos que no es igual de óptimo y productivo, pero daremos nuestro mejor esfuerzo.

México está preparado para enfrentar el coronavirus y otras calamidades más. La grandeza está en su gente.

germanrodriguez32@hotmail.com

Ayer comenzamos a visibilizar con mayor nitidez las acciones estratégicas de «Susana Distancia», personaje creado por el gobierno federal ante la Fase Dos, orientada a enfrentar la contingencia sanitaria derivada de la pandemia ocasionada por el COVID-19: (i) cierre anticipado del ciclo escolar del 23 de marzo al 19 de abril, (ii) suspensión temporal de actividades no esenciales de las organizaciones públicas, sociales y privadas, y (iii) reprogramación de eventos masivos. Por tanto, muchos debemos trabajar en y desde casa, circunstancia que motiva algunas reflexiones.

En los tiempos que corren, la frontera entre lo público y lo privado se encuentra muy difuminada, cada vez más diluida, más borrosa, menos visible y, sin embargo, intuitiva o empíricamente, podemos saber que la casa, el hogar, es el espacio privado por antonomasia, el lugar a donde llegamos para dejar de lado nuestro yo-público y dedicarnos la esfera privada, a nuestro yo-privado, al descanso, a la familia, al ocio.

No obstante, debemos tener en perspectiva que la realidad ha modificado conductas y vínculos sociales y ésta ha alcanzado al ámbito laboral, por lo que se ha hecho uso de la tecnología (increíblemente avanzada, inimaginable allende la ciencia ficción, hace apenas medio siglo) y se ha hecho cada vez más frecuente el trabajo en casa. Insisto, la realidad se ha impuesto y en ella, lamentablemente, encontramos la falta de un empleo formal, lo que ha motivado que cada vez más personas busquen opciones haciendo gala de sus habilidades, conocimientos y competencias, desde su propio espacio, desde el ámbito privado.

Soy un convencido de la verdad dicha por el Apóstol Mateo (Mt 22: 15-21), encerrado en el enunciado «Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios», por lo que aprecio y respeto el espacio privado, como lo hago con el público, pues ambos merecen mi atención, mi concentración y mi cien por ciento. Sin embargo, me queda claro que estamos en una situación atípica, -por mí- nunca vivida y que demanda empatía y solidaridad absoluta del conjunto de individuos que conformamos nuestro país, lo que nos obliga a mezclar nuestras esferas quedándonos en casa y trabajando desde ella, con la familia haciendo lo propio.

En algunos días el tedio andará buscando víctimas; en algunas latitudes, vía internet, ya han lanzado retos, unos más improductivos que otros, como dominar un rollo de papel higiénico o depilarse las piernas. Espero que no continúe con la memez y que aproveche el probable tiempo libre que tendrá; lea (tan solo con esa recomendación tendría para hacer frente al tedio durante una larguísima temporada), realice trabajo pendiente, escriba, ordene su casa, conviva con su familia, infórmese, analice.

Hagamos caso a la recomendación gubernamental, quedémonos en casa, evitemos aglomeraciones y cuidémonos. Es por el bien de todos, es por el bien propio y de quienes viven en condiciones más vulnerables. Muchos tenemos la fortuna de trabajar desde casa, sabemos que no es igual de óptimo y productivo, pero daremos nuestro mejor esfuerzo.

México está preparado para enfrentar el coronavirus y otras calamidades más. La grandeza está en su gente.

germanrodriguez32@hotmail.com