/ viernes 1 de julio de 2022

Tragedia Internacional. Los Migrantes.

De una tragedia mayúscula dieron cuenta, hace unos días, los medios informativos: media centena de personas, migrantes ilegales, murieron de asfixia en la caja de un tráiler, en el estado de Texas, en Estados Unidos. Viajaban para buscar mejores condiciones de vida y, seguramente, hacer realidad el sueño americano concebido como contar con una oportunidad para trabajar arduamente, aún en labores extenuantes, extremas y demandantes, a cambio de generar una pequeña fortuna que les permita tener una vivienda y comida; de ser posible, artículos y servicios suntuarios como bebida, pantalla grande y acceso a televisión privada y, a mediano plazo, la ostentosa camioneta.

La tragedia invita a la reflexión en torno a continuar la construcción de la Patria Grande planteada por Bolívar; en la integración y cooperación de los países americanos para, primero, generar las condiciones sociales y económicas que diluyan la necesidad de dejar los lugares de origen y, después, para competir en bloque con el resto del mundo. Para lograrlo, se requiere de la voluntad de todos los jefes de Estado americanos que, por solidaridad genuina o interés de no recibir migrantes en su territorio, apoyen la iniciativa. Apoyar la iniciativa implica erogación de recursos que, obviamente, los países generadores de migrantes, carecen.

Por supuesto, lo planteado, sigue siendo un acto futuro e incierto, una utopía, un ideal.

Lo cierto y concreto son las condiciones que la realidad nos revela en algunos países: pobreza, delincuencia, indignidad, causas originales de la migración.

Se parte de la premisa de que las personas no son ilegales; su condición de migrante, sí, lo cual no obsta para transgredir sus derechos humanos, luego, su dignidad.

La tragedia en comento revela la mercantilización de la condición humana y su estado de necesidad: tener que viajar en condiciones infrahumanas, cual mercancía. También se exponen las redes delincuenciales con alcances internacionales existentes.

Además, ante los controles tan sofisticados que tiene el país vecino, resulta inverosímil que no se hayan detectado las personas al interior de un tráiler antes de que murieran, es decir, desde que el vehículo tocó su territorio o pasó por el control migratorio en el puesto aduanal, un poco más adentro de su país.

Es una verdad de Perogrullo, pero el mundo no está funcionando como debería; los derechos humanos económicos, sociales, culturales y ambientales, no se están garantizando; los Estados no están generando las condiciones para hacerlos realidad; persisten las brechas de desigualdad; no se están cumpliendo los objetivos de desarrollo sostenible planteados en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas.

Hago votos para que el acuerdo internacional llegue y, entonces, el efecto migratorio sea menor y focalizado en personas que no huyen, que no dejan su país por necesidad.

La tragedia de referencia es la lamentable punta del iceberg, pues hay eventos calamitosos con frecuencia. A todos los deudos de todas las tragedias ocurridas en estas circunstancias migratorias, mis condolencias.

germanrodriguez32@hotmail.com

De una tragedia mayúscula dieron cuenta, hace unos días, los medios informativos: media centena de personas, migrantes ilegales, murieron de asfixia en la caja de un tráiler, en el estado de Texas, en Estados Unidos. Viajaban para buscar mejores condiciones de vida y, seguramente, hacer realidad el sueño americano concebido como contar con una oportunidad para trabajar arduamente, aún en labores extenuantes, extremas y demandantes, a cambio de generar una pequeña fortuna que les permita tener una vivienda y comida; de ser posible, artículos y servicios suntuarios como bebida, pantalla grande y acceso a televisión privada y, a mediano plazo, la ostentosa camioneta.

La tragedia invita a la reflexión en torno a continuar la construcción de la Patria Grande planteada por Bolívar; en la integración y cooperación de los países americanos para, primero, generar las condiciones sociales y económicas que diluyan la necesidad de dejar los lugares de origen y, después, para competir en bloque con el resto del mundo. Para lograrlo, se requiere de la voluntad de todos los jefes de Estado americanos que, por solidaridad genuina o interés de no recibir migrantes en su territorio, apoyen la iniciativa. Apoyar la iniciativa implica erogación de recursos que, obviamente, los países generadores de migrantes, carecen.

Por supuesto, lo planteado, sigue siendo un acto futuro e incierto, una utopía, un ideal.

Lo cierto y concreto son las condiciones que la realidad nos revela en algunos países: pobreza, delincuencia, indignidad, causas originales de la migración.

Se parte de la premisa de que las personas no son ilegales; su condición de migrante, sí, lo cual no obsta para transgredir sus derechos humanos, luego, su dignidad.

La tragedia en comento revela la mercantilización de la condición humana y su estado de necesidad: tener que viajar en condiciones infrahumanas, cual mercancía. También se exponen las redes delincuenciales con alcances internacionales existentes.

Además, ante los controles tan sofisticados que tiene el país vecino, resulta inverosímil que no se hayan detectado las personas al interior de un tráiler antes de que murieran, es decir, desde que el vehículo tocó su territorio o pasó por el control migratorio en el puesto aduanal, un poco más adentro de su país.

Es una verdad de Perogrullo, pero el mundo no está funcionando como debería; los derechos humanos económicos, sociales, culturales y ambientales, no se están garantizando; los Estados no están generando las condiciones para hacerlos realidad; persisten las brechas de desigualdad; no se están cumpliendo los objetivos de desarrollo sostenible planteados en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas.

Hago votos para que el acuerdo internacional llegue y, entonces, el efecto migratorio sea menor y focalizado en personas que no huyen, que no dejan su país por necesidad.

La tragedia de referencia es la lamentable punta del iceberg, pues hay eventos calamitosos con frecuencia. A todos los deudos de todas las tragedias ocurridas en estas circunstancias migratorias, mis condolencias.

germanrodriguez32@hotmail.com