/ jueves 17 de marzo de 2022

Un Mensaje a García. Parte II.

Se comentó en publicación anterior de esta obra, de autosuperación, se concluye que son muy contados los hombres, personas capaces de llevar “su mensaje”, de cumplir con su deber.

Continuando con el extracto de la obra: “Generalmente los auxiliares hacen los trabajos con poco entusiasmo, y es frecuente encontrar en ellos negligencia, imprudente atolondramiento e indiferencia desmedida. Nadie obtiene éxito si, a buenas o malas, o por amenazas, no incita y obliga a los otros hombres a prestarle su ayuda, salvo el caso de que Dios, con su misericordia, haga un milagro y le envíe un ángel de luz como ayudante.

Haga usted la prueba; usted está en su oficina y tiene seis empleados al alcance de su voz; llame a cualquiera de ellos y dígale: --Tenga usted la bondad de buscar datos en la enciclopedia y haga un resumen de la vida de Correggio--. LE responderá el empleado: Si señor ¿Pero hará él lo que usted le ha encargado? ¡Nunca! Le mirará a usted como un tonto y formulará una o varias de las siguientes preguntas: ¿Quién era? ¿Qué enciclopedia? ¿Fui acaso contratado para esta clase de trabajo? ¿No se refiere usted a Bismarck? ¿No le parece bien a usted que lo haga Carlos? ¿Ha muerto? ¿Hay prisa? ¿No puedo darlos mañana o el lunes? ¿Quiere que le traiga el libro y lo buscará usted conmigo? ¿Para qué lo quiere usted? Si usted es prudente, no se tomará el trabajo de explicar a su ayudante que lo relativo al Correggio se encuentra en el índice de la letra C y no en el de la K; sonreirá, déjelo; lo buscaré yo mismo. Esa incapacidad para obrar independientemente, esa estupidez moral, esa falta de carácter, esa mala gana para realizar con ánimo un esfuerzo cualquiera, son las causas que alejan el socialismo puro a un porvenir muy distante. Si el hombre no trabaja cuando el resultado de sus esfuerzos redunda solo en beneficios propios ¿Qué hará cuando el beneficio obtenido deba repartirse en los demás hombres? Parece que la presencia de un contramaestre, garrote en mano, fuese necesaria, y el temor de que el sábado por la noche lo despidan es lo que mantiene a muchos trabajadores en sus puestos. En todo almacén o fábrica se va efectuando una no ininterrumpida operación de selección y limpieza. El jefe despide continuamente a los empleados que han demostrado su incapacidad para hacer progresar sus intereses y contrata otros. Conozco a un hombre de relevantes cualidades, pero que no tiene habilidad para dirigir un negocio propio. Este individuo a pesar de sus buenas condiciones, es un empleado inservible por llevar en sí la malsana sospecha de que el superior lo oprime o abriga al menos la idea de oprimirle. No sabe dar órdenes y rehúsa recibirlas. Si se le entrega un mensaje para llevarlo a García, lo más probable es que, considerándolo a usted como un explorador y ávido Shylock, le diga llévelo usted.” En conclusión, el hombre que lleva un mensaje a García, la comunicación que se le confía, que asume un compromiso, sin hacer preguntas tontas, nunca se verá despedido ni necesita declararse en huelga para conseguir aumento de sueldo, porque hará lo que se le encarga, obedecerá, este tipo de individuos se necesita con mucha urgencia en todas partes. Tenga usted tiempo de leer un mensaje a García, le encantará. Recuerde que tu competencia es tu propia incompetencia. Estoy en Facebook: Morelos Calixto Lauro.

Se comentó en publicación anterior de esta obra, de autosuperación, se concluye que son muy contados los hombres, personas capaces de llevar “su mensaje”, de cumplir con su deber.

Continuando con el extracto de la obra: “Generalmente los auxiliares hacen los trabajos con poco entusiasmo, y es frecuente encontrar en ellos negligencia, imprudente atolondramiento e indiferencia desmedida. Nadie obtiene éxito si, a buenas o malas, o por amenazas, no incita y obliga a los otros hombres a prestarle su ayuda, salvo el caso de que Dios, con su misericordia, haga un milagro y le envíe un ángel de luz como ayudante.

Haga usted la prueba; usted está en su oficina y tiene seis empleados al alcance de su voz; llame a cualquiera de ellos y dígale: --Tenga usted la bondad de buscar datos en la enciclopedia y haga un resumen de la vida de Correggio--. LE responderá el empleado: Si señor ¿Pero hará él lo que usted le ha encargado? ¡Nunca! Le mirará a usted como un tonto y formulará una o varias de las siguientes preguntas: ¿Quién era? ¿Qué enciclopedia? ¿Fui acaso contratado para esta clase de trabajo? ¿No se refiere usted a Bismarck? ¿No le parece bien a usted que lo haga Carlos? ¿Ha muerto? ¿Hay prisa? ¿No puedo darlos mañana o el lunes? ¿Quiere que le traiga el libro y lo buscará usted conmigo? ¿Para qué lo quiere usted? Si usted es prudente, no se tomará el trabajo de explicar a su ayudante que lo relativo al Correggio se encuentra en el índice de la letra C y no en el de la K; sonreirá, déjelo; lo buscaré yo mismo. Esa incapacidad para obrar independientemente, esa estupidez moral, esa falta de carácter, esa mala gana para realizar con ánimo un esfuerzo cualquiera, son las causas que alejan el socialismo puro a un porvenir muy distante. Si el hombre no trabaja cuando el resultado de sus esfuerzos redunda solo en beneficios propios ¿Qué hará cuando el beneficio obtenido deba repartirse en los demás hombres? Parece que la presencia de un contramaestre, garrote en mano, fuese necesaria, y el temor de que el sábado por la noche lo despidan es lo que mantiene a muchos trabajadores en sus puestos. En todo almacén o fábrica se va efectuando una no ininterrumpida operación de selección y limpieza. El jefe despide continuamente a los empleados que han demostrado su incapacidad para hacer progresar sus intereses y contrata otros. Conozco a un hombre de relevantes cualidades, pero que no tiene habilidad para dirigir un negocio propio. Este individuo a pesar de sus buenas condiciones, es un empleado inservible por llevar en sí la malsana sospecha de que el superior lo oprime o abriga al menos la idea de oprimirle. No sabe dar órdenes y rehúsa recibirlas. Si se le entrega un mensaje para llevarlo a García, lo más probable es que, considerándolo a usted como un explorador y ávido Shylock, le diga llévelo usted.” En conclusión, el hombre que lleva un mensaje a García, la comunicación que se le confía, que asume un compromiso, sin hacer preguntas tontas, nunca se verá despedido ni necesita declararse en huelga para conseguir aumento de sueldo, porque hará lo que se le encarga, obedecerá, este tipo de individuos se necesita con mucha urgencia en todas partes. Tenga usted tiempo de leer un mensaje a García, le encantará. Recuerde que tu competencia es tu propia incompetencia. Estoy en Facebook: Morelos Calixto Lauro.