/ miércoles 17 de abril de 2019

Una Mirada a tus Ojos

El uso de antibióticos debe ser controlado

El martes pasado hablamos sobre los riesgos de automedicarse y ratificamos nuestra permanente sugerencia: no se automedique.

El cuerpo tiene sus defensas propias dentro de las funciones de los distintos órganos. Cuando algún órgano falla, es susceptible de perder esa defensa propia y entonces habrá que recurrir al uso de medicamentos, entre los cuales existe uno muy común, el antibiótico, cuyo consumo, dosis y tiempos debe ser controlado por un médico. De no hacerlo así, como es caso de quienes se automedican, se corre el riesgo de tener consecuencias severas no deseadas.

El martes pasado vimos las distintas formas de automedicación; ahora hacemos un nuevo comentario sobre un error muy frecuente de parte de los pacientes que aún presumiendo de haber recibido tratamiento diseñado por un médico y seguir las instrucciones recibidas, en cierto momento ellos toman decisiones propias como suspender dicho tratamiento por que ya se sienten bien o aumentar la dosis porque no sienten adelanto alguno en su curación. Esto es también automedicarse.

En relación con el uso de antibióticos, su uso indebido puede tener como consecuencia una intoxicación con distintos grados de importancia, que comienza siendo leve la que si no se atiende a tiempo, puede convertirse en grave.

Con relación a la vista, el ojo tiene defensas propias que en algunos casos son suficientes para regular el mal.

Algunas bacterias son detenidas por la lágrima debido a dos elementos contenidos en la misma conocidos como lizosima y betalisina, las que inhiben el desarrollo bacteriano.

Este equilibrio natural de defensa del ojo puede romperse con el mal uso de antibióticos usados en malas dosis. El rompimiento del equilibrio de las defensas naturales puede generar infecciones muy severas y/o resistencia indebida a otros medicamentos.

La conjuntivitis, una alteración que se presenta muy frecuentemente en la persona, requiere para su tratamiento el uso de antibióticos.

Cuando el paciente presenta además del problema de sus ojos la existencia de enfermedades como leucemia o linfomas, el oftalmólogo se encuentra con serios problemas ante la baja de defensas del enfermo por lo que el tratamiento debe ser muy específico para estas personas.

La recomendación es definitiva: no se automedique, peor aún si lo hace usando un antibiótico.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.

rich_ir@hotmail.com

El uso de antibióticos debe ser controlado

El martes pasado hablamos sobre los riesgos de automedicarse y ratificamos nuestra permanente sugerencia: no se automedique.

El cuerpo tiene sus defensas propias dentro de las funciones de los distintos órganos. Cuando algún órgano falla, es susceptible de perder esa defensa propia y entonces habrá que recurrir al uso de medicamentos, entre los cuales existe uno muy común, el antibiótico, cuyo consumo, dosis y tiempos debe ser controlado por un médico. De no hacerlo así, como es caso de quienes se automedican, se corre el riesgo de tener consecuencias severas no deseadas.

El martes pasado vimos las distintas formas de automedicación; ahora hacemos un nuevo comentario sobre un error muy frecuente de parte de los pacientes que aún presumiendo de haber recibido tratamiento diseñado por un médico y seguir las instrucciones recibidas, en cierto momento ellos toman decisiones propias como suspender dicho tratamiento por que ya se sienten bien o aumentar la dosis porque no sienten adelanto alguno en su curación. Esto es también automedicarse.

En relación con el uso de antibióticos, su uso indebido puede tener como consecuencia una intoxicación con distintos grados de importancia, que comienza siendo leve la que si no se atiende a tiempo, puede convertirse en grave.

Con relación a la vista, el ojo tiene defensas propias que en algunos casos son suficientes para regular el mal.

Algunas bacterias son detenidas por la lágrima debido a dos elementos contenidos en la misma conocidos como lizosima y betalisina, las que inhiben el desarrollo bacteriano.

Este equilibrio natural de defensa del ojo puede romperse con el mal uso de antibióticos usados en malas dosis. El rompimiento del equilibrio de las defensas naturales puede generar infecciones muy severas y/o resistencia indebida a otros medicamentos.

La conjuntivitis, una alteración que se presenta muy frecuentemente en la persona, requiere para su tratamiento el uso de antibióticos.

Cuando el paciente presenta además del problema de sus ojos la existencia de enfermedades como leucemia o linfomas, el oftalmólogo se encuentra con serios problemas ante la baja de defensas del enfermo por lo que el tratamiento debe ser muy específico para estas personas.

La recomendación es definitiva: no se automedique, peor aún si lo hace usando un antibiótico.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.

rich_ir@hotmail.com