LA CÓRNEA
La córnea es una estructura del ojo, tan fina y transparente que permite tener una visión clara, que cubre y protege al iris. Por lo mismo, es la parte más expuesta del órgano visual para sufrir accidentes.
Los accidentes que pueden afectar la córnea van desde una basurita que penetre al ojo hasta un golpe.
En el caso de que introduzca una basurita, fácil de suceder, normalmente es que se produzcan molestias, da comezón y lo natural es que la persona se rasque el ojo para aliviar dicha molestia; al restregarse el ojo se corre el riesgo de que llevemos la basurita al área de la cornea, le cause ralladuras a ésta y genere que la visión sea deficiente, que pierda algo de su claridad.
En el caso de golpes a la córnea, la alteración será relativa tanto a la fuerza del golpe, como a la forma en que sucedió y al objeto que lo produjo. Las consecuencias pueden ir desde sencillas hasta graves.
La córnea, como cualquier otro elemento del órgano visual, requiere de atención inmediata. El no hacerle caso a la alteración que la afecta, puede redundar en mayores problemas de solución cuando la situación pretenda componerse ya que el descuido permanente provoca la degeneración progresiva en el funcionamiento de la córnea hasta llegar a la pérdida total de la función.
Recordemos también que el ojo tiene un sistema propio de protección como lo es básicamente el borde orbital en protección a golpes, el parpadeo que ayuda a la distribución de la lágrima sobre el globo ocular, la lágrima misma que reacciona al contacto de un cuerpo extraño eliminándolo física o químicamente. Pero la protección de la córnea corre por nuestra cuenta.
Las basuritas o cuerpos extraños dentro del ojo, hay que eliminarlos de inmediato ya que independientemente de que son factores para crear infecciones al órgano, pueden rallar la córnea como ya vimos.
En la maniobra de extraer basuritas o cuerpos extraños introducidos en el ojo, debe tenerse mucho cuidado ya que el remedio puede ser más grave que la enfermedad ya que un ligero descuido puede dañar al sistema ocular permanentemente. Si es posible, recurra a un oftalmólogo para que ejecute esta maniobra y verifique el posible daño que pudiera haberse causado.
En el caso de rebabas de metal, la intervención médica es necesaria.
Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.
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