/ viernes 7 de enero de 2022

Una Mirada a tus Ojos

CARNOSIDAD O PTERIGIÓN

La alteración del ojo que se conoce como “carnosidad”, es una extensión fibrovascular bulbar que consiste en un crecimiento de la conjuntiva, obviamente no deseable, que se forma en la superficie central del globo ocular.

En términos médicos se le llama pterigión.

Esta carnosidad, vamos a llamarla así, tiene un crecimiento paulatino que llega hasta la córnea y cuando esto sucede la persona resiente problemas de visión proporcional al ataque de la carnosidad sobre ella. En ocasiones la carnosidad crece tanto que casi llega a tapar la córnea por lo que la visión se ve considerablemente afectada.

Se recomienda atender la carnosidad desde sus inicios a fin de evitar los daños apuntados.

Corregir esta alteración requiere de una cirugía ambulatoria, esto es, que el paciente puede irse a su casa de inmediato con sólo el riesgo de una curación delicada.

Independientemente del daño ocular que representa la carnosidad, se afecta la imagen estética de la persona.

La frecuencia con la que podemos encontrar casos de esta alteración no ha sido definida. Los estudiosos de la materia han determinado países en los que se ve como normal la presencia del pterigión sin llegar a considerarse mal endémico mientras que en otras zonas son excepcionales los casos que se registran.

Es conveniente dejar asentado que la extirpación de la carnosidad en ocasiones representa una curación definitiva, pero la naturaleza misma de la alteración puede provocar su reproducción después de un tiempo.

Existen tres métodos para la extirpación de la carnosidad:

Escisión simple: la mayor ventaja de este procedimiento es la brevedad del mismo, pero la recurrencia de reproducción es alta.
En ocasiones la reproducción es mayor que la carnosidad extirpada por lo que no es tan recomendable.

Escisión simple más reconstrucción conjuntival: el procedimiento es seguro, también es breve no tanto como el anterior porque contempla la reconstrucción del defecto provocado por la escisión, lo que significa la disminución en parte del riesgo de reproducción.

Autoinjerto conjuntival: es el más recomendable aunque el tiempo de cirugía es más tardado, pero tiene a su favor la disminución de recurrencia más segura.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.

CARNOSIDAD O PTERIGIÓN

La alteración del ojo que se conoce como “carnosidad”, es una extensión fibrovascular bulbar que consiste en un crecimiento de la conjuntiva, obviamente no deseable, que se forma en la superficie central del globo ocular.

En términos médicos se le llama pterigión.

Esta carnosidad, vamos a llamarla así, tiene un crecimiento paulatino que llega hasta la córnea y cuando esto sucede la persona resiente problemas de visión proporcional al ataque de la carnosidad sobre ella. En ocasiones la carnosidad crece tanto que casi llega a tapar la córnea por lo que la visión se ve considerablemente afectada.

Se recomienda atender la carnosidad desde sus inicios a fin de evitar los daños apuntados.

Corregir esta alteración requiere de una cirugía ambulatoria, esto es, que el paciente puede irse a su casa de inmediato con sólo el riesgo de una curación delicada.

Independientemente del daño ocular que representa la carnosidad, se afecta la imagen estética de la persona.

La frecuencia con la que podemos encontrar casos de esta alteración no ha sido definida. Los estudiosos de la materia han determinado países en los que se ve como normal la presencia del pterigión sin llegar a considerarse mal endémico mientras que en otras zonas son excepcionales los casos que se registran.

Es conveniente dejar asentado que la extirpación de la carnosidad en ocasiones representa una curación definitiva, pero la naturaleza misma de la alteración puede provocar su reproducción después de un tiempo.

Existen tres métodos para la extirpación de la carnosidad:

Escisión simple: la mayor ventaja de este procedimiento es la brevedad del mismo, pero la recurrencia de reproducción es alta.
En ocasiones la reproducción es mayor que la carnosidad extirpada por lo que no es tan recomendable.

Escisión simple más reconstrucción conjuntival: el procedimiento es seguro, también es breve no tanto como el anterior porque contempla la reconstrucción del defecto provocado por la escisión, lo que significa la disminución en parte del riesgo de reproducción.

Autoinjerto conjuntival: es el más recomendable aunque el tiempo de cirugía es más tardado, pero tiene a su favor la disminución de recurrencia más segura.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.