/ domingo 9 de febrero de 2020

Vandalismo y la Paz

La Paz comienza con una sonrisa, Teresa de Calcuta.

Sombras de la noche y lugares solitarios son los aliados del delincuente callejero. Si la cara es la parte corporal que más identifica al individuo, una capucha es artificio para delinquir. Útiles del ladrón común que asalta, roba casas, negocios, autos o sus partes.

Los antifaces de los cacos de las antiguas tiras cómicas fueron un símbolo jocoso de los rateros.

Hoy, robar un auto amenazando con un arma de fuego es lo cotidiano. Y lo peor, en nuestro agraviado país la delincuencia se despliega en plena luz del día y/o en lugares concurridos donde los poderosos cárteles provistos de armas de asalto “surtidas” por el negocio consentido de los Estados Unidos ejecutan a sus víctimas. Crímenes que a pesar de promesas y compromisos contraídos, la 4T no ha logrado modificar a la baja. El acabar con la impunidad que tanto se pregona está resultando en utopía. A más de un año de gobierno, no se avista la paz.

Otra forma de delinquir nada nueva es el vandalismo, término aplicado de aquellas tribus surgidas el siglo I de nuestra era. Cuasi salvajes del norte europeo que se desplazaron de la región del Báltico a tierras germanas y de ahí a la península ibérica. Bárbaros desordenados hasta que en el siglo IV, un siglo antes de desintegrarse instauraron un sistema de gobierno organizado bajo el reinado del vándalo Genserico. ¿Semejanzas con la delincuencia actual?

El vandalismo urbano o falta de civilidad que va desde pintas y grafitis hasta la quema de vehículos o los destrozos de bienes privados o públicos son actos delictivos disfrazados de protesta como lo acontecido el martes pasado en Ciudad Universitaria de la CDMX por cobardes encapuchados que no se atrevieron a dar la cara cuando jóvenes exigían pacíficamente seguridad y justicia contra la violencia femenil en los campus universitarios.

Razono que no es posible abatir de un tajo algo tan complejo resultado de corrupción, errores y malas políticas de administraciones pasadas, pero al menos debería de observarse la deflación de la delincuencia y la impunidad. Nada de eso ha sucedido.

La violencia se incuba en la infancia, de ahí que los Clubes de Leones del orbe instituyeron para la niñez el concurso anual del “Cartel de la Paz”, concibiendo que no solo la ausencia de guerra es la Paz que fue recordada hace diez días en “El Día Escolar de la Paz y la No Violencia”, iniciativa española del poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal.

Resaca. Un galimatías es la rifa del TP01, pues al o a los ganadores no se les premiará con el avioncito… caso para el Dr. Ramón de la Fuente (Psiquiatra).

La Paz comienza con una sonrisa, Teresa de Calcuta.

Sombras de la noche y lugares solitarios son los aliados del delincuente callejero. Si la cara es la parte corporal que más identifica al individuo, una capucha es artificio para delinquir. Útiles del ladrón común que asalta, roba casas, negocios, autos o sus partes.

Los antifaces de los cacos de las antiguas tiras cómicas fueron un símbolo jocoso de los rateros.

Hoy, robar un auto amenazando con un arma de fuego es lo cotidiano. Y lo peor, en nuestro agraviado país la delincuencia se despliega en plena luz del día y/o en lugares concurridos donde los poderosos cárteles provistos de armas de asalto “surtidas” por el negocio consentido de los Estados Unidos ejecutan a sus víctimas. Crímenes que a pesar de promesas y compromisos contraídos, la 4T no ha logrado modificar a la baja. El acabar con la impunidad que tanto se pregona está resultando en utopía. A más de un año de gobierno, no se avista la paz.

Otra forma de delinquir nada nueva es el vandalismo, término aplicado de aquellas tribus surgidas el siglo I de nuestra era. Cuasi salvajes del norte europeo que se desplazaron de la región del Báltico a tierras germanas y de ahí a la península ibérica. Bárbaros desordenados hasta que en el siglo IV, un siglo antes de desintegrarse instauraron un sistema de gobierno organizado bajo el reinado del vándalo Genserico. ¿Semejanzas con la delincuencia actual?

El vandalismo urbano o falta de civilidad que va desde pintas y grafitis hasta la quema de vehículos o los destrozos de bienes privados o públicos son actos delictivos disfrazados de protesta como lo acontecido el martes pasado en Ciudad Universitaria de la CDMX por cobardes encapuchados que no se atrevieron a dar la cara cuando jóvenes exigían pacíficamente seguridad y justicia contra la violencia femenil en los campus universitarios.

Razono que no es posible abatir de un tajo algo tan complejo resultado de corrupción, errores y malas políticas de administraciones pasadas, pero al menos debería de observarse la deflación de la delincuencia y la impunidad. Nada de eso ha sucedido.

La violencia se incuba en la infancia, de ahí que los Clubes de Leones del orbe instituyeron para la niñez el concurso anual del “Cartel de la Paz”, concibiendo que no solo la ausencia de guerra es la Paz que fue recordada hace diez días en “El Día Escolar de la Paz y la No Violencia”, iniciativa española del poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal.

Resaca. Un galimatías es la rifa del TP01, pues al o a los ganadores no se les premiará con el avioncito… caso para el Dr. Ramón de la Fuente (Psiquiatra).