Cada vez es más común escuchar a la especie política de nuestro país referirse al empoderamiento de la sociedad. Sin embargo esto se ha logrado paulatinamente, no gracias a ellos, es el contexto tecnológico y la misma ciudadanía que puede mejorar cualquier obstáculo que se le interponga, tenga que sobrepasar o no a la socia lité política. Y es en esta su columna, urbana, política en la que la tragicomedia es parte fundamental, donde el planteamiento de esta semana es ¿Qué pasa cuando la sociedad va en contra de un beneficio real para ellos?
Las ciudades modernas tienen varios paradigmas, entre ellos resalta uno, el de las políticas públicas. Sin tratar de opacar a los grandes politólogos de nuestra época pero tampoco sin exagerar el desconocimiento de esta pluma, existen en general 4 tipos de políticas públicas, la primera aquella que sociedad y gobierno saben que se necesitan, por ejemplo educación, la segunda es aquella que la ciudadanía demanda y gobierno no lo atiende, el caso es claro con la 4t y la salud o en temas actuales, los desastres naturales, también se tiene el tipo de políticas dónde gobierno como el estudioso nerd de su clase, sabe que hay temas que atender, mientras que la sociedad rechaza o no le interesa, este tema tal cual parece , allí donde la vida no vale nada la ciclo vía de León Guanajuato. Cabe mencionar, como dato cultural, que existe un cuarto tipo de políticas públicas, aquellas donde nadie es oportuno en detectarlas, por lo que es difícil poner un ejemplo.
Las ciudades en Latinoamérica, comparten muchas formas de vida entre sí, sin embargo también son históricamente segregadas espacialmente. La falta de servicios en una proximidad básica ha desencadenado un sinnúmero de problemas sociales urbanos. Los servicios no se detienen solamente en puentes, alojamiento digno, trabajo honorable, aprovisionamiento directo, sin intermediarios, acceso a salud, no meramente un médico sino una cultura de prevención, el aprendizaje no como capacidad de resolver exámenes sino vivir una cultura, así como la diversión en todos sus escenarios, son necesarios para que cualquier ciudad pueda convivir.
Si bien la ciudad multicentrica requiere inversiones de mayor espectro, serían el ideal de cualquier municipio del bajío que busca ser rentable para sus ciudadanos. Recordemos que la ciudad inteligente se trata más de entender cómo funciona una ciudad con alma y vida propia, que poner internet en cada esquina.
Qué pasa cuando la voluntad política de organización de la vida urbana recae sólo en los líderes políticos y no en la sociedad, se traba en proyectos piloto que no se vuelven propios de la ciudadanía, esperemos que el caso de la ciclo vía de León no sea así y podamos ver que se hace una realidad y se replica en más municipios, haciendo el territorio de todos.
