GUANAJUATO, Gto. (OEM-Informex).- Comandados por Hermes Ramírez Silva Santiago de Cuba, arribó un pelotón de tanques para situar la explanada de la Alhóndiga de Granaditas y dar guerra sin cuartel al público Cervantino con una ráfaga de ritmo, sabor y candela.
La Steel Band de El Cobre se presentó en la edición 49 del Festival Internacional Cervantino para convertir la velada en un frenesí de tañidos sobre unos instrumentos de percusión rudimentarios, cuya extrañeza no fue obstáculo para desbordar en gritos al público capitalino.
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El “tanque”, un instrumento fuera de lo cotidiano que tiene la función de armonizar las piezas preparadas por el maestro Ramírez Silva, fue sin duda la sensación de la noche, pues su particular sonido acarició los tímpanos de la concurrencia con su suave melodía.
Ese fue el primer movimiento de la tropa cubana, la antesala a un bombardeo de sublimes repiques de batería y congas, instrumentos más convencionales, pero que son también elementales en los ritmos caribeños.
Mientras el ataque musical se llevaba a cabo, desde un costado del escenario el comandante Hermés Ramírez dirigía los certeros golpes de la percusión con una magistral ejecución de un bajo de cinco cuerdas en color negro con diapasón en maple.
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Los presentes agitaron con delirio sus pies, caderas y brazos al compás de las percusiones, como si agitaran una bandera blanca para mostrar sumisión a los letales ataques rítmicos de los cubanos.
Pero los caribeños no dieron tregua y con Guantanamera los cubanos continuaron con el carnaval cervantino, para provocar que quienes estaban sentados desde su lugar comenzaran a sentir la vibración de las percusiones y se levantarán para dar aún más vida a este carnaval cervantino.
Con una serie de piezas de diversas culturas, pero con ese singular toque de Cuba, la Steel Band de El Cobre culminó su ataque en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, que no había visto tantos muertos (de cansancio) desde que fue tomada por ejército insurgente durante la guerra de independencia.
