IRAPUATO, Gto. (OEM-Informex). Ha pasado un mes y la herida que dejó la matanza de 27 personas en el anexo “Buscando el camino a mi recuperación”, de Irapuato, aún no se olvida, pero tampoco han ocurrido grandes cambios.
Nicolás Pérez Ponce, presidente de los Centros de Rehabilitación Unidos del Bajío (CRUB), aseguró que hasta el momento no han tenido el apoyo que han estado buscando para poder regularizar estos lugares. Tampoco ha habido el apoyo en seguridad prometido, pues las patrullas que prometieron que acudirían a estos lugares a dar rondines, dejaron de pasar a los pocos días; eso ha originado que por lo menos 130 centros de rehabilitación tan sólo de Irapuato, Salamanca, Celaya y León hayan tenido que cerrar, pues tienen miedo.
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Desde hace 14 años, Nicolás Pérez Ponce ha trabajado con adictos a las drogas y al alcohol para que dejen este camino y aseguró que éste ha sido el tiempo más complicado que han vivido estos lugares. Lo sabe bien, pues él mismo fue un adicto, un anexado, pues a pesar de tener su trabajo como mecánico, lo único que le interesaba hace 15 años era despertar para beber alcohol y consumir droga; 100, 150 o veces hasta 200 pesos de cocaína los consumía en un par de horas.