/ lunes 13 de julio de 2020

Asea calzado a sus 85 años de edad en Cortázar

¡Nooo vale!, regresamos, pero nomás tuve dos boleadas: Don Enrique Quintana

CORTÁZAR, Gto. (OEM-Informex).- Ya regresaron a trabajar los boleros al Jardín Principal de Cortázar, pero la misma situación de la pandemia no les permite tener mucha clientela, salvo su espacio en la parte oriente, la mayor parte de plaza continúa cerrada al público.


Yo nunca tuve Seguro Social, estuve trabajando hasta que ya iba de salida y ahora me dedico a esto porque para mí no habrá jubilación", explica.

Enrique Quintana


"¡Nooo vale!, regresamos, pero nomás tuve dos boleadas" refiere uno de los aseadores de calzado más veteranos de la plaza.



Con 85 años de edad, don Enrique Quintana tiene más de 20 años trabajando como aseador de calzado en el jardín principal de Cortázar.


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Moreno, ya con las arrugas de su avanzada edad bajo su cubrebocas, pero con la agilidad de quien conoce su oficio, comenta que cuando convocaron a finales de mayo a su gremio, unos 17 aseadores, les advirtieron que era obligatorio el uso de tapabocas y el gel antibacterial para poder laborar de nuevo.

Refiere que no siempre se dedicó a esto, cuando joven se dedicó al empaque de jitomate, que en ese entonces estaba en auge en Cortázar, no había más trabajo que el del campo en Cortázar ya que no existían fábricas, “donde quiera encontrábamos quien nos ocupara”.

Sin embargo todo esto se acabó cuando comenzó el uso de maquinaria para esta labor, ya los agricultores no necesitaron gente para empacar.



El auge del jitomate se dio en los años 60 en Cortázar, tan es así que se abrió una empacadora (El Rancho, hoy en ruinas) y hasta se creó un equipo de beisbol semiprofesional, los Tomateros de Cortázar, del que también ya sólo quedan recuerdos.

Refiere que en abril la presidencia les avisó que iba a cerrar el Jardín Principal por el problema de la epidemia y por lo tanto iban a dejar de trabajar temporalmente.

"No nos fue tan mal, explicó, en abril nos dieron un vale de mil pesos para comprar mandado y luego otro en mayo, también de mil pesos para lo mismo".

“Aparte de eso, también el diputado Jesús Oviedo nos ayudó con 2 despensas, no muy grandes pero bien surtidas, y en el programa 70 y Más nos adelantaron la ayuda del gobierno, hasta los de los taxis alcanzaron despensa", comenta.


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Explicó que ya no tiene muchos dependientes más que su mujer, tiene varios nietos pero de ellos se encargan sus padres, en este caso sus hijos.

No obstante, aunque ya regresaron a trabajar en el lado poniente del jardín, no llega mucha clientela a bolearse, por lo que los ingresos que tienen son menores.

“Le seguimos echando ganas, pero ahorita no viene la gente mientras siga cerrado en jardín”, concluye.

CORTÁZAR, Gto. (OEM-Informex).- Ya regresaron a trabajar los boleros al Jardín Principal de Cortázar, pero la misma situación de la pandemia no les permite tener mucha clientela, salvo su espacio en la parte oriente, la mayor parte de plaza continúa cerrada al público.


Yo nunca tuve Seguro Social, estuve trabajando hasta que ya iba de salida y ahora me dedico a esto porque para mí no habrá jubilación", explica.

Enrique Quintana


"¡Nooo vale!, regresamos, pero nomás tuve dos boleadas" refiere uno de los aseadores de calzado más veteranos de la plaza.



Con 85 años de edad, don Enrique Quintana tiene más de 20 años trabajando como aseador de calzado en el jardín principal de Cortázar.


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Moreno, ya con las arrugas de su avanzada edad bajo su cubrebocas, pero con la agilidad de quien conoce su oficio, comenta que cuando convocaron a finales de mayo a su gremio, unos 17 aseadores, les advirtieron que era obligatorio el uso de tapabocas y el gel antibacterial para poder laborar de nuevo.

Refiere que no siempre se dedicó a esto, cuando joven se dedicó al empaque de jitomate, que en ese entonces estaba en auge en Cortázar, no había más trabajo que el del campo en Cortázar ya que no existían fábricas, “donde quiera encontrábamos quien nos ocupara”.

Sin embargo todo esto se acabó cuando comenzó el uso de maquinaria para esta labor, ya los agricultores no necesitaron gente para empacar.



El auge del jitomate se dio en los años 60 en Cortázar, tan es así que se abrió una empacadora (El Rancho, hoy en ruinas) y hasta se creó un equipo de beisbol semiprofesional, los Tomateros de Cortázar, del que también ya sólo quedan recuerdos.

Refiere que en abril la presidencia les avisó que iba a cerrar el Jardín Principal por el problema de la epidemia y por lo tanto iban a dejar de trabajar temporalmente.

"No nos fue tan mal, explicó, en abril nos dieron un vale de mil pesos para comprar mandado y luego otro en mayo, también de mil pesos para lo mismo".

“Aparte de eso, también el diputado Jesús Oviedo nos ayudó con 2 despensas, no muy grandes pero bien surtidas, y en el programa 70 y Más nos adelantaron la ayuda del gobierno, hasta los de los taxis alcanzaron despensa", comenta.


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Explicó que ya no tiene muchos dependientes más que su mujer, tiene varios nietos pero de ellos se encargan sus padres, en este caso sus hijos.

No obstante, aunque ya regresaron a trabajar en el lado poniente del jardín, no llega mucha clientela a bolearse, por lo que los ingresos que tienen son menores.

“Le seguimos echando ganas, pero ahorita no viene la gente mientras siga cerrado en jardín”, concluye.

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