CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- La tarde de este viernes se realizó en la sala Hermilo Novelo, de Casa de la Cultura, charla con el tema "Crónica de una muerte frustrada, el atentado contra el presidente Emilio Portes Gil en Guanajuato, 1929".
Fue impartida por el historiador de la Universidad de Guanajuato Daniel Hernández Hernández, quien fue presentado por Héctor Gómez de la Cortina, director del Instituto de Arte y Cultura.
El hecho ocurrió cerca de Celaya el hecho y el exponente detalló algunos sucesos Esenciales que repercuten en el tema con los magnicidios.
Recordó que a Francisco I Madero lo liquida Huerta en 1913, a Zapata lo manda matar Carranza en 1919, a Carranza Álvaro Obregón en 1919, a Francisco Villa en 1923 por órdenes de Plutarco Elías Calles, y luego Obregón muere en 1928 y queda Portes Gil como interino.
Destacó que en el tema de la Guerra Cristera en Guanajuato, hubo más participación en la que en el movimiento revolucionario y que los conflictos se incrementaron a raíz de la Constitución de 1917 y se recrudecen con el presidente Calles al reformar el Código Penal en 1926.
Autoridades católicas, junto con feligreses y hacendados opositores al reparto agrario, en tanto que el ejército federal y fuerzas armadas locales son conformadas por agraristas.
En plenas elecciones presidenciales asesinan a Obregón en 1928, buscaba reelegirse y gana, los diputados guanajuatenses le ofrecen una comida y lo mata León Toral, al día siguiente iría a Irapuato y se hacían preparativos.
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Toral fue fusilado el 9 de febrero de 1929 en Lecumberri, fue el último de acuerdo al Código Penal, ya que posteriormente fue reformado y se abolió la pena de muerte.
Emilio Portes Gil asume la presidencia interina de 1928 a 1930, e inicia el maximato. En 1929 venía en el tren presidencial El Olivo, de San Luis Potosí a México y en el trayecto volaron con dinamita un puente cerca de Comonfort (a la altura de la comunidad de San Pedro) en la madrugada, y vuelca la máquina y algunos vagones, el tren que iban a 45 kilómetros por hora lo detienen y el presidente resulta ileso.
Se señala como culpables a miembros de la Liga Nacional de la Defensa Religiosa.
Se acabó la guerra cristera el 21 de junio de 1929, sin embargo no hubo persecución contra sus líderes.
Los atentados no acabaron con eso, hubo uno contra José Vasconcelos el 19 de septiembre de 1929, sale ileso, luego atentan contra el presidente de la República Pascual Ortiz Rubio el 5 de febrero de 1930.