CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Cada vez que abre los ojos, la señora Esperanza Rojas Beltrán lo hace con la esperanza de que la pandemia ha sido un mal sueño, pero desde las primeras horas de la mañana descubre que la pesadilla es una realidad porque prende el televisor y las noticias sólo hablan del coronavirus, sus dos hijos no han ido a la escuela desde hace casi tres meses, su esposo de la tercera edad ha salido en busca de trabajo porque en su tienda de abarrotes han bajado las ventas en un 60 %, pero sobre todo, porque sus terapias quedaron suspendidas y nuevamente su parálisis de medio cuerpo se agudiza.
Y es que en virtud de que desde finales de marzo por órdenes de las autoridades municipales se cerraron todas las instalaciones deportivas del municipio, incluyendo la alberca de la unidad deportiva Miguel Alemán, a donde Esperanza acudía a realizar sus terapias, ya no ha podido llevarlas a cabo.
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“El mundo está paralizado, como yo, que tengo la mayor parte de mi cuerpo sin poder mover, cuando ya hasta podía nadar sola gracias a las terapias que me daban en el DIF, todos los días, en la alberca de la unidad deportiva Miguel Alemán.