/ lunes 30 de noviembre de 2020

Pandemia ha complicado el sustento de familias mexicanas

Con la falta de trabajo ha sido difícil llevar el pan a la mesa, por lo que, la carne y en ocasiones los frijoles son un lujo que no siempre se pueden dar algunas familias como la de Maribel y Arturo

CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- En la colonia Luis Donaldo Colosio, cuatro de los cinco integrantes de la familia Valencia Pérez viven en una casa construida con madera, lámina y dos cuartos de ladrillo; los padres Maribel Pérez y Arturo Valencia Soledad, han padecido a causa de la pandemia que ha azotado no solo a Celaya, sino al país y a todo el mundo.

Y es que, con la falta de trabajo ha sido difícil llevar el pan a la mesa, por lo que, la carne y en ocasiones los frijoles son un lujo que no siempre se pueden dar, a pesar de ello no se desaniman, sino que continúan trabajando para salir adelante, y es que, a decir del padre, su familia lo fortalece para “seguir, ni modo de quedarse cruzado de manos, hay que ir a buscar”.

Arturo Valencia, quien tiene como oficio la albañilería, mencionó en entrevista con OEM que con la pandemia es difícil conseguir trabajo, y, por ende, llevar dinero al hogar, por lo que cuando se puede, trabaja tiempo extra.


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Por su parte, Maribel Pérez, mencionó que en ocasiones apoya a su esposo económicamente acudiendo a los tianguis más cercanos a vender ropa, pero generalmente él le da 100 pesos para comprar lo que le alcance para las dos comidas que tienen al día, la primera a las 8:00 y la segunda de las 16:00 horas en adelante, dependiendo de la hora en que el padre de familia arribe a su hogar, ya que dijo “estamos acostumbrados a esperarlo a que llegue para comer todos juntos”.

Detalló que generalmente le alcanza para comprar sopa, tortilla, huevo, aceite, jitomate, entre otras verduras; mientras que, la carne e incluso en ocasiones el frijol, casi no lo consumen, ya que está muy caro. Indicó que lo que le sobra del almuerzo lo guarda y si queda poquito para la tarde, lo calienta por la mañana, ya que a veces no les alcanza para las dos comidas”.

En la mesa a veces hay refresco que les llevan sus sobrinos o vecinos, pero generalmente toman agua natural o de fruta. Por el momento no consumen comida chatarra, aunque sus hijos se lo pidan, debido a “la crisis por la que se pasa ahorita”.




La madre de familia dijo que cuando no tiene gas para cocinar en la estufa, lo hace en la parrilla de carbón o en el fogón, siendo que para este último donde debe recoger leña de enfrente de su casa o atrás de los árboles, pero los días que llueve, hace aire o frío y no hay posibilidad de prender lumbre de ninguna forma, opta por comprar bolillo para prepararles una torta.

En esta ocasión la madre de familia compró tostadas, jamón, crema y verdura para darles de comer por la mañana y la tarde. A partir de las 17:00 horas, sus hijos y las dos sobrinas que conviven con ellos mientras sus papás se van a trabajar, esperan a que llegue el esposo para poder empezar a comer.

El más pequeño no pudo contener el hambre y a las 18:50 horas su mamá comenzó a prepararle de comer, pero a las 19:00 horas en punto, el padre de familia arribó y el pequeño, quien llevaba su segundo bocado, corrió a su encuentro sin importar que su rostro esté manchado de crema.

Posteriormente, la madre le sirvió a su otro hijo, a su sobrina, a su esposo y finalmente a ella.



Todos se sentaron entorno a la mesa, mientras el más pequeño continuó comiendo en el regazo de su padre y su hermano cambiaba de lugar con su plato para estar más a gusto.

La familia también compartió que en el hogar solo viven cuatro personas, ya que uno de sus hijos se queda con sus abuelos para realizar trabajos de carpintería. También indicaron que sus sobrinas colocan un puesto de churros y rifas afuera de su casa para ayudar a su familia.

Finalmente, la madre de familia indicó que aún no cuentan con drenaje, pero sí con servicios de luz y agua. Refirió que en últimas fechas han sentido el frío que entra por las rejas y ventanas que no tienen vidrio, sólo un mosquitero, lo cual le preocupa porque su hijo más pequeño enfermó hace tiempo de bronconeumonía y deben cuidarlo mucho, ante esto decidió colocar una cobija en la ventana y dormirse todos en un mismo cuarto para mantenerse calientitos, ya que “hasta cuando uno está dormido siente como entra el frío, hasta uno lo respira”.

CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- En la colonia Luis Donaldo Colosio, cuatro de los cinco integrantes de la familia Valencia Pérez viven en una casa construida con madera, lámina y dos cuartos de ladrillo; los padres Maribel Pérez y Arturo Valencia Soledad, han padecido a causa de la pandemia que ha azotado no solo a Celaya, sino al país y a todo el mundo.

Y es que, con la falta de trabajo ha sido difícil llevar el pan a la mesa, por lo que, la carne y en ocasiones los frijoles son un lujo que no siempre se pueden dar, a pesar de ello no se desaniman, sino que continúan trabajando para salir adelante, y es que, a decir del padre, su familia lo fortalece para “seguir, ni modo de quedarse cruzado de manos, hay que ir a buscar”.

Arturo Valencia, quien tiene como oficio la albañilería, mencionó en entrevista con OEM que con la pandemia es difícil conseguir trabajo, y, por ende, llevar dinero al hogar, por lo que cuando se puede, trabaja tiempo extra.


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Por su parte, Maribel Pérez, mencionó que en ocasiones apoya a su esposo económicamente acudiendo a los tianguis más cercanos a vender ropa, pero generalmente él le da 100 pesos para comprar lo que le alcance para las dos comidas que tienen al día, la primera a las 8:00 y la segunda de las 16:00 horas en adelante, dependiendo de la hora en que el padre de familia arribe a su hogar, ya que dijo “estamos acostumbrados a esperarlo a que llegue para comer todos juntos”.

Detalló que generalmente le alcanza para comprar sopa, tortilla, huevo, aceite, jitomate, entre otras verduras; mientras que, la carne e incluso en ocasiones el frijol, casi no lo consumen, ya que está muy caro. Indicó que lo que le sobra del almuerzo lo guarda y si queda poquito para la tarde, lo calienta por la mañana, ya que a veces no les alcanza para las dos comidas”.

En la mesa a veces hay refresco que les llevan sus sobrinos o vecinos, pero generalmente toman agua natural o de fruta. Por el momento no consumen comida chatarra, aunque sus hijos se lo pidan, debido a “la crisis por la que se pasa ahorita”.




La madre de familia dijo que cuando no tiene gas para cocinar en la estufa, lo hace en la parrilla de carbón o en el fogón, siendo que para este último donde debe recoger leña de enfrente de su casa o atrás de los árboles, pero los días que llueve, hace aire o frío y no hay posibilidad de prender lumbre de ninguna forma, opta por comprar bolillo para prepararles una torta.

En esta ocasión la madre de familia compró tostadas, jamón, crema y verdura para darles de comer por la mañana y la tarde. A partir de las 17:00 horas, sus hijos y las dos sobrinas que conviven con ellos mientras sus papás se van a trabajar, esperan a que llegue el esposo para poder empezar a comer.

El más pequeño no pudo contener el hambre y a las 18:50 horas su mamá comenzó a prepararle de comer, pero a las 19:00 horas en punto, el padre de familia arribó y el pequeño, quien llevaba su segundo bocado, corrió a su encuentro sin importar que su rostro esté manchado de crema.

Posteriormente, la madre le sirvió a su otro hijo, a su sobrina, a su esposo y finalmente a ella.



Todos se sentaron entorno a la mesa, mientras el más pequeño continuó comiendo en el regazo de su padre y su hermano cambiaba de lugar con su plato para estar más a gusto.

La familia también compartió que en el hogar solo viven cuatro personas, ya que uno de sus hijos se queda con sus abuelos para realizar trabajos de carpintería. También indicaron que sus sobrinas colocan un puesto de churros y rifas afuera de su casa para ayudar a su familia.

Finalmente, la madre de familia indicó que aún no cuentan con drenaje, pero sí con servicios de luz y agua. Refirió que en últimas fechas han sentido el frío que entra por las rejas y ventanas que no tienen vidrio, sólo un mosquitero, lo cual le preocupa porque su hijo más pequeño enfermó hace tiempo de bronconeumonía y deben cuidarlo mucho, ante esto decidió colocar una cobija en la ventana y dormirse todos en un mismo cuarto para mantenerse calientitos, ya que “hasta cuando uno está dormido siente como entra el frío, hasta uno lo respira”.

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