CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- El Grupo Nota Azul, integrado por músicos ambulantes o de la calle, pidieron a las autoridades la oportunidad de trabajar; de estos, dos son egresados del Conservatorio de Música de Celaya y dos más son músicos líricos y compositores con más de 20 años de experiencia y que de esto viven. Señalan que Fiscalización les pone trabas para poderse ganar el pan diario de manera honesta y digna. Reconocen que han sido bien recibidos por la gente en las avenidas y plazas callejeras donde se presentan.
Israel Betancourt, Ángel Zúñiga, Mario Hernández y Antonio Villafranco, integrantes de este grupo que puede ser encontrado en cualquier calle de Celaya, así como en la Calzada Independencia, en el Jardín de San Agustín, en el Tianguis o en pleno centro de la ciudad, reconocieron que hay una realidad pero muy importante, y es el hecho de que "no nos están dejando trabajar como estábamos acostumbrados a hacerlo, nosotros nos colocábamos en un punto fijo del centro de la ciudad y contar con el apoyo de la población, de la gente y que es la que nos apoya porque les gusta nuestra música, nos rodean, nos toman video con los celulares, nos preguntan por costos, que si tocamos en eventos particulares y por supuesto que sí y es la manera como nos contactan."
Antes de iniciar la entrevista, los cuatro músicos callejeros se encontraban en el momento del reparto de lo que la generosidad de la gente les da diariamente; contando las monedas de uno hasta 10 pesos, uno que otro billete de baja denominación, y de manera equitativa, tanto el percusionista, como los dos guitarristas así como el tecladista, compartían fraternamente los donativos de la gente, para de esa manera llevar el fruto de su trabajo a sus casas.
Betancourt indicó que "pedimos simplemente el derecho que tiene todo ser humano de ganarse el pan diario, que nos dejen trabajar honestamente. Es nuestra profesión. No nos dedicamos a esto porque no tengamos otra cosa que hacer, porque estemos desempleados sino porque somos músicos de profesión y de corazón."
Israel Betancourt, conocido por sus amigos como “Isra”, nos explica que estudio en el Conservatorio de Música de Celaya y de pequeño como lo expresamos, dijo: sientes la necesidad de hacer música y arte, me ha gustado esto de las percusiones; no somos improvisados, y tenemos 15 años o más haciendo esta labor de la música, no es que nos dediquemos porque no tengamos empleo, es nuestro modus vivendi desde hace años. La estrategia era colocarnos en ciertos lugares de la ciudad de manera fija. La gente, como se ve, nos recibe de manera muy amable a darnos su cooperación voluntaria y no estamos haciendo algo malo, sino que aportamos cultura a la sociedad. Nos piden el número para contratarnos y es nuestro escaparte natural. No vendemos productos, no obstaculizamos el paso del peatón y, puntualizó, lo voy a decir directamente: Fiscalización no tiene, para mí, argumentos de peso para estarnos retirando.
Hace unos días, narró, estábamos trabajando afuera de CFE, llegó personal de Fiscalización pidiéndonos que nos retiráramos bajo el argumento de que ahí le pertenecía a otro grupo de música. Entonces le dije de manera muy amable al empleado “Oye, ¿Cuánto le costó el pedazo aquí al amigo? ¿Lo compró?”.
Si estos músicos tienen el derecho de trabajar ahí, nosotros también o en alguno otro punto, recalcó. Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar honestamente como acostumbramos hacerlo. La Constitución nos da el derecho de trabajar honestamente como lo estamos haciendo.
Ángel Zúñiga, también egresado del Conservatorio y con otra carrera estudiada, nos explica parte de su vida; vengo de familia de músicos, indicó y "tengo un tío que da clases, Felipe, que da clases de clarinete. La queja. Sí, así la vería yo. Ya habíamos trabajado en diferentes puntos del centro. Con la antigua administración jamás tuvimos roces, pero en esta administración nos envían a tal o cual oficina a hacer trámites, luego ahí responden con un “espérate tantito” para ver a tal o cual persona, y no nos solucionan, No hay respuesta. Nos ponen muchos obstáculos. Por eso pedimos que nos dejen trabajar. La respuesta de la gente es muy buena. Aportamos cultura, quisiéramos saber cuál es el problema o qué solución o alternativa nos dan." Reconocen de manera sencilla que si no les van a dar, no les quiten la oportunidad de trabajar.
Mario Hernández Zárate, “la voz”, le dicen y sonríen sus compañeros y además guitarrista del grupo; músico lírico con 20 años de experiencia, señaló que tiene varias composiciones y las ha interpretado en la vía pública, todas ellas bien recibidas por la gente. Se reconoció que en Europa esto es muy común, los músicos en la vía pública y a quien se les reconoce la calidad y señaló que lo mismo que mis compañeros, que nos den alguna solución para este problema con fiscalización y que nos den un lugar donde podamos tocando nuestra música y sin problemas.
Antonio Villafranco, guitarrista y en ocasiones vocalista, con 15 años dedicado a la música, lírico y con composiciones, esto ha sido mi vida y sustento; lo que la gente le agrada y nace regalarnos es el sustento de mi casa y de mi familia. Todo ello es bien recibido. Si nos dijeran si hay que pagar un permiso, se paga, pero que no nos tengan vuelta y vuelta, y con un “vente en 20 días”. Ese tiempo no puedo quedarme sin comer y sin darles a mis hijos lo necesario. El derecho a ganarme la vida y en lo que me dedico y no todos tenemos la oportunidad de escenarios grandes, sino buscar la manera de darnos a conocer. El derecho a trabajar y sin que te estén molestando.
Israel Betancourt expresó que "ésta es nuestra manera de estar cerca de la gente. La gente no paga cantidad por escucharnos. Cooperación voluntaria que nace de su corazón y qué mejor publicidad, que aquí mismo, en la calle. Ya lo vimos, la gente nos rodea… y termina la entrevista, porque la gente pidió otra “rola”.
