/ sábado 22 de mayo de 2021

Esposo de la víctima desmiente a feminicida de Atizapán

Niega que haya sido un crimen pasional; Reyna sólo lo ayudaba con sus quehaceres, dice Bruno

TLALNEPANTLA, Méx. “Es falso, rotundamente falso que mi esposa era amante de don Andrés. Sí lo visitaba constantemente, pero por humanidad para hacerle de comer y ayudarlo en algunos quehaceres de la casa, ya que vivía solo y por su edad ya no podía hacer muchas cosas”.

Así, de manera rotunda lo manifestó en entrevista Bruno, esposo de la señora Reyna, quien habría muerto a manos del presunto asesino serial de Atizapán, Andrés “N”.

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Una vez preso, Andrés N declaró que asesinó a Reyna por celos, pues supuestamente tuvo una relación amorosa con ella y lo había amenazado con dejarlo.

En tono molesto por todo lo que se dice de la supuesta relación sentimental de su esposa, de 38 años, con Andrés “N”, de 72, Bruno reiteró que su cónyuge no era amante del sujeto, “yo siempre supe que lo visitaba continuamente en su domicilio porque ella misma me lo hacía saber y me comentaba que lo visitaba para ayudarlo en algunos de los quehaceres de la casa, pues por su edad muchas cosas ya no podía hacer”.

Incluso, agregó, “yo en varias ocasiones acompañé a mi esposa a la casa del señor Andrés, a quien estimaba y lo consideraba como un buen amigo, porque, al menos en apariencia, era un hombre tranquilo y bueno que me caía muy bien, por su nobleza.

“De verdad, sólo porque lo viví en carne propia, si me hubieran dicho, todo ha salido a la luz de don Andrés, su maldad y la sangre fría que tuvo para asesinar a tantas mujeres, no lo hubiera creído, porque, repito, lo tenía considerado como un hombre bueno e incapaz de hacerle daño a nadie.

“Sigo muy perturbado, no lo puedo creer, me resulta difícil de creerlo, siento que esto es una pesadilla, primero porque descubrí el demonio que escondía dentro don Andrés, y luego por la brutalidad con que asesinó a mi esposa, en verdad que el señor no rompía un plato, no lo puedo creer.

“El día en que asesinó a mi esposa, el pasado viernes 14 de mayo, como siempre solía hacerlo, mi esposa me habló por teléfono para avisarme que iba a la Ciudad de México en compañía de don Andrés para comprar mercancía para su negocio de accesorios y teléfonos celulares.

Sin ningún problema, porque eso era muy seguido, le contesto que estaba muy bien y que se fueran con mucho cuidado”.

Sin embargo, debido a que pasaron las horas y su esposa no llegaba a su casa ni le contestaba el teléfono, un tanto preocupado se trasladó a la casa de don Andrés para saber si estaba ahí o preguntarle si no la había visto.

De entrada, dijo, notó un tanto extraño y nervioso a don Andrés y luego surgieron muchas dudas y sospechas en él, pues le manifestó que no había visto a su esposa ni sabía nada de ella, cuando varios de sus inquilinos y la hermana de su esposa horas antes la habían visto entrar a la casa de él.

Ante esta actitud, dijo, entró casi por la fuerza a la casa y luego sobrevino la tragedia y el terror, pues al entrar en una de las habitaciones encontró la ropa y la bolsa de su esposa.

Luego, al bajar al sótano por unas escaleras de madera, lo que vio lo dejó paralizado, pues descubrió el cuerpo de su esposa destazado, por un momento pensó en matar a su vecino, pero cuando subió a buscarlo, ya se había dado a la fuga, pero finalmente fue detenido y encarcelado.



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TLALNEPANTLA, Méx. “Es falso, rotundamente falso que mi esposa era amante de don Andrés. Sí lo visitaba constantemente, pero por humanidad para hacerle de comer y ayudarlo en algunos quehaceres de la casa, ya que vivía solo y por su edad ya no podía hacer muchas cosas”.

Así, de manera rotunda lo manifestó en entrevista Bruno, esposo de la señora Reyna, quien habría muerto a manos del presunto asesino serial de Atizapán, Andrés “N”.

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Una vez preso, Andrés N declaró que asesinó a Reyna por celos, pues supuestamente tuvo una relación amorosa con ella y lo había amenazado con dejarlo.

En tono molesto por todo lo que se dice de la supuesta relación sentimental de su esposa, de 38 años, con Andrés “N”, de 72, Bruno reiteró que su cónyuge no era amante del sujeto, “yo siempre supe que lo visitaba continuamente en su domicilio porque ella misma me lo hacía saber y me comentaba que lo visitaba para ayudarlo en algunos de los quehaceres de la casa, pues por su edad muchas cosas ya no podía hacer”.

Incluso, agregó, “yo en varias ocasiones acompañé a mi esposa a la casa del señor Andrés, a quien estimaba y lo consideraba como un buen amigo, porque, al menos en apariencia, era un hombre tranquilo y bueno que me caía muy bien, por su nobleza.

“De verdad, sólo porque lo viví en carne propia, si me hubieran dicho, todo ha salido a la luz de don Andrés, su maldad y la sangre fría que tuvo para asesinar a tantas mujeres, no lo hubiera creído, porque, repito, lo tenía considerado como un hombre bueno e incapaz de hacerle daño a nadie.

“Sigo muy perturbado, no lo puedo creer, me resulta difícil de creerlo, siento que esto es una pesadilla, primero porque descubrí el demonio que escondía dentro don Andrés, y luego por la brutalidad con que asesinó a mi esposa, en verdad que el señor no rompía un plato, no lo puedo creer.

“El día en que asesinó a mi esposa, el pasado viernes 14 de mayo, como siempre solía hacerlo, mi esposa me habló por teléfono para avisarme que iba a la Ciudad de México en compañía de don Andrés para comprar mercancía para su negocio de accesorios y teléfonos celulares.

Sin ningún problema, porque eso era muy seguido, le contesto que estaba muy bien y que se fueran con mucho cuidado”.

Sin embargo, debido a que pasaron las horas y su esposa no llegaba a su casa ni le contestaba el teléfono, un tanto preocupado se trasladó a la casa de don Andrés para saber si estaba ahí o preguntarle si no la había visto.

De entrada, dijo, notó un tanto extraño y nervioso a don Andrés y luego surgieron muchas dudas y sospechas en él, pues le manifestó que no había visto a su esposa ni sabía nada de ella, cuando varios de sus inquilinos y la hermana de su esposa horas antes la habían visto entrar a la casa de él.

Ante esta actitud, dijo, entró casi por la fuerza a la casa y luego sobrevino la tragedia y el terror, pues al entrar en una de las habitaciones encontró la ropa y la bolsa de su esposa.

Luego, al bajar al sótano por unas escaleras de madera, lo que vio lo dejó paralizado, pues descubrió el cuerpo de su esposa destazado, por un momento pensó en matar a su vecino, pero cuando subió a buscarlo, ya se había dado a la fuga, pero finalmente fue detenido y encarcelado.



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