/ domingo 24 de julio de 2022

Por inflación, hasta la basura escasea en Argentina

Recolectores batallan para encontrar residuos para reciclar ante la caída del consumo de la población

BUENOS AIRES. Joaquín Rodríguez, un “cartonero” de 24 años, es una víctima impensada de la desaforada inflación de Argentina: por la crisis, cada vez encuentra menos residuos para reciclar al recorrer diariamente las calles de Lomas de Zamora, en los suburbios de Buenos Aires, con su inmenso carro.

La menor cantidad de basura no solo golpea a miles de argentinos pobres como Rodríguez que subsisten con la venta de plásticos, cartones o botellas de vidrio, sino que es un signo de la caída del consumo por la pérdida de poder adquisitivo de la población.

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“Cada vez juntamos menos (residuos). A la gente no le queda otra que hacer el mismo trabajo que nosotros: cada vez hay más cartoneros y menos residuos”, señaló Rodríguez, quien consideró que el cambio se observa desde mayo por la inflación.

Con una crónica escasez de divisas y un elevado déficit fiscal, Argentina no logra dejar atrás una prolongada crisis que se ahondó con la aún vigente pandemia de coronavirus y que ha golpeado las intenciones de ser reelecto del presidente Alberto Fernández.

Si bien la economía volvió a crecer en 2021, el futuro quedó envuelto en sombras por una inflación que este año llegaría al 76 por ciento, de acuerdo con el último sondeo entre expertos realizado por el banco central. En junio, la inflación fue del 5.3 por ciento y los analistas esperan que se acelere en julio.

La pobreza, que se había reducido al 37.3 por ciento de la población el año pasado, subiría al 40 por ciento en la segunda mitad de 2022, “básicamente por la inflación y porque no se está creando más empleo”, señaló Agustín Salvia, de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Según la consultora privada Focus Market, el consumo retrocedió en junio un 4.5 por ciento respecto del mismo mes de 2021 y acumula una baja del 2.4 por ciento en los primeros seis meses del año.

“Los negocios que antes sacaban dos veces al día cartón, a la mañana y a la tarde, sacan una sola vez al día, porque no hay ventas”, explicó Paola Godoy, de 40 años, en medio de inmensos fardos de plásticos, cartones y nailon que los recicladores cargaban sobre sus espaldas.

Godoy preside la cooperativa de reciclaje Jóvenes en Progreso, que produce bolsas de nailon con el material que los cartoneros recolectan en la puerta de comercios, mercados y casas de Lomas de Zamora. El cartón es vendido a 37 pesos por kilo (0.29 dólares al sobrevaluado tipo de cambio oficial) a grandes empresas.

Por la caída del poder adquisitivo, la clase media se vio obligada a modificar algunos hábitos: compra productos de marcas baratas, deja de consumir bienes considerados caros o cambia a sus hijos de escuelas privadas a públicas.

De acuerdo con Shila Vilker, directora de la firma Trespuntozero, el 89.3 por ciento de los argentinos tuvo que realizar recortes de gastos recientemente, principalmente en salidas, alimentos y ropa. Casi el 90 por ciento se vio obligado a reducir el consumo de carne vacuna, la base de la dieta de los argentinos.

El círculo de la pauperización se cierra en las calles, donde los restos escasean.

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“Una caja de leche, una cajita de huevos, aceite... ya no hay más eso en la calle. Desde mayo para acá empezó a bajar el material reciclable un montón. Antes se juntaban dos bolsones por día, hoy se junta medio bolsón”, aseguró Romina Peluffo, una cartonera de 43 años que es dirigente de la cooperativa de reciclaje Plaza Libertad, en Buenos Aires.

No hay datos oficiales actualizados sobre volúmenes generales de residuos. Dependiendo de la cantidad de horas que trabaje, un cartonero de Argentina puede ganar aproximadamente 30 mil pesos mensuales (233 dólares).

BUENOS AIRES. Joaquín Rodríguez, un “cartonero” de 24 años, es una víctima impensada de la desaforada inflación de Argentina: por la crisis, cada vez encuentra menos residuos para reciclar al recorrer diariamente las calles de Lomas de Zamora, en los suburbios de Buenos Aires, con su inmenso carro.

La menor cantidad de basura no solo golpea a miles de argentinos pobres como Rodríguez que subsisten con la venta de plásticos, cartones o botellas de vidrio, sino que es un signo de la caída del consumo por la pérdida de poder adquisitivo de la población.

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“Cada vez juntamos menos (residuos). A la gente no le queda otra que hacer el mismo trabajo que nosotros: cada vez hay más cartoneros y menos residuos”, señaló Rodríguez, quien consideró que el cambio se observa desde mayo por la inflación.

Con una crónica escasez de divisas y un elevado déficit fiscal, Argentina no logra dejar atrás una prolongada crisis que se ahondó con la aún vigente pandemia de coronavirus y que ha golpeado las intenciones de ser reelecto del presidente Alberto Fernández.

Si bien la economía volvió a crecer en 2021, el futuro quedó envuelto en sombras por una inflación que este año llegaría al 76 por ciento, de acuerdo con el último sondeo entre expertos realizado por el banco central. En junio, la inflación fue del 5.3 por ciento y los analistas esperan que se acelere en julio.

La pobreza, que se había reducido al 37.3 por ciento de la población el año pasado, subiría al 40 por ciento en la segunda mitad de 2022, “básicamente por la inflación y porque no se está creando más empleo”, señaló Agustín Salvia, de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Según la consultora privada Focus Market, el consumo retrocedió en junio un 4.5 por ciento respecto del mismo mes de 2021 y acumula una baja del 2.4 por ciento en los primeros seis meses del año.

“Los negocios que antes sacaban dos veces al día cartón, a la mañana y a la tarde, sacan una sola vez al día, porque no hay ventas”, explicó Paola Godoy, de 40 años, en medio de inmensos fardos de plásticos, cartones y nailon que los recicladores cargaban sobre sus espaldas.

Godoy preside la cooperativa de reciclaje Jóvenes en Progreso, que produce bolsas de nailon con el material que los cartoneros recolectan en la puerta de comercios, mercados y casas de Lomas de Zamora. El cartón es vendido a 37 pesos por kilo (0.29 dólares al sobrevaluado tipo de cambio oficial) a grandes empresas.

Por la caída del poder adquisitivo, la clase media se vio obligada a modificar algunos hábitos: compra productos de marcas baratas, deja de consumir bienes considerados caros o cambia a sus hijos de escuelas privadas a públicas.

De acuerdo con Shila Vilker, directora de la firma Trespuntozero, el 89.3 por ciento de los argentinos tuvo que realizar recortes de gastos recientemente, principalmente en salidas, alimentos y ropa. Casi el 90 por ciento se vio obligado a reducir el consumo de carne vacuna, la base de la dieta de los argentinos.

El círculo de la pauperización se cierra en las calles, donde los restos escasean.

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“Una caja de leche, una cajita de huevos, aceite... ya no hay más eso en la calle. Desde mayo para acá empezó a bajar el material reciclable un montón. Antes se juntaban dos bolsones por día, hoy se junta medio bolsón”, aseguró Romina Peluffo, una cartonera de 43 años que es dirigente de la cooperativa de reciclaje Plaza Libertad, en Buenos Aires.

No hay datos oficiales actualizados sobre volúmenes generales de residuos. Dependiendo de la cantidad de horas que trabaje, un cartonero de Argentina puede ganar aproximadamente 30 mil pesos mensuales (233 dólares).

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