/ martes 12 de marzo de 2024

Prospectiva

SEGURIDAD

Es el tema central de las campañas, ha costado muchas vidas y el gobierno mexicano no reacciona, no sabe cómo, no le entiende y no lo quiere hacer.

Con los juegos de palabras que rellenan horas y horas de transmisión todas las mañanas, sólo para mantener vigente la estrategia de victimización de parte del presidente y, por consecuencia los complementos de esta estrategia en los voceros del oficialismo, con tan sólo 10 días de iniciada las campañas de las candidaturas presidenciales, al tema de la Seguridad, hay que agregarle los nuevos números de crímenes dolorosos que no solo no disminuyen, siguen multiplicándose y como parte de la estrategia del oficialismo siguen procurando el mayor número de distractores, de discurso insulsos, del reclamo, sin sentido porque no hay como tapar el desastre que vive el país en materia de seguridad.

Tiene sentido que el tema ocupe las prioridades en la agenda y en los mensajes de los Candidatos presidenciales, también será tema en breve de los candidatos a los poderes legislativos, ayuntamientos y nueve gubernaturas que en total sumarán más de 20,000 candidatos en todo el país.

¿Qué sentido tiene para la estrategia del presidente López, mantener un mensaje de víctima y hacer lo posible porque todos menos él, sean los culpables del desastre que en materia de seguridad vive el país?

Lo hemos apuntado en anteriores colaboraciones, es un daño irreversible que se le ha hecho al país con la postura de abrazos, y no balazos, pero parece que a las tribus que manejan la agenda presidencial no les dieron los tiempos, no pudieron posicionar en la mente de los mexicanos que el culpable de la peor crisis de seguridad en la historia del país, sea un expresidente al que le acusan de haber usurpado la silla presidencial y a quien señalan como el responsable de esta crisis por haber declarado una guerra a los narcotraficantes.

Sólo que da la casualidad que ese presidente y esos señalamientos se refieren a quienes gestionaron el gobierno de la República en el sexenio que empezó en 2006, así es estimado lector; han pasado prácticamente tres sexenios; el que se refiere al que llaman el culpable de declarar la guerra, al sexenio con el que el actual presidente ha adquirido una especie de amnesia y de ese sexenio prácticamente no hay culpables de ninguna materia, de ningún tipo, en ningún momento y el sexenio que está por concluir y durante el cual sólo ha existido un argumento contundente: el culpable de la crisis de Seguridad de este país, según las versiones del actual gobierno federal y de la mayoría de los gobernadores del partido morena, tanto como de los legisladores de ese mismo partido.

El hecho es que con más víctimas o menos víctimas, con más discursos o menos discursos, no se puede ocultar que estamos ante el cierre del sexenio gubernamental en el que se le han abierto todas las posibilidades de dominio territorial a las organizaciones criminales.

Ante la indolencia gubernamental, las presiones de grupos afectados, de ciudadanos afectados, Autoridades policiacas que han sido sacrificadas en medio de las indefiniciones de la autoridad gubernamental.

Cuando este sexenio ha sido el de mayor presencia física en las calles y en las carreteras de personal armado, uniformado pero que da la impresión que no reciben más instrucciones que salir a pasear, agotar las jornadas de presencia de personal uniformado por todo el país sin que eso signifique reducir en ninguno de sus índices.

La inseguridad de los mexicanos y la desesperación es porque no se proponen soluciones ni se modifican criterios, simplemente se defienden con cifras y dispares que encaminan a la victimización del presidente y los candidatos de su partido.

En medio de la indolencia, el Episcopado mexicano, es decir, el conjunto de los Obispos mexicanos, responsables del gobierno de la Iglesia Católica en el país, convocan a los tres candidatos presidenciales para que suscriban un compromiso por atender las urgencias y los daños estructurales que han provocado que los mexicanos tengan miedo una vez que uno de los tres salga ganador del proceso y asuma como presidente del país.

Esta convocatoria de los señores obispos es especialmente trascendente, porque confirma que en la mente del presidente y de las autoridades respectivas del actual gobierno mexicano, no existe la menor intención de corregir las estrategias de seguridad y antes, al contrario, prefieren dejar vigente la estrategia de abrazos y no balazos porque eso significa darle continuidad a la relación permisiva con la que este gobierno ha dejado actuar a los delincuentes. Si su estrategia es así, por qué le habría de extrañar al presidente de México que tenga tantas reclamaciones, y, sin embargo, sigue pareciendo una simulación la presencia de personal uniformado en las calles como nunca en la historia, pero los índices de criminalidad no disminuyen.

Dicho de otro modo, los señores obispos han decidido asumir la tarea de atender la estrategia de seguridad a partir de una convocatoria amplia de participación ciudadana en todos los territorios de las diócesis en el país, y este lunes están convocados los tres candidatos presidenciales a firmar un compromiso; atender la urgencia por cambiar la estrategia de seguridad para que menos mexicanos vivan con miedo y dejen de estar en riesgo de ser víctimas de criminales que parece que actúan con permiso, con autorización, como si hubiera adquirido el derecho de mandar en grandes porciones de actividades económicas y productivas de los mexicanos.

La actitud de víctima del actual presidente parece ser parte de la estrategia que desvíe las reclamaciones a la actual candidata del partido Morena, significa una maniobra permanente de parte del presidente, para no permitir que se contamine la propuesta de la candidata que todos los días afirma su intención, de continuar, de ser la siguiente etapa de una transformación que nunca llegó y que por el contrario sólo ha venido a deteriorar la confianza de los mexicanos y a multiplicar el miedo por ser víctimas de la indolencia gubernamental.

Los compromisos que los obispos les proponen a los candidatos presidenciales, sólo contienen el propósito de respetar a los mexicanos en su libre tránsito, en su emprendimiento, en sus actividades formativas, productivas, recreativas.

Muchas promesas, seguiremos conociendo en voz de los candidatos de todas las representaciones políticas pero lo importante será que las autoridades electas asuman los compromisos y se dé un cambio de fondo a la triste realidad: el actual gobierno ha tenido explícitamente más compromisos con los delincuentes que con los ciudadanos.

Hasta la próxima en Prospectiva

José Gerardo Mosqueda Martínez

gmg@gerardomosqueda.com.mx

SEGURIDAD

Es el tema central de las campañas, ha costado muchas vidas y el gobierno mexicano no reacciona, no sabe cómo, no le entiende y no lo quiere hacer.

Con los juegos de palabras que rellenan horas y horas de transmisión todas las mañanas, sólo para mantener vigente la estrategia de victimización de parte del presidente y, por consecuencia los complementos de esta estrategia en los voceros del oficialismo, con tan sólo 10 días de iniciada las campañas de las candidaturas presidenciales, al tema de la Seguridad, hay que agregarle los nuevos números de crímenes dolorosos que no solo no disminuyen, siguen multiplicándose y como parte de la estrategia del oficialismo siguen procurando el mayor número de distractores, de discurso insulsos, del reclamo, sin sentido porque no hay como tapar el desastre que vive el país en materia de seguridad.

Tiene sentido que el tema ocupe las prioridades en la agenda y en los mensajes de los Candidatos presidenciales, también será tema en breve de los candidatos a los poderes legislativos, ayuntamientos y nueve gubernaturas que en total sumarán más de 20,000 candidatos en todo el país.

¿Qué sentido tiene para la estrategia del presidente López, mantener un mensaje de víctima y hacer lo posible porque todos menos él, sean los culpables del desastre que en materia de seguridad vive el país?

Lo hemos apuntado en anteriores colaboraciones, es un daño irreversible que se le ha hecho al país con la postura de abrazos, y no balazos, pero parece que a las tribus que manejan la agenda presidencial no les dieron los tiempos, no pudieron posicionar en la mente de los mexicanos que el culpable de la peor crisis de seguridad en la historia del país, sea un expresidente al que le acusan de haber usurpado la silla presidencial y a quien señalan como el responsable de esta crisis por haber declarado una guerra a los narcotraficantes.

Sólo que da la casualidad que ese presidente y esos señalamientos se refieren a quienes gestionaron el gobierno de la República en el sexenio que empezó en 2006, así es estimado lector; han pasado prácticamente tres sexenios; el que se refiere al que llaman el culpable de declarar la guerra, al sexenio con el que el actual presidente ha adquirido una especie de amnesia y de ese sexenio prácticamente no hay culpables de ninguna materia, de ningún tipo, en ningún momento y el sexenio que está por concluir y durante el cual sólo ha existido un argumento contundente: el culpable de la crisis de Seguridad de este país, según las versiones del actual gobierno federal y de la mayoría de los gobernadores del partido morena, tanto como de los legisladores de ese mismo partido.

El hecho es que con más víctimas o menos víctimas, con más discursos o menos discursos, no se puede ocultar que estamos ante el cierre del sexenio gubernamental en el que se le han abierto todas las posibilidades de dominio territorial a las organizaciones criminales.

Ante la indolencia gubernamental, las presiones de grupos afectados, de ciudadanos afectados, Autoridades policiacas que han sido sacrificadas en medio de las indefiniciones de la autoridad gubernamental.

Cuando este sexenio ha sido el de mayor presencia física en las calles y en las carreteras de personal armado, uniformado pero que da la impresión que no reciben más instrucciones que salir a pasear, agotar las jornadas de presencia de personal uniformado por todo el país sin que eso signifique reducir en ninguno de sus índices.

La inseguridad de los mexicanos y la desesperación es porque no se proponen soluciones ni se modifican criterios, simplemente se defienden con cifras y dispares que encaminan a la victimización del presidente y los candidatos de su partido.

En medio de la indolencia, el Episcopado mexicano, es decir, el conjunto de los Obispos mexicanos, responsables del gobierno de la Iglesia Católica en el país, convocan a los tres candidatos presidenciales para que suscriban un compromiso por atender las urgencias y los daños estructurales que han provocado que los mexicanos tengan miedo una vez que uno de los tres salga ganador del proceso y asuma como presidente del país.

Esta convocatoria de los señores obispos es especialmente trascendente, porque confirma que en la mente del presidente y de las autoridades respectivas del actual gobierno mexicano, no existe la menor intención de corregir las estrategias de seguridad y antes, al contrario, prefieren dejar vigente la estrategia de abrazos y no balazos porque eso significa darle continuidad a la relación permisiva con la que este gobierno ha dejado actuar a los delincuentes. Si su estrategia es así, por qué le habría de extrañar al presidente de México que tenga tantas reclamaciones, y, sin embargo, sigue pareciendo una simulación la presencia de personal uniformado en las calles como nunca en la historia, pero los índices de criminalidad no disminuyen.

Dicho de otro modo, los señores obispos han decidido asumir la tarea de atender la estrategia de seguridad a partir de una convocatoria amplia de participación ciudadana en todos los territorios de las diócesis en el país, y este lunes están convocados los tres candidatos presidenciales a firmar un compromiso; atender la urgencia por cambiar la estrategia de seguridad para que menos mexicanos vivan con miedo y dejen de estar en riesgo de ser víctimas de criminales que parece que actúan con permiso, con autorización, como si hubiera adquirido el derecho de mandar en grandes porciones de actividades económicas y productivas de los mexicanos.

La actitud de víctima del actual presidente parece ser parte de la estrategia que desvíe las reclamaciones a la actual candidata del partido Morena, significa una maniobra permanente de parte del presidente, para no permitir que se contamine la propuesta de la candidata que todos los días afirma su intención, de continuar, de ser la siguiente etapa de una transformación que nunca llegó y que por el contrario sólo ha venido a deteriorar la confianza de los mexicanos y a multiplicar el miedo por ser víctimas de la indolencia gubernamental.

Los compromisos que los obispos les proponen a los candidatos presidenciales, sólo contienen el propósito de respetar a los mexicanos en su libre tránsito, en su emprendimiento, en sus actividades formativas, productivas, recreativas.

Muchas promesas, seguiremos conociendo en voz de los candidatos de todas las representaciones políticas pero lo importante será que las autoridades electas asuman los compromisos y se dé un cambio de fondo a la triste realidad: el actual gobierno ha tenido explícitamente más compromisos con los delincuentes que con los ciudadanos.

Hasta la próxima en Prospectiva

José Gerardo Mosqueda Martínez

gmg@gerardomosqueda.com.mx

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